Veintisiete.

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Me encontraba en la estación de buses esperando que pasara el correspondiente para subirme en él, se demoró aproximadamente treinta minutos en llegar a la parada, al igual que yo había más gente esperando subir en el ya que tiene un recorrido bastante particular y es el único que llega hasta donde yo iba. Me senté en medio, encontrando justo un asiento que daba a la ventana, me puse los auriculares para tratar de ocultar con música mis nervios. ¿Y si ya no sigue viviendo ahí? Lo medite varias veces, pensé incluso en bajarme arrepintiéndome de la decisión que había tomado, pero ya estaba en el autobús y mi mente iba con un objetivo claro, el que estaba fallando era mi corazón.

Una hora y media me tomó llegar hasta el lugar exacto en donde debía bajarme, escuche un disco completo de Beyonce. Miré a mi alrededor reconociendo el lugar, camine aproximadamente cuadra y media para pararme frente a la inmensa casa en la que vivía Satoru, logré ver su camioneta aparcada en el patio trasero de esta, suspiré aliviada, por lo menos seguía aquí.

Te puedes arrepentir todavía. El pensamiento pasó fugaz por mi mente al ver como el portón de la casa se encontraba abierto, sin embargo, decidida entre cerrando la reja a mis espaldas. Ya no había vuelta atrás. Caminé unos veinte pasos hasta llegar a la puerta de entrada, frente a ella mis manos comenzaron a sudar horriblemente, ¿por qué esto era tan difícil? Puse en duda en si tocar el timbre o dar golpes en la puerta... por su puesto que el timbre, por algo estaba ahí. Con mi dedo tembloroso lo acerqué hasta el botón de color plateado a un costado de la puerta, ya no había vuelta atrás, sentí como sonó por toda la casa.

No hubo respuesta, pensé en salir corriendo, me giré en dirección a la salida, pero la puerta se abrió a mis espaldas, me giré en el mismo lugar para quedar frente a la persona que me observaba impactado.

- ¿___________? -preguntó mencionando mi nombre ¿y ahora qué se supone que debo decir?

-Hola -dije casi en un susurro- em... bueno... yo... este... -Definitivamente debería haber salido corriendo-

-Pasa -Dijo con una media sonrisa y se hizo a un lado dándome paso para entrar a su casa. Me quité los zapatos dejándolos en una pequeña cajonera en la entrada. Aun con el cuadro agarrado en mis manos camine hasta el living. Observé con detenimiento el lugar, completamente ordenado y olía a lavanda, al parecer había hecho recién el aseo. - ¿Quieres algo de beber?

-Té, un té estaría bien, gracias. -Vi como desapareció por un pasillo. Me acerqué a un cuadro que estaba sobre un mueble, Suguru salía en aquella foto, sonriendo mientras bebía una cerveza junto a un Satoru también muy alegre. Sentí sus pasos acercarse nuevamente hacía donde me encontraba, dejó sobre la mesa de centro la taza de té mientras me invitaba a tomar asiento, el hizo lo mismo, pero se sentó en el sofá de al lado. Hubo un enorme silencio por alrededor de cinco minutos, decidí tomar la iniciativa -Supongo que se te hace raro verme aquí.

-Un poco -contesto inmediatamente-

-La verdad es que vine a dejarte esto -le acerqué el cuadro, el lo tomó con un poco de duda-

- ¿Qué es? -preguntó aún mirándome-

-Ábrelo y lo sabrás -sonreí de medio lado para darle un poco de confianza y a la vez darme confianza a mi misma. Satoru hizo caso a lo que dije e inmediatamente rompió completamente el papel de este dejando a la vista el cuadro que hace meses había pintado de sus ojos. Nuevamente tenía la expresión de sorpresa en su rostro.

-No lo tiraste a la basura -mencionó sin dejar de ver el cuadro-

-No pude, ya me había ido cuando lo enviaron al departamento. Ieiri lo guardó todo este tiempo. En todo caso, hubiera sido un desperdicio tirarlo a la basura, el cuadro es bonito -mencioné sinceramente-

- ¿Por qué me lo entregas? -preguntó ahora quitándole la vista al objeto para volver su vista a mi-

-Supongo que necesito cerrar esa etapa -Me dolió el pecho decir eso, la punzada se intensificó llegando hasta el corazón. Satoru no dijo nada, simplemente agachó la cabeza un poco, pero mantuvo la compostura. Se puso de pie con el cuadro en la mano mientras subía las escaleras. Me miró con una sonrisa dándome una señal para que lo acompañara. Lo seguí a sus espaldas, llegó hasta su habitación viendo como se adentraba en ella, yo me quedé observando en el marco de la puerta, lo había acomodado sobre el respaldo de su cama sacando el cuadro que tenía ahí puesto anteriormente.

- ¿Qué tal se ve? -preguntó-

-Bastante egocéntrico de tu parte -Bromee. El se rio de igual forma. Lo observé mientras sonreía, el notó mi mirada e hicimos contacto visual unos segundos -Creo que es hora de que me vaya -El no objetó y simplemente me acompañó a la salida.

Nuevamente los pensamientos invadieron mi mente, ambos nos despedimos y cerró la puerta al momento de yo salir de su casa. Comencé a caminar de vuelta a la parada de autobuses, pero mis piernas estaban débiles, caminaba a rastras con un nudo en la garganta, cada vez que más avanzada me costaba mas dar el siguiente paso, era como si algo me estuviera reteniendo porque simplemente no me quería ir, pero ya me había marchado. Satoru si había cambiado, Ieiri tenía razón, ya no era el mismo que conocí.

Tomé mi teléfono celular, tenía un mensaje de Ieiri enviado hace diez minutos... ''Éxito'' era lo único que decía, pero fueron esas simples palabras las que me hicieron tomar una decisión. Miré en dirección opuesta a la que estaba volviendo en retorno a la casa de la que me había marchado hace unos minutos. A grandes zancadas avancé, ya no me costaba caminar. Me paré en frente de la puerta e ignorando completamente el timbre, esta vez toqué con mis nudillos la madera. La puerta se abrió casi de inmediato, Satoru tenía lagrimas en los ojos, acerqué una de mis manos a su rostro para limpiar con mi pulgar cada una de las lagrimas que brotaban de aquellos azulejos vibrantes que me miraban con dolor, con inocencia y debilidad.

-La verdad es que no quiero cerrar esa etapa, sólo quería verte y no sé si tu estas dispuesto a... -dije rápidamente, pero fui interrumpida porque Satoru me tomó de la mano y de un tirón me atrajo a él fundiéndome en un abrazo.

-Te amo... y esta vez no voy a ser un estúpido -Susurró cerca de mi oído lo suficientemente audible como para que yo lo escuchara. Se separo de mi para mirarme directamente a los ojos mientras sonreía -Estoy total y perdidamente enamora de ti _________ Hattori.

-Y yo de ti, pero eso ya lo sabías -sonreí, el tomó mi rostro con ambas manos acortando la distancia entre ambos, meciendo nuestros labios en un perfecto complemento, esta vez de una forma diferente, con amor y madurez.

Satoru cerró la puerta a mis espaldas mientras me cargaba como cual príncipe cargaba a su princesa.

-No quiero pasar ni un solo segundo más lejos de ti -dijo casi con un tono desesperado. Me llevó hasta su habitación, el resto ya es historia e imaginación. 

Trato equivocado | Satoru Gojo jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora