Nueve.

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-Tengo una idea espectacular –Dijo Suguru mientras caminábamos juntos a la cafetería- Bueno, Satoru también aportó, pero yo soy la cabeza en todo esto.

- ¿De qué estás hablando Suguru? -Me reí mientras observaba como intentaba explicar que él era el autor intelectual de esa idea-

-Este fin de semana es largo ¿cierto? -me miró, habíamos entrado a la cafetería, nos sentamos en una mesa frente a una ventana que daba al patio del colegio-

-Cierto -respondí observando de lejos los pastelillos que se veían en el estante de vidrio, me comería uno de merengue-

-Podemos ir al lago, Satoru ofreció la casa de verano. Será entretenido -comentó emocionado, yo lo miré dudosa sin embargo no era una mala idea, la próxima semana la teníamos libre de pruebas y trabajos, quizás un fin de semana de relajo no estaría mal.

-Acepto –sonreí- pero tengo una duda

- ¿Cuál?

- ¿Pueden ir Ieiri y Nanami?

-Claro que si -respondió- pero ¿Nanami querrá ir?

-Estoy segura que sí -comenté pensando que ahora que ya terminó todo lo de Ieiri y Satoru el aceptaría a pasar tiempo con todos. Comimos pastelillos, luego de eso Suguru se despidió dejándome sola ya que él tenía otra clase ahora. Ieiri y Nanami tendrían clases hasta tarde y yo ya había terminado la jornada así que no podía esperarlos para irnos juntos a casa por lo que decidí irme sola. Tomé mis cosas y comencé a caminar hacía la salida de la universidad, no era tan tarde, eran recién las cinco de la tarde y aún había luz de día así que decidí caminar, no tardaría más de media hora. Alcancé a caminar dos cuadras para cuando me lo encontré de frente, Naoya Zenin estaba recostado en un árbol mientras me veía fijamente.

-Hola –dijo totalmente casual, yo no dije nada y simplemente seguí caminando pasando a un lado de él, comenzó a caminar detrás de mí.

- ¿Qué quieres? -pregunté girándome hacía el, tenía una sonrisa en el rostro-

-No contestas mis mensajes –trato de tocar un mechón de mi cabello, inmediatamente me hice a un lado esquivando su tacto. Su sonrisa desapareció.

- ¿Por qué Naoya? ¿Por qué regresas a mi vida?

-Porque te extraño -un escalofrio recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras-

-Han pasado dos años... -dije casi en un susurro-

-Pero sigo enamorado de ti

-Eso no es amor, acaso olvidas todo lo que me hiciste –me interrumpió-

-Tú me obligaste a hacerlo, querías dejarme, si no hubieras terminado conmigo no hubiera pasado nada -Él estaba enfermo, comenzó a acercarse a mí, yo inmediatamente di un paso hacia atrás- Siempre vas a ser mía ¿acaso no lo comprendes?

-No Naoya, yo no soy tuya, por favor déjame en paz, supéralo ya no tenemos nada –él me tomó de los hombros, quedé estática al sentir el contacto-

-No digas eso, lo podemos arreglar -intentó besarme, pero yo lo empujé, lo hice enfurecer, lo noté en sus ojos porque se acercó nuevamente a mi tomándome de los brazos apretándolos fuerte, estábamos en medio de la calle, traté de buscar con la vista alguna persona que pudiera socorrerme, pero no había nadie y sólo pasaban autos, ninguno se iba a detener era una avenida por ende pasaban a más de 100km por hora.

-Por favor no hagas nada estúpido, Naoya hablemos por favor –dije casi llorando, el comenzó a apretar más fuerte mis brazos, comenzó a besarme a la fuerza, apreté mis ojos con fuerzas, decidí darle un golpe en medio de las piernas sin embargo no lo detuvo, me dio una bofetada que sentí como si hubiera sido un puñetazo porque caí al suelo y el líquido rojo brotó de inmediato, me había roto la comisura del labio.

Trato equivocado | Satoru Gojo jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora