Veintiséis.

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Al llegar nuevamente al departamento tenía varios mensajes de Suguru, mensajes que no había sentido porque había estado ocupada de mostrarle un poco lo que es la ciudad a Anthony.

''No me vas a cambiar por ese tal Anthony ¿cierto?'' ''Lo siento, no quise sonar así de posesivo'' ''Bueno, no lo siento tanto, si estoy celoso'' '' ¿Todavía somos mejores amigos?''

Me reí al ver como cambiaba de un estado de animo a otro con tan sólo un par de mensajes, decidí llamarlo por teléfono, contesto al tercer tono.

''Sí Suguru, todavía somos mejores amigos'' Fue lo primero que dije antes de que el pudiera hablar.

''No tengo de que preocuparme entonces'' mencionó.

''Anthony vino porque yo lo invité, no quería ir sin pareja al matrimonio''

'' ¿Yo no estaba contemplado como tu acompañante?'' Lo dijo en un tono bastante serio y sentimental a la vez, podía imaginar la cara que estaba poniendo.

''Pensé que tal vez si tendrías pareja''

''Ahora tendré que ir con Satoru'' Me sorprendí al escuchar eso.

'' ¿Satoru está invitado?'' pregunté de inmediato, hasta donde yo sabía no estaban teniendo una muy buena relación con Ieiri y Nanami por, bueno, por todo lo que había pasado.

''Si ¿no te lo dijeron?'' Hubo un silencio, supuse que se había arrepentido de haberme dicho porque podía sentir su respiración nerviosa a través del auricular.

''No tenía ni idea''

''Lo lamento, creo que metí la pata''

''No, no te preocupes. Está bien, no me molesta'' Y sinceramente no me molestaba.

''Tengo que colgar, te mando un abrazo y espero que nos veamos pronto''

''Por supuesto, te mando otro abrazo de vuelta, buenas noches''

Terminada la llamada me metí a la ducha. Abrí el grifo dejando caer el agua caliente directo en mi espalda recorriendo un pequeño escalofrío por toda mi columna vertebral al sentir tan placentera sensación, cerré los ojos mientras masajeaba mi cabello con el shampoo, por un instante Satoru nuevamente apareció en mis pensamientos y no hice nada más que suspirar. Sé que todo lo que sentí por el aún seguía guardado en mi corazón, no era algo tan fácil de arrancar y por más que lo intenté fuera del país, siempre se me hizo tan imposible. Se metió tan dentro de mi que sacarlo de raíz es complicado. Sé también que el tiempo a pasado y todo cambió siguiendo su curso normal, probablemente él siga igual que siempre, el conquistador de masas y mujeres que se cautivan tal cual lo hice yo, pero no estaba arrepentida de nada a pesar de todo, a pesar del dolor diario en mi pecho, estar lejos de él, de todos no fue fácil, pero me hizo sanar y amarme un poco más a mi primero.

Mi alarma informaba que ya era el día siguiente, me estiré sobre la cama aun dudando de que realmente estaba aquí en japón, pero no era un sueño, era la realidad y la realidad me informaba que debía levantarme porque Ieiri estaba gritando desde la sala que el desayuno estaba listo, como en los viejos tiempos. Me acerqué a ella para darle un pequeño abrazo.

-Debo decir que es primera vez que me alegra sentir tus gritos -mencioné mientras tomaba asiento para prepararme un café-

-Se supone que yo debería regañarte porque no tomaras desayuno, pero estas haciendo todo lo contrario -mastiqué un pan con una sonrisa.

-En egtagos unigos aprengi a comar desaguno a diario...

-Claramente la costumbre de hablar con la boca llena no se le a quitado -mencionó Nanami elevando una de sus cejas.

- ¡Buenos días a todos! -Apareció Anthony por la puerta de entrada, traía una bandeja en las manos.

- ¿Fuiste a comprar tu solo? -pregunté con duda y el asintió mientras sacaba pastelillos para acompañar el desayuno- Impresionante -dije-

La mañana pasó rápido, Nanami había salido a terminar un papeleo en el registro civil y Anthony quiso acompañarlo, a pesar de tener personalidades distintas se habían llevado muy bien, a Nanami le interesaba mucho todo lo que el conversaba acerca del país Norte Americano, por lo tanto, yo me quedé en casa junto a Ieiri. Ella entró a mi habitación mientras yo terminaba de ordenarla, traía algo en sus manos envuelto en papel Kraft. Supe lo que era enseguida.

-Lo enviaron aquí unas semanas después de que te fuiste -dijo mientras lo dejaba sobre la cama- Habías dicho que lo tirara a la basura, pero supuse que lo dijiste en un arrebato.

-En ese momento no lo sentía así -bromee sin dejar de mirar aún el cuadro envuelto-

- ¿Qué harás con él?

-Dárselo al dueño, al fin y al cabo, él fue la inspiración -me encogí de hombros-

-Invitamos a Satoru a la boda -mencionó no tan convencida de habérmelo dicho-

-Lo sé, Suguru me comentó algo.

- ¿No te molesta? -negué con la cabeza mientras le sonreía-

-Las diferencias o conflictos que tuve con Satoru ya están en el pasado y son entre él y yo, no tenías por qué odiarlo para siempre, a pesar de todo era un buen amigo.

-A cambiado bastante -mencionó, me quedé en silencio por lo cual ella procedió a seguir hablando- desde que te fuiste, cambió totalmente. Incluso maduró, lo cual yo creía imposible -se río un poco-

- ¿Por qué me cuentas eso? -pregunté, ella se acercó a mi lado y me dio un pequeño abrazo-

-Porque pienso que deberías saberlo -Sonrió de medio lado y se acercó a la puerta de mi habitación para salir- Voy a salir un momento, me avisas para saber si almorzamos juntas o no -Me guiñó un ojo y salió dejándome sola en la habitación junto al cuadro. Luego de pensar un par de minutos, tomé el cuadro y salí del departamento con un destino claro. 

Trato equivocado | Satoru Gojo jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora