24. Castigo

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Ran me miraba a los ojos y desviaba la mirada al piso de vez en cuando pero seguía sin decir una sola palabra.

— Haitani respóndeme — dije molesta.
— Pff! Ja — se burló— digamos que me ordenaron cuidarte en Paris pero al final me fui porque no soportaba verte con el costurero.
— ¿Estuviste en el mismo hotel?
— Si ¿a qué vienen tus preguntas? ¿Crees qué yo sería tan hijo de puta para llamarte y molestarte como lo hace tu acosador? — habló enojado.
— No lo sé Ran... Discúlpame si eso te ofende pero no puedo confiar en nadie.

Soltó un leve suspiro y palmeó la cama indicando que me sentara a su lado. Por mi parte yo me senté con él sin mirarlo a la cara.

— ¿Te gusto el regalo que te dejé? — ocultó su rostro.
— ¿Cuál regaló? — dije sorprendida.

Él me miraba con un brillo de esperanza y me dedicó una sonrisa sincera.

— Me gusta más como te ves de negro — dijo tranquilo.

En mi mente apareció la nota que encontré en donde se suponía Mitsuya me había enviado el vestido para ir a los campos de lavanda.

" Él había puesto uno azul pero quiero ver cómo te ves de negro"

¿Fuiste tú el que puso el vestido color negro?

Hable sorprendida mientras su rostro a pesar de mantenerse inmóvil me mostraba un poco de felicidad.

— Perdón si te cause problemas con el costurero — cerro los ojos y suspiro — solo quería hacer cosas lindas por ti y ya — enrojeció — no hagas más preguntas.
— Está bien Ran — sonreí — voy a dormir así que...
— ¿Puedo dormir en la sala? Tengo miedo de que alguien quiera entrar y dejarte expuesta.
— Quédate pero no hagas nada extraño.
— Está bien Fugi, gracias.

Se levantó de la cama y salió de mi habitación.

Antes de quedarme dormida pensaba si él en verdad se había enamorado de mi con tan pocos encuentros furtivos o solo lo sentía porque no caí a sus pies como las demás chicas, porque tal vez lo provoqué y lo lastime al no corresponderle y su amor en realidad era una muestra de lo herido que quedó su ego.

Seguí dándole vueltas al asunto hasta quedarme profundamente dormida.

....

Desperté abriendo los ojos con algo de pesadez y y tallándome un poco para poder abrirlos, bostecé y me encontré con Ran recargado sobre la cama mientras dormía.

— Ran — lo moví — ¿qué haces aquí?

Él abrió los ojos y bostezó hasta que noto mi rostro lleno de duda.

— L-lo siento — dijo levantándose de repente — ¡carajo!

Reí por la manera torpe en la que aún se movía y me cubrí el rostro con la colcha pues me daba algo de vergüenza que me mirara recién despierta.

— ¿Qué hacías dentro de mi habitación? — dije asomando los ojos por la colcha.
— Gritaste durante la noche mi nombre unas dos veces así que creí que necesitabas ayuda pero sólo tenías pesadillas.
— ¿Decía tu nombre? ¿Solo dije tu nombre o dije más cosas? — achine los ojos.
— No. Solo decías "¡Ran! Regresa yo te amo por favor, casémonos" — dijo burlón — y subí pensando que era una propuesta y no... Estabas dormida.

Entre cerré los ojos buscando la mentira en sus palabras hasta que me sonrió con los dientes y me dio un pequeño golpe en la frente con su dedo.

— Es mentira Fugi, solo gritaste mi nombre un par de veces y creí que me necesitabas.
— Gracias Haitani — me senté sobre la cama — últimamente tengo pesadillas.
— ¿Por qué? Siento que la situación de acoso por la que estás pasando te está atormentando demasiado pequeña Fugi — tocó mi frente — deberías mudarte a Kioto con tu abuelo.

EXCLUSIVA (Mitsuya Takashi x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora