Subí a la blanca camioneta de Sandra, la chica me miraba de reojo, cerré la puerta y mire como su rostro mostró un ligero cambio; se debatía entre preguntar, callar o fingir que nada pasaba.
—¿Quién era la chica con la que hablabas? —Pregunte colocandome el cinturón de seguridad.
—¿Qué chica? Normalmente hablo con muchos chicos y chicas. Soy como un imán Bisexual. —Dijo antes de poner en acción la camioneta.
—La chica por la que me dejaste sola con un desconocido— Ella ya había salido a carretera así que no me desvió la mirada pero yo que si podía hacerlo clavé mi vista en ella.
—Es bueno socializar —dijo dandole un trago a su termo negro, posiblemnete llevaba algo de vodka en el; decía que era su manera de soportar la mierda de vida que le había tocado. Claramente no podía hablar mientras bebía y era fácil de saber que esa era su táctica, tení más tiempo para pensar de mejor manera sus palabras.— El humano es un ser sociable. Deberías saberlo; acostumbro decírtelo todos los días.
—Bueno, Gracias. —Desvío su mirada solo un segundo a mi, luego devuelta al frente— Ahora tengo una cita con un desconocido que se cree el protagonista de K-dramas.
Cuando termine de hacer ver mi disgusto ella volvió a verme, esta vez si giro su rostro por completo debido a que nos encontrábamos en un alto. Su rostro exigía una explicación; así era ella, muy expresiva.
—¿Vas a tener una cita? —asentí con un ruido— ¿Y porque tienes esa mala cara?
—Porque no quería ninguna cita en estos momentos —bufé, el semáforo cambió a verde y solo así Sandra dejó de mirarme— Y porque es un pesado. Se cree un don Juan.
—¿Entonces por qué vas a tener una cita con él?
—Porque si
—¿Por qué?
—Porque si —dije, no sabía cómo tomaría que tuviera una cita por dinero, era una persona difícil y a la vez fácil de descifrar.
—¿Y si somos honestas? —bufé.
—Deja de utilizar tu psicología en mi.
—No es psicología, es mi sexto sentido de amiga —Sonreí a la par que negaba.
—a.
—Gracias por tu valiosa respuesta —habló con ironía, yo rodeé los ojos.
—Gracias por traerme a casa —conteste. La camioneta estaba ya aparcado delante de la casa.
—Adelante —me dedico una cálida sonrisa. No insistiría con el tema; respetaba mi silencio.
—No es nada grave —algo en mi interior me llevó a mentir. Mantuve mi vista al frente, no quería ser psicoanalizada— Solo me gano la curiosidad; Quería saber qué se siente tener una cita. Con quién sea, pero no esperaba que él "quien sea" sea un chico tan exasperante.
Aunque en un inicio comenzó como una mentira, algo en mi interior se revolvió y era mi subconsciente preguntándome "¿Y que se siente?"
—Podrías tenerla conmigo —bromeó para que yo evitase meterme en líos mentales. Me conocía tan bien.
Le agradecí mentalmente aquello.
—No cuentas —respondí.
—Gracias
—Tu me amas —dije abriendo la puerta.
—Como nadie más en este mundo.
—Le diré a papá y mamá —bromeé— Se abrirá un duelo.
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La última y nos vamos
Teen FictionEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...