Habían ya transcurrido dos semanas y días desde esa cita donde me hice pasar por su novia, la chica salió al tema tal vez dos veces pero era un tema tan trivial al que no se le dió tanta importancia. A pesar de que no habíamos tenido ni una cita más, Nail seguía pegado a mi y a Sandra a más no poder. Solíamos compartir la mayoría de nuestros descansos a excepción de los días jueves que solo compartimos 10 minutos con Nail por lo que me pude percatar compartimos los mismos horarios de descanso con los de administración de empresas del último año, dondé podía ver a los rubios que habían disfrutada de mi "ridículo" con Nail, eran claras sus miradas de despreció hacía mi y ese día en especial Sandra no lucía con el mejor humor.
Él grupo que había dado 500 dólares a la cita pasaba a nuestro lado soltando comentarios despectivos que mi mente bloqueó. Según mi psicóloga una de las cosas que podía hacer era eso, evitarlo y bloquearlos, no darles gusto. Pero Sandra se estaba cansando de ellos.
—Yo estoy a nada de comermelos vivos —rugió con molestia.
—Ignoralos —pedí.
—Llevan todo el año jodiendo —dijo clavando su vista en ellos, quienes se acababan de sentar en la mesa de al lado.
—No los había notado —respondí mirándolos. Y era verdad, desdé que pasó lo de la cita fue cuando empecé a notarlos en todos lados.
—Pero yo sí.
—¿Cuántos pupitres habrá roto ya? —esa pregunta sonó más fuerte y no era para menos, estaban volteando a verme.
Sandra se puso en pie y estampó sus manos en la mesa.
—Haber si ya se callan —exclamó con gran molestía captando la atención de otras mesas— Estamos aquí para estudiar y de sus estupidas bocas solo salen estupideces de gente idiota.
Los rubios la miraron con cierta gracia y empezaron a susurrar entre ellos.
Algunos otros que habían escuchado aquello también lo hicieron, y unos más volvieron a lo suyo.
—Mi niña tiene garras —dijo Nail, su voz logró sacarnos una sonrisa.
Aunque no me gustaba admitirlo, Nail logró ocupar un pequeño lugar en mi.
—Me tienen hasta el culo —comentó Sandra.
—A todos —contestó sentándose— Hola.
Esta vez se giró a verme.
—Hola —saludé.
Nail estaba apuntó de añadir algo cuando una chica tocó su hombro. Se giró y tras un ligero cambió de palabras se disculpó con nosotras y se levantó para ir a con la chica. Camino unos cuantos pasos para que dejaramos de escucharlo pero igual podíamos verlo.
—Deberías darte prisa —susurró Sandra quien comenzaba a mostrarse inquieta.
—¿Prisa con qué? —mi atención volvió a ella pero ella miraba a Nail.
—Con Nail, últimamente las chicas le llueven —hizo un puchero y dejó sus apuntes a un lado.
—Y él las espanta sin siquiera intentarlo —bromeé aunque era bien sabido por ambas que Nail no era el más afortunado con las chicas.
—Hombre fiel —dijo con una sonrisa. Mi mirada hizo que la borrará con una mueca.
—¿Fiel a la soltería?
—Nay.
—Dejá de ver cosas donde no las hay.
—Bien —protestó y se puso de pie— Pero han tenido citas...
ESTÁS LEYENDO
La última y nos vamos
Teen FictionEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...