Sandra y yo nos habíamos adelantado al lugar. Su hermano siempre tocaba en un gran bar del lugar. El "American Beach" siempre fue una gran atracción turística llena de gente refinada por lo que el dúo que tocaría esa noche aprovechaba antes de las vacaciones que llenaban el lugar. Esta noche no lucía como el bar tan sofisticado que era, ni los alrededores, muy pocos mantenían la esencia original.
Sandra y yo habíamos llegado media hora antes que el primer grupo empezará. El lugar estaba lleno de jóvenes muy diversos, la mayoría si eran rubios y delgados pero no muchos eran de aquí, tal vez era eso por lo que tanto me gustaba venir. Este evento era demasiado conocido ya por varios, algunos viajaban para ver a algunos grupo y bandas tocar, los cantantes eran anunciados a inicio de año y el mes siguiente empezaba la venta, solo personas con boletos y huéspedes podían asistir al evento.
Que Sandra sea hermana de uno de los cantantes nos daba algunas ventajas. Por ejemplo estar ya dentro o el haber entrado desde los 15 años.
Mi mirada estaba perdida en el lugar. Este era uno de mis días favoritos del año, mientras otros veneraban navidad, hallowen, acción de gracia o el dia de los enamorados yo mantenía mi fascinación por el lugar.
—Cierra la boca —rió Sandra. Aún ni siquiera habíamos entrado— Vienes todos los años, dos veces.
—Si se presentaran más veces vendría —dije con una sonrisa.
La entrada se encontraba llena de gente, gente que aún faltaba por entrar. Como siempre Sandra y yo nos desviamos a donde uno de los organizadores del evento quien se encontraba riñendo a otra persona.
—Hola, Federico —saludó Sandra. El joven dejó de hablar con la persona y se giró a verme.
—Fue un lió meter a tu amiguito —le riño a Sandra— Cosas de últimos minutos no nos vienen bien.
—Lo siento —dijo con una sonrisa en el rostro— ¿Podemos pasar?
—Adelante —dijo y caminamos entrando al lugar, pero solo unos cinco pasos su voz nos detuvo— Nada de alcohol para ti. —Sandra le miró con mala cara— Órdenes de tu hermano. Ya dio señas de ti.
Sandra le riño solo unos segundo porque luego un grupo de personas volvió a acaparar su atención. Sandra soltó un quejido una vez volvió conmigo.
—¿Sin alcohol? ¿Qué daño les he hecho yo?
—Ni idea —seguí su juego— ¿Entramos? ¿A qué horas tocan los primeros?
—En 10 minutos —mirá el reloj de su celular y hace una mueca— Te embobaste cinco minutos más que la última vez.
La empuje con un deje de diversión y continuamos con nuestro andar.
El bar donde tocarían estaba decorado con luces neón y había pequeños puestos donde vendían cosas en estas tonalidades; blusas, pancartas, banderillas, como si fuese un concierto.
Sandra se detuvo frente a un puesto pero optó por no comprar nada, al parecer no había nada de su hermano, eso le sacó otra mueca.
—¿Tan de malas por la falta de alcohol?
—¿Habrá otra cosa que me ponga de malas?
—Encontrarás la solución.
—Si, supongo —sonrió y continuamos con el andar.
Una vez entramos al bar este lucía más grande que el año pasado y eso que se encontraba atiborrado de gente; todas en sus respectivas mesas charlando en lo que esperan al presentador que sigue revisando unos papeles en medio del escenario.
ESTÁS LEYENDO
La última y nos vamos
Novela JuvenilEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...