—Hola —Saludó.
—¿Ya te han liberado? —cuestionó intentando bromear pero mi tono resultó tan seco que Nail alzó una ceja.
—¿Por qué tan molesta? —ruedo los ojos y él ríe— Pensé que ya habíamos pasado esta etapa.
Enarco una ceja y él se acerca a tomarme por los hombros. Me remuevo ligeramente incómoda y él comienza a caminar, conmigo a su costado.
—Yo siempre estoy molesta en tu presencia —comentó por decir algo. Él rió de una forma sonora, negué y seguí con el camino.
—Claro —dijo en tono socarrón.
—¿A dónde vamos? ¿Dónde queda tu compañía? —comencé a buscarla con la mirada, si era como la última vez estaría cerca viéndonos.
—¿Te has metido mucho en tu papel de novia? ¿Estás celosa? —para este punto Nail ya me había soltado. Me miraba con una sonrisa en el rostro; como ya era característico de él.
—Dios —solté con cierta gracia, no me caía tan mal después de todo— ¿Siempre eres así de pesado?
—Ya deberías de saberlo —acentuó con cierta gracia— ¿Subimos?
A unos pasos de nosotros se podía ver una rueda de la fortuna, era grande por no decir inmensa, se le lograba ver desde antes. No me encontraba segura de ello, no es que le tuviera miedo a las alturas, simplemente mi instinto de supervivencia lo decía. Nail no esperó mucho, tomó mi mano y corrió a la fila, personas delante y detrás comenzaron a susurrar, pero no lo suficiente bajo como para no escucharlos.
Sus comentarios eran algo común de escuchar, por lo que no me terminaban de descolocar. "¿Va a subirse?" "¿Va a hacerlo?" "¿Quién se cree?" Si ella sube yo no" "Por seguridad no debería" "Lo romperá ""¿Qué se cree esta? ¿Una pluma?" "¿Siquiera cabe?" Los comentarios seguían y por más que intentaba borrarlos de mi mente y hacer sordos a mis oídos Nail se dio cuenta.
Tomó mi mano y dió un leve apretón.
—La gente es tan estúpida —soltó al aire. Unos cuantos lo escucharon y le dedicaron malas miradas.
"¿Y quien se cree?" "¿Son novios?" "Un desperdicio" "Que suerte tienen algunas" "La definición de amarres"
—La gente siempre será estúpida, siempre lo ha sido —solté yo en el mismo tono. Sentí las yemas de sus dedos acariciando mis nudillos, negué para mi. No tenía sentido, solo perdía el tiempo, los comentarios no me afectaban.
"Que boquita" "Lo que me faltaba" "Aparte de gorda, grosera"
Mis ganas de decirles hasta de lo que se van a morir estaba presente, pero ya lo había hecho muchas veces y sabía que nada iba a pasar.
—¿Quieres que vayamos a otro juego? —recargó su cabeza en mi hombro y soltó un suspiro.
—No —comentó, no podía huir de estos comentarios todo el tiempo— No les daré el gusto.
—Esa es mi novia —dijo más fuerte de lo debido, dejó mi hombro para con sus manos tomar mi rostro y besar mi mejilla.
Mi primera acción fue alejarlo, él me miró con una sonrisa en el rostro y riendo por lo bajo.
—Nail —dije. Mi voz no daba para más, la risa abordo mi voz.
—No le temas al amor, cariño —negué.
—Que asco —dije entre risas. A
Ya había olvidado incluso donde nos encontrábamos, lo único que me hizo volver al lugar, las personas y los comentarios fue cuando la fila avanzó y el chico a cargo de los boletos aceptó el de Nail pero cuando le tendí el mío me miró de arriba a abajo.
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La última y nos vamos
Teen FictionEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...