Y él me besó. A mí. Él. Nail. Christopher. Carper. Week.
O.
Yo lo besé. A él. Yo. Naya. Jaeger. Smith.
Eso lo hubiera sabido de no ser por la interrupción de Sandra.
Ahora mismo tenía una relación de amor-odio con ella.
Por un beso.
Un estúpido beso.
Un beso que no llegó a ser.
Por culpa de Sandra.
O tal vez por culpa de algún dios de los besos.
Ahora mismo no tenía claro que pensar.
¿Quería yo ese beso? ¿Tenía siquiera la opción de quererlo?
¿Cuándo fue la última vez que mi mente atravesó una encrucijada de esta manera?
¿Cuándo había sido la última vez que había desaseado tanto que algo diferente ocurriera?
¿Cuándo...
Mi teléfono vibró sacándome de mis pensamientos, parpadee para volver a mi realidad, no aquella donde tal vez pude haber besado a Nail.
Me senté en la cama y recapitule lo último que había pasado. Hace ya tal vez dos horas que Nail había pasado a dejarme y yo me encontraba ahí; recién sentada en la cama mientras sonaba de fondo un insípido programa de chismes que no lograba captar mi atención como se supone era su cometido.
Miré el celular. Este que aún seguía sonando.
¿Lo había invocado?
No lo pensé mucho y colgué al instante.
¿Qué pesadilla era esta?
Me quedé mirando el celular.
¿Y si...
Volvió a sonar.
Nail apareció en la pantalla.
¿Cuando había puesto aquella foto? ¿Y porque eran tan sonrientes siempre?
¿No podía dejarnos un poco de sonrisas al resto?
Volví a colgar y él volvió a llamar.
Esta vez contesté al primer sonido.
—Nail —dije tratando de imitar mi mal humor. No estaba de mal humor, solo tenía mezcladas todas mis ideas.
—¡Feliz cumpleaños! —Su voz era entusiasta, demasiado alegre. Demasiado Nail.
Parpadee perpleja unos segundos.
—¿Qué?
—¡Feliz cumpleaños! —él repitió— ¿Lo has olvidado?
—¿Feliz que? —pregunté dudosa, miré la hora en mi celular.
00:02
—¡Feliz cumpleaños! —murmuró aguantando la risa.
Rodee los ojos.
—Gracias —musité.
Mi cerebro aún no terminaba de procesar todo.
—Bueno, muy entusiasta de tu parte —dijo ahora sin contener la risa— Buenas noches.
Iba a protestar cuando mi celular sonó anunciando que se había colgado la llamada.
Tenía dos opciones. 1) Asimilar las cosas y llamarlo o 2) Asimilar las cosas y dormir, algo que me hacía falta.
Pero entonces él celular volvió a sonar, era otra vez Nail, ignoré la primera llamada, también la segunda y conteste a la tercera.
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La última y nos vamos
Novela JuvenilEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...