Exhausta.
Esa era la palabra que más me describía en estos momentos y siendo honesta me quedaba corta. Apenas y había dormido. Llegamos con retraso al aeropuerto por lo que tuvimos que tomar otro avión que demoró en salir dos horas, por lo que volvimos a Greenport a eso de las 4 de la mañana.
Por mi parte solo tuve tiempo de llegar a casa para cambiarme y darme un corto baño, extrañaba tanto el olor de mi ducha causando que me quedará ahí más de lo esperado, fue casi un milagro que llegará a mi primera clase y que no me hubiera desplomado en el primer instante en que entre en esta pero estuve apunto de ello.
Los murmullos por mi aspecto eran fácilmente audibles ¿En qué momento pensé que tomar el avión a altas horas de la noche era algo viable y aún en más que salir a cualquier lugar ese mismo día era una buena idea.
Estaba comenzando a perder mi sentido común y solo podía culpar a alguien.
Nail.
Nail era el único culpable de ello.
Miraba constantemente la hora pero esta no parecía querer avanzar y la verdad era la primera vez que no me interesaba en lo más mínimo lo que fuera que estuviera diciendo el maestro frente a mi. Me alegraba de no ser la única que pasaba de él; El resto se murmuraba mutuamente de sus grandes vacaciones, ahora mismo no quería escuchar ni siquiera una palabra pues mi cabeza palpitaba a falta de sueño.
A cinco minutos de que la clase terminará logré captar a Sandra frente a la puerta de mi salón mirando el celular e intercambiando miradas con una chica de mi mismo salón que estaba a poca distancia de ella y que también se dedicaba a mirar su teléfono de vez en cuando. Por el resto de los minutos faltantes observé a la chica; era rubia, de ojos azules, delgada y de buenas notas. Una de las mejores de clase. Era exactamente el tipo de Sandra.
Me distraje lo suficiente mirando aquellos intercambios que cuando volví a ver la puerta, él profesor ya salía por esta despidiéndose de mi amiga quién una vez el profesor paso en dirección contraria a ella entró.
Casi choca con otra compañera que pretendía salir del salón pero que por ver a la rubia no se percató de ello.
Rodeé los ojos cuando los suyos se toparon con los míos y ella rió ante eso.
—¿Qué traes con la chica? —Sólo fue cuestión de segundos para que todos salieran del salón y estuviéramos a solas.
—Buenos días a ti también —sonrió sentándose delante de mí a la espera de que guardará mis cosas— ¿Qué chica?
—Sabes de qué chica hablo —dije mirándola de reojo antes de terminar de guardar todo.
—Hay muchas chicas —se hizo la inocente colgándose mi bolso y yendo con andares rápidos hacia la puerta.
—Si, claro —comencé a caminar tras ella.
—¿Qué te traes con Nail —soltó de la nada. Casi me ahogué con mi propia saliva.
—Nada —mis manos comenzaron a sudar involuntariamente.
—¿Nada? —cuestionó alzando las cejas. Ahora estábamos bajando las escaleras.
—Nada —afirmé de una manera seca.
—Es la primera vez que desapareces en unas vacaciones con un "amigo" —remarcó aquella palabra haciéndola más lenta y clara. Resultaba odiosa.
—Es mi amigo.
—¿Solo un amigo?
Estábamos ya a unos metros de él. Él estaba sentado en esa mesa de siempre, en esa mesa en donde nos conocimos y en aquella que Sandra y yo utilizamos desde antes, era la más cercana a nuestro edificio.
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La última y nos vamos
Novela JuvenilEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...