Y Nail me besó mientras sonaba no se que canción de fondo.
Mentira.
Él no lo hizo.
Él no me besó.
Pero yo sí lo hice.
Besé a Nail.
Besé a Nail Carper.
No.
Besé al único chico que lograba hacerme sentir diferente.
Y se sintió tan bien.
Sus labios en los míos con una canción que hablaba de ello.
Él mundo se detuvo solo para nosotros, lo único que sonaba era aquella canción haciendo que se sintiera tan irreal.
No estoy segura de en que momento paso.
Solo sé que no soportaba más su sonrisa de idiota y lo besé.
Él no me apartó, opuesto a ello me correspondió.
Él había volteado a mi lado con esa sonrisa tan tonta, tan suya y yo no pude contenerme. Lo jalé de la camisa y lo besé.
Sus labios eran tan suaves y dulces a la vez. Demasiado para ser real.
Se sentía como todos los estúpidos primeros besos que había ya leído antes.
Mi corazón bombardeaba y era algo que no podía frenar y siendo honesta tampoco lo quería frenar. Quería seguir sintiendo eso. porque en ese momento me sentía más viva de lo que jamás imaginé. Mi corazón iba desbocado a más no poder y él miedo a que fuera una alucinación lleno mi ser cuando sabía que en un punto tendría que separarme de él y abrir los ojos.
La canción terminó y tuve que desistir y soltarlo. Separarnos.
Los aplausos fueron tan explosivos como inesperados aún más por el hecho de que se dirigían a nosotros. Todos nos habían visto. Todos habían visto nuestro beso.
Las pantallas que tenía aquel concierto nos tenían más que enfocados, no sabía como reaccionar. No sabía desde cuándo habían comenzado a tenernos en pantalla pero ahora todo el mundo sabía de nuestro pequeño besó y lucían eufóricos.
Nail miró también de reojo a una de las pantallas y sonrió de lado.
—¿Algo que añadir, Querida Naya? —dijo con su sonrisa en labios.
Basta de sonrisas. Por favor.
—Jodete —dije. Cerré los ojos con la esperanza de que el concierto siguiera su programación habitual.
—Tan romántica como siempre —bromeó ganando una mala mirada de mi parte.
Gracias a lo que sea que crean el concierto siguió por ahí más de una hora y media más tarde. Una hora y media donde no dejaba de mirar de reojo a Nail y él tampoco dejaba de hacerlo conmigo; cuando nuestras miradas se encontraban era yo quien la apartaba bruscamente para que no viera el rojo de mis mejillas.
¿En qué había pensado cuando lo besé?
No lo sé, sinceramente no lo sé.
Pero me gustó. Me gustó besarlo.
Me gustó besar a Nail Carper.
[...]
El concierto terminó y Nail Carper y yo tendríamos que volver a socializar.
Mis manos sudaban y lo hicieron más cuando se detuvo obstruyendo la fila para girarse a verme.
—¿Algo que decir al respecto? —su tono de broma ocultaba algo. Yo lo sabía y nada me lo podía negar. Y eso me causaba mayor miedo.
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La última y nos vamos
Ficção AdolescenteEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...