Capítulo 33

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La tensión se palpaba en el ambiente. La mandíbula apretada del señor Tomlinson, su mujer sosteniendo su mano con la misma fuerza, la seguridad de Danna frente a los que le dieron la vida. Esa escena habría sido una ruina para cualquier familia unida. Louis sostenía la mano de Harry, presionándola con miedo de las próximas palabras que pudiesen salir de la boca de sus padres. El resto de comensales y camareros observaban la escena algo inquietos. La música clásica sonaba tranquila de fondo mientras que se estaba produciendo una guerra psicológica de miradas.

- Señores -interrumpió un camarero- Si me acompañan, los llevaré hasta su mesa

Cuando el señor Tomlinson asintió con cautela, todos los allí presentes respiraron aliviados. La mano de Louis se relajó y Danna tuvo que pestañear varias veces cuando sus padres desaparecieron de su campo de visión. Volvieron a sentarse en sus sillas, comiendo como si nada hubiese ocurrido.

- Danna... Lo... Lo siento mucho -dijo Harry

- No tienes la culpa cielo -sonrió amablemente- Esas sabandijas siempre arruinan todo

- No sé por qué se me ocurrió venir aquí -dijo Louis- Normalmente celebrábamos aquí mi cumpleaños la noche de antes, no pensé que tuviesen el descaro de venir después de todo

- No es vuestra culpa Louis -dijo de nuevo ella- Solo... Bebamos para olvidar lo que ha ocurrido -dijo llevando la copa de vino a sus labios

La pareja se miró, sabiendo que lo ocurrido le había afectado notablemente.

La cena transcurría tranquilamente. De vez en cuando Louis observaba el lugar donde se ubicaban sus padres y estos también los observaban. Harry se ofreció a pagar la cena y cuando se levantaron recogiendo sus pertenencias, la señora Tomlinson se acercó a ellos.

- Danna -dijo intentando tocar a su hija, pero esta apartó el brazo

- No me toques

- Mamá, será mejor que te vayas -dijo Louis nervioso

- ¿Cómo es? -preguntó la mujer evadiendo a los demás- ¿Cómo es mi nieta?

La observaron detenidamente. Tenía los ojos aguados y la barbilla le temblaba ligeramente.

- No te interesaste tanto por ella cuando me dijiste que abortase -dijo Danna apretando la mandíbula

- Por favor...

- ¿Por favor que mamá? -rio Danna negando con la cabeza- No tienes derecho a preguntar por ella

- Es mi nieta, Danna... y tú eres mi hija

- ¿Ahora soy tu hija? Porque recuerdo que hace doce años fui una puta calienta braguetas a la que habían preñado

- Yo... yo nunca quise decir eso

- Pero lo dijiste. Has tenido doce años... Doce malditos años para arrepentirte y buscarme -dijo tratando de calmar la rabia que nacía en su interior- Ha tenido que ser el novio de Louis el que vino a buscarme

La mujer miró detenidamente a Harry, el cual sostenía la cintura de su hijo atrayéndole a su cuerpo. Agachó la cabeza avergonzada arrepintiéndose al instante de como había tratado a sus hijos.

- Hacedle un favor al mundo -dijo Danna acercándose a ella- No os volváis a interesar por nosotros... Nosotros ya no tenemos padres

Danna observó a su hermano emprendiendo su camino a la salida del restaurante. Louis y Harry la siguieron sin dudarlo. El castaño no pudo evitar sentir aquel remordimiento en su estómago cuando pasaron por el lado de su madre.

Fuera del restaurante respiraron aliviados. La tensión les pesaba en sus espaldas. Louis solo quería llorar de lo nervioso que estaba.

- ¿Estás bien? -abrazó Louis a su hermana

- Si -asintió llorando- Lo siento, han pasado doce años y aún no puedo evitar sentir esta rabia

- Será mejor que vayamos a casa a descansar -aportó Harry

Se montaron los tres en el vehículo del rizado y pusieron rumbo a su casa. El camino fue silencioso. Nadie dijo nada, la radio tampoco sonaba, solo el sonido de sus respiraciones. Harry miraba de vez en cuando por el retrovisor a la hermana de su novio, la cual miraba por la ventanilla respirando tranquilamente. Puntualmente, llevaba su mano al muslo izquierdo de su novio y este le regalaba alguna caricia sobre su mano.

Nada más entrar en el apartamento, la morena se encerró en la habitación de invitados y la pareja en el suyo propio. Se dieron una ducha de agua caliente. El rizado recorría su cuerpo suavemente, esparciendo el gel de cuerpo por toda su espalda. El menor le besaba enredando sus dedos en los rizos de la nuca de su novio. Al terminar se acostaron juntos mientras continuaban besarse. Se separaron para tomar algo de aire y el verde y el azul se fusionó de nuevo.

- ¿Estás bien? -preguntó Harry

- Bueno... -resoplo Louis- Bastante impresionado

- ¿La crees? ¿Crees a tu madre?

- No lo sé Hazz... Solo creo en que se ve sola. Ninguno de sus hijos vive con ellos. Ha perdido el contacto con dos de ellos y Ally... Ally no creo que vaya mucho a verlos

- ¿Entonces que sucede con ella?

- Ella siempre ha soñado con tener una familia numerosa, yendo a nuestras bodas, con muchos nietos, comiendo juntos los domingos, celebrando los cumpleaños de todos juntos. No tuvo el valor de apoyar a sus hijos, sin embargo, se dejó llevar por los ideales de su marido...

- ¿Por qué?

- Miedo tal vez, mi padre siempre ha sido muy autoritario y ahora se ha quedado sin nada de eso. Su primera hija casada y con una hija y se lo ha perdido, pero no creo que se arrepienta de todo lo que dijo. Solo espera que hagamos la vista gorda solo porque es nuestra madre y según ella, el amor a una madre es lo más preciado que hay

- Pero no puede pretender deciros todo lo que dice y que después solo porque es vuestra madre, la perdonéis

- A las mujeres como ella se les llama madres ausentes. Son incapaces de satisfacer las necesidades emocionales de sus hijos

- ¿Cómo sabes eso?

- Desde que le ocurrió a Danna aquello estuve leyendo, tratando de descifrar su comportamiento. Por eso quise estudiar psicología, quería buscarle una explicación a su conducta

Harry observó con orgullo a su novio. Desde que era pequeño, tuvo que enfrentarse a acontecimientos que un niño nunca tendría que ver. Tratando de buscar una explicación de porque su madre no quería a su hermana, queriendo salvar a su familia. Su inteligencia rebasaba cualquier límite. Un niño de nueve años capacitado para diagnosticar el trastorno que sufría su madre y saber que su hermana no iba a ser la única en sufrir sus consecuencias.  





1 para el final

HEAVEN // LARRY STYLINSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora