D o c e

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Hace una semana que me quedé a dormir en casa de Mark

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Hace una semana que me quedé a dormir en casa de Mark. Y desde entonces nos hemos hecho más amigos después de lo que había pasado. Esta semana ha sido muy aburrida, pero que muy aburrida lo único entretenido era cuando me encontraba a Mark en la azotea fumando...

Mark

—Pasa— dijo Kitty con un vestido rosa pastel y unos tacones del mismo color.

Yo estaba sentado en la sala de espera, esta vez completamente solo porque mi madre no podía venir.

—Vale.

Entre detrás de ella y me senté en el sofá donde me había sentado la última vez, en el mismo sitio exactamente. La habitación olía a vainilla y eso era algo que me gustaba porque el olor a vainilla me relajaba bastante y creo que un solo relajante era algo muy importante para una sala de un psicólogo. Ella cogió la libreta donde había estado apuntando en la sesión anterior

—Bueno Mark... ¿Qué tal te ha ido la semana?— me dijo.

—Bien.

—¿Bien cómo? Cártama.

—No se... bien— le conteste.

No quería contarle lo que me había pasado esta semana.

—¿Cómo te ha ido el inicio del instituto? ¿Has hecho algún amigo?— me preguntó cruzando las piernas con la elegancia que la caracterizaba.

—Bien, y e hecho un amigo— dije

Mierda, bueno no pasa nada le puedo contar lo de Enzo porque si no va a sospechar y pensara que le estoy mintiendo, la verdad es que no entiendo porque mi madre me ha obligado a seguir viniendo al psicólogo si no me gusta.

—Me alegro— ella apuntó algo en su libreta y me sonrió.—Bueno... háblame un poco de él— añadió mirando a los ojos de una forma nada intimidada.

—Se llama Enzo y es mi vecino de arriba— dije.

—Y ¿Cómo os conocisteis?

¿Le miento o le cuento la verdad?

—Estaba en la azotea mirando las vistas y me lo encontré que venía a tender la ropa y desde entonces nos hicimos amigos, ya llevamos una semana y media siéndolo— dije.

—Me alegro de que te estás integrando en el nuevo instituto— dijo Kitty apuntando nuevamente en su libreta que seguramente nunca veré.

Se formo un silencio porque no me apetecía hablar con ella, ella seguía apuntando algo en su libreta y me miro con sus ojos de color castaños profundo.

—¿Has estado escribiendo en tu diario?

Yo puse los ojos en blanco. Si lo hubiera estado haciendo cada día como mínimo escribir algo en esa libreta roja, escribir en el diario me relajaba bastante. Me gustaba contar todo lo que pensaba y me pasaba a alguien o algo y el diario era mi escape. Había escrito todo lo que me había pasado con Enzo y todos mis pensamientos, buenos o malos.

—Si.

—¿Y te ha servido para desahogarme?

—Si.

Ella me sonrió ligeramente.

—No te preocupes, no lo voy a leer— dijo.

El se levantó y miró por la ventana al mar azul brillante, hacía un día espectacular y creo que el tiempo que hace modifica el estado de ánimo de las personas.

—Mark, ¿Crees en dios?— dijo haciendo que me exaltara por aquella pregunta tan extraña.

Yo me crucé de brazos y le miré.

—No— le conteste.

—¿Dónde crees que acabamos después de la muerte?— dijo.

—En ningún lado, seguramente nos muramos desaparezcamos— dije mirando fijamente a un tarro de cristal y de una forma bastante peculiar con lirios dentro.

—Pensar de esa forma es un poco deprimente ¿no crees?— dijo volviendo. Sentarse en el sillón delante de mí.

—Eres mi psicóloga, no me tienes que adoctrinar.

—Ya lo sé.

—No lo parece.

—Mark... hablemos de tu padre— me dijo haciendo que mi rostro se tornara seguramente más oscuro de lo normal.

—¿Para qué?

—¿Cómo estás?

—Bien.

—Mark... por favor no me mientas— dijo— está aquí para poder seguir con tu vida con normalidad— Añadió.

—No quiero hablar de él— dije.

—Estás estancando tu vida y cada vez irá a peor— me dijo.

No quería hablar de mi padre, no quería.

—Mark se que después de un suceso así puede ser difícil pero ha pasado más de un año y ya es hora de hablarlo— dijo ella como si me conociera de toda mi vida.

—¿Qué más hay que hablar? Mi padre murió y ya— dije elevando la voz.

—Pero no murió solo, tu estaba con él y casi mueres tú también— dijo.

No quería recordarlo, no quería pensar en lo que pasó.

—Joder, ya esta– dije elevando mas la voz y levantándome.—¡Como has dicho a pasado mas de un año y ya lo e superado!— dije.

—Mark.

—Deja en paz joder— dije saliendo de la sala y llenadme lo mas rápido que pude.



Inefable (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora