F i n a l

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You drew Stars around my scars

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You drew Stars around my scars

and now I'm bleeding

Enzo

Llegué al hospital a toda prisa, llevaba todo el camino en el coche con mi madre llorando como si fuera un grifo, de vez en cuando notaba como mi corazón sufre pinchazos de dolor,  y ese dolor sabía que era.

El poder perderle.

Me bajé del coche lo más rápido que pude y entré en el gran edificio de múltiples plantas, al entrar por la puerta de cristal completamente llena de lágrimas y con mirada de pánico vi como estaba sentada la madre de Mark con un hombre y un chico de mi edad a su alrededor.

La sala de espera estaba llena de gente todas en con sus problemas y varias personas llorando a mi alrededor pero aunque quisiera mis lágrimas no paraban de caer una a una, sentía como si estuviera a punto de ver como alguien se cae por un edificio pero no se cuando. Me acerqué a ellos y cuando la madre de Mark me vio saltó hacia mí abrazándome con mucha fuerza.

—No puedo perderle, a él no— dijo en un llanto de dolor.

—No lo vamos a perder— le dije al oído abrazándola con todas mis fuerzas.

Mi mirada se dirige a las dos personas que habían detrás de ella, el hombre bastante alto y con un cuerpo completamente ejercitado y el chico era bastante parecido a Mark con el cabello castaño y los ojos azules pero Mark era mucho más guapo.

Me separe de ella y mire sus ojos que estaban llenos de lágrimas, supongo que ella había visto los míos llenos de lágrimas igual. Le agarre una mano y la acerque a mi corazón.

—Él se pondrá bien— susurre. —Lo sé.

Tras esas palabras yo me senté junto a su madre en las sillas de madera clara que había en la sala de espera del hospital, creo que nunca me habia latido tan rapido el corazon cuando estábamos esperando ahi, lo unico que se escuchaba entre las cuatro personas que estaban presentes en esa fila de sillas eran los llantos de la madres de Mark y a veces los mios ya que no podía contenerme las lágrimas.

—¿La familia de Mark Garcia?— dijo un doctor.

Al escuchar aquellas palabras noté como mi corazón se iba a  salir del pecho y al ver como el doctor se acercaba a nosotros aumentando esa sensación.

—¿Está bien doctor?— dijo el hombre con una voz ronca y un acento que no era de aquí.

Creo que esa fracción de segundo fue una de las más intensas de mi vida.

—Si, está bien— dijo el doctor haciendo que la madre de Mark soltó un sollozo de alegría. —Ya está despierto por si queréis verle— dijo.

Posteriormente nos dijo el número de la habitación, los cuatro fuimos a habitación, los que supongo que eran el tío y primo de Mark iban detrás nuestra y su madre y yo los primero, íbamos prácticamente corriendo hasta la habitación 04 de la planta 5. El doctor nos abrió la puerta y pudimos verle, estaba en una cama de hospital conectado a una máquina para medirle el pulso y lucía gastado.

—¡Mark!— gritó su madre lanzándose contra él abrazando.

—Mamá, por favor— dijo él.

—Cómo me vuelvas a dar un susto así...

Ella no terminó porque rompió a llorar, yo también pero esta vez fueron dos emociones, la alegría de verle y la tristeza de que casi lo pierdo. Yo no hablé con él hasta veinte minutos después, cuando su madre se fue a tomar algo a la cafetería con el tío de él y su primo, nos dejaron solos.

Yo tenía un nudo increíble en la garganta y no podía hablar con claridad, hacía unos cinco minutos había hablado con mi madre y me dijo que cuando quisiera que ella me iba a recoger, pero en esa conversación solo dije tres sencillas palabras y ahora tenía que decir más que tres sencillas palabras. Me senté en la silla al lado de la camilla y le miré, nuestros ojos hicieron contacto visual haciendo que sonriera pero su rostro no lucía como siempre, hoy tenía una expresión fría.

—Hola— le dije.

—Hola.

Una lágrima empezó a caer por mi rostro.

—¿Por qué lloras?— dijo él.

—¿Por qué lloro? pues porque casi te mueres imbécil— le dije.Esta vez eran más de una lágrima. —Y no se que haría ahora mismo sin tí— dije.

Hubo un silencio.

—Enzo.

Yo presté toda mi atención a él.

—¿Qué?

—No quiero que sigamos viéndonos.

Creo que esas palabras han sido las cinco palabras más dolorosas que he escuchado en mi vida.

—¿Qué?— dije

—No quiero que sigamos viéndonos— me repitió.

Mis lágrimas se intensificaron y me levanté de la silla.

—¡¿Por qué? ¿A qué viene eso?!— dije.

—Enzo... tú curaste mis heridas durante todo este tiempo pero no quiero que te tengas que curar a ti mismo por mi culpa... lo siento.

No podía creer lo que me estaba diciendo y aunque fuera doloroso sabía que era verdad y que aunque yo quisiera negar y decirle que por favor estuviera conmigo no me haría caso, porque él es así.

Sin decir ni una sola palabra  le mire a los ojos y vi como una lágrima salía de esos ojos azules como el mar y empecé a caminar hacia la puerta de la habitación, y si, tendría que haberme imaginado que esto canaria así, todo era una situación inefable.

Fin




















Nota final.

Lo primero que quería decir es gracias a todo le apoyo que le habéis dado a la historia y que os agradezco mucho que hayáis leído esta historia que me ha salido directamente del corazón, hoy exactamente hacen nueve meses desde que empece a escribirla y puedo decir que es como si fuera mi bebe y que se acabo toda esta etapa de aventuras y drama.

Esta historia fue ideada para tener otro final pero cuando iba terminándola no me convencía asi que lo cambie y este es el final que quiero y el que se merecen los personajes un final abierto... espero que nos aya gustado mucho y un beso.

PD: Feliz navidad.

Adiós

Inefable (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora