D i e c i o c h o

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Estaba bajando las escaleras de mi edificio hacia el piso de Mark

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Estaba bajando las escaleras de mi edificio hacia el piso de Mark. Tenia puestas unas gafas de sol negras, con el bañador de piñas de color rosa puestas en un fondo azul marino. Llevaba también unas chanclas negras y una camiseta azul marina sin mangas. Estaba mirando instagram mientras bajaba los escalones que siempre, siempre bajaba y subía una y otra vez. Llegue a la puerta de su casa y no se porque pensé dos veces si llamar a la puerta. Pero por su puesto lo hice porque no iba a ser tan tonto como con lo del partido porque en cierto modo había sido todo mi culpa.

Si hubiéramos ido juntos Alisa no le habría pegado la paliza y ella no se me había declarado. Era culpa mía aunque Mark diga que no, se que lo es. Se que por mucho que lo intento y le doy vueltas veo que en todas las cosas que pude hacer hice todo lo que no debía hacer menos lo de decir a Alisa que no me gusta, porque ya iba siendo hora de que se enterara de que no, no me gusta. Me quedé parado por un momento delante de la puerta y cogí aire porque siempre me había costado lo de hablar con los padres. Pulse el timbre y escuche como unos pasos se acercaban a la puerta.

La puerta se abrió y detrás de la puerta apareció Mark con Princesa entre las piernas.

—Hola— me dijo mirándome de arriba a abajo.

—Hola— Le saludé.

Él tenía el brazo con un cabestrillo y con lo que tenía escrito rodeado de carabelas pintadas, supongo que por él. Tenia puesto un bañador de color completamente negro, una camiseta del mismo color y una mochila a sus espaldas.

—¿Hasta para ir a la playa te vistes de negro?— le dije soltando una sonrisa muda.

—¿Ya es que no puedo vestirme como me dé la gana?

—No, como quieras— dije mientras él le indicaba a Princesa que no saliera de la casa. —Seguro que la gente piensa que somos ese meme de las dos personas en el coche, una llena de colores y la otra vestida de negro completamente— dije ya riéndome.

—Oye, tú no estás para hablar— dijo mientras me miraba de arriba a abajo.

Él salió de su casa y yo saludé a Princesa con la mano para que no me ladrara porque creo que no le caigo muy bien a esa perra aunque mira que lo intento. Da igual, se tendrá que acostumbrar a mi.

—¿A que playa vamos?— me preguntó justo en el momento en el que yo di un paso en las escaleras.

—A las Teresitas.

—¿Y es de arena o de piedras?— me dijo.

Yo inmediatamente le gire mi cuello como si fuera un zombie y le fulmine con la mirada al escuchar lo que me acaba de decir.

—¿No conoces las Teresitas?— le dije.

Él sin prestarme mucha atención cogió un cigarro y se lo puso entre los labios pero antes de que lo encendiera, levantó las dos cejas con desesperación.

Inefable (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora