V e i n t i c u a t r o

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Respira

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Respira... uno... dos... tres... me lo dije a mi mismo para dar un paso adelante y entrar en el campo de fútbol para hablar con el entrenador y contarle mi situación. No quería seguir con el futbol y no era porque no me gustara el deporte, al contrario, me encantaba jugar al futbol pero después de haber salid del armario literalmente me echaron de todos, absolutamente todos, los grupos de mensajes que teníamos en el equipo y seguramente mi taquilla del vestuario estará como en las películas pintada con "Maricón" en rojo. La verdad es que si eso esta escrito me reiría mas de lo patético que es que esten haciendo eso en 2022 a que me doliera que me lo llamaran porque me tendría que acostumbrar a que me llamaran maricón por lo menos durante un par de años más.

No sabía nadie entrenando, y me había asegurado de que no hubiera nadie porque no quería encontrarme con nadie más que no fuera mi entrenador. Que espero que por la situación no sea de los que te dicen "No pasa nada esto es un lugar seguro" porque no lo es. No es un lugar seguro ahora mismo para nada, antes si lo era. Y a veces duele más sentir que lo que era un lugar seguro ha dejado de ser lo que no haber encontrado ninguno.

—¡Enzo!— gritó alguien a mis espaldas.

Mierda.

Es que sabía que me iba a encontrar a alguien, lo sabia, lo sabia. Algo que me sorprendió de una forma grata fue que me encontré con Carlos. Y aunque nuestra relación no era la misma que la que teníamos antes de que yo saliera del armario, me seguía llevando bien con él. Y de vez en cuando no soltamos mensajes para hablar.

—Hey.

Hice un gesto con la mano para saludarle desde la distancia. Carlos llevaba puesto el uniforme del equipo y las botas. Algo que me resultaba bastante raro porque supuestamente, no, hoy no tienen entrenamiento. Estoy al 99 por ciento seguro de que no lo tienen. Carlos empezó a caminar hacia mi lentamente mientras me recorría de arriba a abajo con la mirada. Hoy llevaba puestos unos pantalones cortos de color azules intensos y una camiseta de rayas color azul marina combinado con unas airforce blancas y unos calcetines blancos altos que me llegaban hasta la mitad del gemelo. Carlos se aproximó hacia mi tanto para chocarme el pucño.

—¿Vas a volver? El equipo te espera.

Esas palabras me hicieron pensar algo ¿Y si no me odian? ¿No les importa que sea gay? Bueno de todas formas creo que estaría bien que me tomara una temporada de descanso con el fútbol. Todavía no me siento preparado para volver a jugar y menos para estar con mis compañeros. Que seguro me van a tratar como la mierda.

—Bueno...

Me rasqué la nuca mientras sonreía tímidamente. Carlos me miro con una expresión apenada y no sabia muy bien que decir en este momento.

—Venga, a los chicos les da igual que seas marica— dijo hacinado que se me frunciera el ceño.

—Carlos, no me mientas.

A él también se él también se le Nuncio el ceño y vi como una gota de sudor le bajaba por la frente. Hoy hacía calor, lo suficiente para que decidiera ponerme un pantalón corto y se notaba que acababa de entrenar porque la camiseta se le pegaba al abdomen marcado.

Inefable (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora