Inefable (COMPLETA)

V e i n t i t r é s

Mark.

Ya era una costumbre para mi, todos los miércoles de todas las semanas voy al psicólogo con Kitty que ya más que mi psicóloga era una amiga. Nunca he sido mucho de tener amigos. La verdad es que nunca e sabido bien cómo me hice amigo de Teo, Lia, Jess y Tomas. Al principio era una amistad de mandarnos mensajes por un grupo porque yo vivía a muchos kilómetros de donde ellos vivían y ahora ya les conozco en la vida real y viven relativamente cerca de mí. Cuando vivía en Galicia no tenía muchos amigos y los pocos que tenía deje de tener contacto con ellos cuando me mude aquí y no es que les eche de menos.

La sala de espera de la consulta de Kitty no era muy grande. Tenía un sillón junto a una planta muy bonita y perfectamente cuidada, las paredes eran del mismo color que su consulta y había un ventanal al lado de la planta. Enfrente del sofá donde estaba sentado había la puerta de la consulta con un pequeño letrero de color dorado con el nombre "Dra Kitty Hernandez Muñoz" y nunca me había fijado que las letras tenían una tonalidad ligeramente rosa que lo hacia ver algo mas infantil. Y pegaba completamente con la personalidad de ella. Permanecía mirando la puerta mientras se abrió haciendo que Kitty apareciera detrás de ella.

—Hola Mark— me dijo con una sonrisa pintada de gloss rosa.

—Hey.

—Pasa— me dijo haciéndose a un lado.

Me asenté brevemente y caminé unos pasos hacia donde estaba ella cruzando el umbral de la puerta. Kitty se sentó en el sillón donde siempre se sentaba y yo hice lo mismo sentándome en el que estaba en frente. Ya era una rutina completamente, ella se sentaba en aquel sillón que parecía de los que salían en las películas y yo me sentaba en el que estaba enfrente. Hacia frio, bastante frio y por eso yo llevaba unos pantalones vaqueros anchos y un suéter de rayas horizontales de color verdes y azules marinas que salía en una serie que me gustaba.

Ella se cruzó de piernas y abrió la libreta en donde supongo que apuntaba todas nuestras sesiones que ya eran un par de ella y estoy casi seguro de que Kitty tendrá un apartado solo de mí porque nunca he visto a nadie en la sala de espera. Puede ser que no tenga muchos pacientes o que yo venga en horas muy raras, aunque lo dudo porque suelo venir sobre las cinco o seis de la tarde. Depende de la semana si tengo algún plan lo retrasó una hora pero esta semana no, puntual para tener nuestra charla semanal de una hora.

—Bueno Mark, ¿Qué tal la semana?— me dijo Kitty con una sonreía tan amable como siempre.

Yo tenía los brazos cruzados encima del pecho y la mirada con una expresión gris. Estaba contento porque hacía dos días que Enzo me había dicho "te quiero" y yo también se lo había dicho y no se si lo siento de verdad. No se lo que es querer a alguien pero seguro que es algo parecido a lo que siento por él. El saber que si repasará algo a ti para que no le pasara a él tu dejarías que te pasara un camión por encima antes de que le dañara.

—Bien.

—Tan seco como siempre...

Ella se colocó un mechón de pelo rebelde que tenía bajando por su mejilla derecha y se lo puso detrás de la oreja.