..:: 4 ::..

86 18 0
                                    


—Por Dios, Hinata, ¿de dónde has sacado eso? —exclamó Izumi al verla entrar.

Ella cerró la puerta de un portazo y bajó la vista hacia la parte de su anatomía que tanto llamaba la atención de su prima.

—¡Son mis pechos!

—Bueno, eso ya lo veo. Lo que te estaba preguntando es si te han crecido de la noche a la mañana.

Hinata se quedó mirando a Izumi un segundo y de repente tuvo un ataque de risa. Una de dos, o se echaba a reír o a llorar, y prefería arrancarse los ojos antes de permitir lo segundo.

—Es un... es un...

—¿Sí, Hinata? Es un ¿qué?

—¡Un idiota! ¡Un estúpido, pomposo, engreído asno!

—Ah, ya veo que tu repertorio de insultos deja mucho que desear —sentenció Izumi, seria.

—Estoy intentando contenerme —farfulló Hinata.

—Deduzco que estás hablando de tu esposo, ¿no? — Ella suspiró.

—No va a funcionar, Izumi. He visto cómo es Itachi contigo y también Shisui con Hana. En cambio Sasuke...

El rostro de su prima se llenó de tristeza y preocupación.

—¿De verdad crees que vas a ser tan desgraciada?

Hinata se sintió de inmediato culpable. Izumi se estaba recuperando de una herida muy grave y, dado que se había casado con el hombre que se suponía que iba a convertirse en el esposo de Hinata, seguro que se sentía muy mal al oír que ella era tan desgraciada.

—Me sentiría igual aunque me hubiese casado con otro Uchiha, así que no te sientas culpable por haberte casado con Itachi. Al menos una de las dos es feliz y me llena de gozo ver que estás con un hombre que te ama tanto.

—¿Cómo fue anoche? —le preguntó Izumi con delicadeza. Ella entrecerró los ojos.

—No lo sé. Lo último que recuerdo es estar de pie frente a tu ventana. Me desperté junto a Sasuke en ropa interior. No puede haber sido tan malo si no me acuerdo, ¿no?

—¿Dices que todavía estabas vestida?

—Oh, bueno, no estaba del todo desnuda, si es eso a lo que te refieres— Izumi se rió.

—No pasó nada, Hinata. Sasuke no se acostó contigo. Estabas desmayada en esa silla cuando él vino a buscarte. Entró, te cogió en brazos y te llevó de aquí. Seguro que te desnudó y te metió en la cama.

Ella suspiró abatida y dejó caer los hombros.

—La verdad es que confiaba en habérmelo quitado de encima. Ahora volveré a estar preocupada. 

Izumi le dio unas palmaditas en la mano.

—Te preocupas demasiado. Sólo duele un segundo y después es una sensación maravillosa— Hinata no estaba convencida, pero no tenía ganas de seguir discutiendo.

—Bueno, ahora cuéntame desde cuándo tienes un escote tan generoso— Ella puso los ojos en blanco.

—Me los vendo a diario. Cuando me convertí en mujer, mis pechos no siguieron el mismo ritmo que el resto de mi cuerpo. Me molestan al ejercitar con la espada y si no me los vendo no puedo moverme con tanta rapidez y agilidad. Tal como ha dicho Sasuke, son indecentes.

—¿Ha dicho eso? —preguntó Izumi, atónita.

—Ha mascullado algo acerca de que tenía que taparme y la palabra «indecente» estaba en la frase. La verdad es que coincido con él.

Princesa GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora