LA CHINGADA

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En el tercer piso del Palacio de Gobierno de Culiacán huele a "Meow!", aroma de la cantante Katty Perry, cuya esencia vaporosa flota desde la sala de espera en la oficina del Gobernador, donde un hombre de pantalón entallado presume su trasero y chamorro abultado sin el menor pudor. El Periodista Felipe Osuna llegó puntual a su cita, una charla importante donde también asistiría el Secretario de Turismo. Ya no había espacio para el olor a felicidad porque, en menos de 48 horas, el tufo de la muerte opacaría todo.

— A ver Felipín, serás el anfitrión de honor para recibir a los pasajeros y tripulantes del crucero "My Little Ponnie". Ya está todo el protocolo armado, solo queremos que un miembro de la Comunidad Gay sea el portavoz de la paz —comentó el secretario de turismo.

El Gobernador oía atentamente al Secretario de Turismo, calificado como una sombra, porque desaparecía a la más mínima confrontación con la prensa.

— Tu sabes cómo están las cosas muchacho, no queremos que huya de Mazatlán la cadena más grande de cruceristas gay —enfatizó el funcionario.

— ¡Ay, Señor Secretario! —dijo Felipe enjundioso —para mí será un honor cumplir su encargo. ¿Y cuándo llega?

— Mañana joven —le anunció el hombre cuyas manos sudaban sin detenerse.

— ¡Ah Caray! Pues a ponerse en remojo y...—lo interrumpió el Gobernador.

— Un punto más, cualquier cosa te reportas conmigo y yo me encargo.

— Ay, mi niño, no pasa nada ya encendí mi escudo protector jajajaja —Felipe Osuna sabía que había terminado la plática, salió de ahí feliz, el contoneo de su figura llamó la atención del Secretario quien, aparentemente, no le quitaba la mirada de encima mientras él abandonaba la oficina.

En Mazatlán, lejos del calor seco de Culiacán, el Detective Walfredo Roldán padecía un terrible insomnio de tres días. La investigación de Martín Caballero se estancó, no había pistas, no tenían cooperación del mando policiaco y el Procurador molía la paciencia del investigador. El equipo se concentró en un hotel de la Avenida del Mar, el paseo costero de la ciudad. El agente tenía su habitación llena de termos para café, recortes de periódicos y fotografías del occiso. En esos días no encendió el televisor, optó por dormir siete horas y trabajar el resto. Después de varias pesquisas sin éxito vino la primera noche en vela, debajo de su camisa Oscar de la Renta escondía varias cicatrices sobre su espalda, como si fueran herencia de latigazos. La dieta de mariscos hacía estragos su estómago que lo tenía al borde de una diarrea profusa. Durante el segundo día de insomnio, maltrató a su equipo hasta el cansancio. Tomatito sabía que su jefe no era el mismo desde el caso de las orquídeas en Tuxpán, Veracruz, pero esa es otra historia. Sonido de madera hueca. Tuna tocó a la puerta. Nadie abrió. Tercer día de insomni. Toc, toc, toc, el detective quitó el seguro de la chapa.

— Jefe tenemos una pista que puede interesarle —confesó Tuna, preocupada por su mando superior.

Milagrosamente la diarrea se contuvo. —Amén —expresó el ano del hombre.

— Mañana a las nueve horas llega un crucero gay, creemos que el asesino del policía podría estar ahí. —comentó la agente.

— ¿Por qué lo sospechas? —preguntó Walfredo.

— Aunque no hay un móvil claro del asesinato, es evidente que el homicida siente aberración por los gays. ¿Por qué lo creo? Porque si fuera crimen pasional, venganza o ajuste de cuentas, el único eslabón que brilla es su preferencia sexual —fue la hipótesis que emitió la agente.

— Encarga a Tomatito la base de datos de todos los tripulantes y pasajeros del crucero. Necesitamos saber quiénes bajan a tierra y los que se quedan abordo. Cuántos son los trabajadores del muelle fiscal, en qué puntos estarán cerca del crucero y en contacto con los turistas. Es muy arriesgado, pero quizá el asesino pueda infiltrarse para dañar a alguien. Dile a Tamarindo que encargue binoculares, dos rifles de asalto y teléfonos celulares desbloqueados. Quiero ojos en el espacio aéreo, si hay drones volando en un radio de cinco kilómetros lo pirateas para saber de quién es y localizar la señal de radio frecuencia —fueron las órdenes que dio el Capitán Infierno.

— ¿Vamos a necesitar de Pegasus, Capitán? —preguntó Tuna.

— Sí, quiero vigilancia en todas las conversaciones de Whatsapp, Messenger, Fotografías, videos y cualquier red social en un perímetro de quince kilómetros sobre todo lo que tenga relación con el crucero y la Comunidad LGBTTIQ.

Cuando llegó la hora de actuar, el equipo se posicionó en sus ubicaciones de monitoreo. El capitán Infierno bebía té helado sobre una silla de ruedas y un maquillaje de anciano que lo escondía de los curiosos. Tomatito yacía frente a la salida del Muelle Fiscal, vendía dulces de coco a los turistas que salían del crucero. Tamarindo vestía una playera rosa con una leyenda impresa que decía "Orgullo Gay", dando la bienvenida a los cruceristas y Tuna se disfrazó de Oficial de Tránsito para apoyar la movilidad de autos. Felipe Osuna era la estrella del momento, lucía una guayabera color melón con un pantalón de manta color blanco y calzaba bombachas, cumplía al pie de la letra la encomienda del Secretario de Turismo que brilló por su ausencia. Contrataron una tambora para llevar la fiesta a los turistas junto a una comparsa carnavalera, se oía el Toro Mambo sonar hasta lo más alto del barco con el retumbe de la tuba. Alrededor de 3,500 pasajeros descendieron a tierra para visitar los atractivos turísticos de Mazatlán, algunos iban a pie, seguían una línea azul pintada sobre la calle que los guiaría hacia el Centro Histórico, otros abordaron camiones, camionetas, taxis y pulmonías. Al detective se le olvidó que era inválido y se levantó de su silla de ruedas. —Aquí no va a pasar nada — dijo molesto — se me hace que este cabrón ya se peló desde hace días.

Tomatito seguía el rastro de las redes sociales, la mayoría de los turistas aplaudían el recibimiento que tuvieron en el muelle, incluso un joven de Minnessota, llamado Michael Brown subió a su Instagram una foto que tituló "Thanks Don Miguel for taking us to the chingada". Ese destino, al parecer, no figuraría en los atractivos a visitar de Mazatlán.

Por la ciudad en alas de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora