CORRAN PERROS

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Una hora

antes de

la balacera

— ¿Me puedo sentar en tus piernas papito? —le propuso Tuna al borracho que, después intentaría matarlos con ráfagas de plomo.

— Anda mami vengache pero se va a enojar tu abuelito.

— Jajaja Nombre está dolido el guey. Por qué no nos vamos de aquí y me das por el culito.

— ¡Ay puta brava! Así me gustan, directas.

— ¿En qué nos vamos a ir mijo? Ya se fue mi amigo a miar, muévete.

— Ahí tengo un vochito que corre como el diablo azul.

— Jajajaja eres un payaso ¿Traes condones?

— No mija.

— Bueno déjame ir al baño a comprar unos. Oye mamita estás bien nalgona eh ¡UUUF QUÉ RICAS! Déjame tocarlas más. Me vas a hacer una rusa para echarte los mecánicos a la cara.

— Mejor en la boca papi.

— ¡Uy! Ya oyeron plebes, estas son viejas no chingaderas. órale pues mija córrale al baño y tráigase los sombreritos.

Quince

minutos

después

— Puta borracha ya no volvió, nomás quería darle celos al pendejo ese. Me voy a la verga, mejor una puñeta sin pedos —lamentó el borracho.

Por la ciudad en alas de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora