Capítulo 1

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Contexto: 04 de febrero de 1439

Beltoft, Doncaster, Reino Unido

La guerra de los cien años

Llévame a casa

Harry Edward Styles se encontraba en la pequeña cocina de su casa con un vaso de agua entre sus manos, hacía unos minutos que había terminado de empacar las pocas pertenencias que tenía y ahora solo esperaba la llegada de su madre y de su hermana ...

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Harry Edward Styles se encontraba en la pequeña cocina de su casa con un vaso de agua entre sus manos, hacía unos minutos que había terminado de empacar las pocas pertenencias que tenía y ahora solo esperaba la llegada de su madre y de su hermana menor. Veía su reflejo en el vaso de cristal que sostenía, podía ver sus ojos verdes llenarse de lágrimas. Su mente estaba vagando sobre recuerdos de hace tres días, habían festejado su cumpleaños diecinueve.

Flashback

Eran las 5:30 de la mañana y el chico se estaba arreglando para salir al campo a trabajar, desde que su padre murió, había caído sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar de su familia y de su casa.

—Harry, sabía que no querías nada para tu cumpleaños, pero hijo, no pude resistirme en comprarte este sombrero — Su madre Anne le hablaba desde la puerta de su cuarto, sus ojos cargaban con una mirada llena de tristeza, sin embargo, su sonrisa era tan brillante y pura que el chico no tuvo valor de negarse a aceptar el regalo —Por favor hijo, pruébatelo — Harry se acercó y abrazó con fuerza a su madre, se puso el sombrero y se aproximó al pequeño espejo que tenía en su cuarto para acomodar sus rizos —Es perfecto madre, gracias, de verdad no tenías que hacerlo — El chico respondió mientras sonreía, marcando sus hoyuelos. Harry sabía que su madre debió ahorrar por meses para poder comprarle ese regalo. —Sé que te será de ayuda en el campo, para protegerte del sol Ambos se volvieron abrazar y fue Anne quien rompió el silencio — No es la única sorpresa, Gemma tiene algo para ti — Harry se separó de ella y la miró con curiosidad. —Vamos, está en la cocina — Dijo Anne, y se dirigieron a donde estaba Gemma, su hermana estaba terminando de decorar un plato, sonrió al ver a su hermano mayor —Feliz cumpleaños hermano, te hice un conejo asado, yo misma lo cacé — La pequeña Gemma se oía muy orgullosa al hablar, acercó el plato a Harry, este estaba adornado con papas, zanahorias y flores —¿Segura no lo encontraste ya muerto? — bromeó, sacándole una sonrisa a su madre y Gemma lo miró indignada. —Solo estoy jugando pequeña, te agradezco este regalo, debió ser muy difícil de atrapar — El chico tomó una de las sillas y se sentó listo para comer, su madre y su hermana se sentaron también y Harry comenzó a partir el conejo para repartirlo entre los tres.

—¡No Harry! es solo para ti, es tu cumpleaños — Dijo su madre al ver que su hijo estaba listo para repartir el regalo que Gemma le había preparado —Madre, está bien, ya tengo un regalo para mí solo, el sombrero que me has dado, ese no lo compartiré — Mencionó Harry. Gemma le sonrió y solo pudo agradecer en su mente y en su corazón el tener por hermano a un joven tan generoso. Sin duda su padre las había dejado en buenas manos. Esa mañana pasaron un rato agradable tomando té y comiendo el platillo que Gemma había preparado.

Fin del flashback

Harry seguía esperando a su familia, sus manos estaban sudando y con cada minuto que pasaba el movimiento de su pie se hacía más intenso. Ya había dejado su habitación limpia, y las ultimas monedas que tenía, las había dejado en el cuarto de su madre. Por momentos se arrepentía, sin embargo, ya era muy tarde para eso.

Tuvo solo un par de horas para pensarlo, pero sabía que la decisión que estaba tomando era la correcta, cada vez le era más doloroso ver a su madre trabajar todo el día, sabía que ella estaba cansada pero nunca se quejaba porque quería demostrar fortaleza para sus hijos, pero sus manos estaban ásperas y llenas de cortadas, su ropa cada vez tenía más parches y sus zapatos recosidos le lastimaban al caminar.

Gemma estaba corriendo con la misma suerte, pero ella si hablaba, nunca se quejó con Harry sobre lo difícil que era la vida, pero él varias veces la escuchó mientras lloraba y le pedía a Dios para que terminara con su miserable vida. La primera vez que la escuchó, simplemente le partió el corazón. No podía culparla por pronunciar esas palabras, la guerra entre Francia e Inglaterra estaba destruyendo la esperanza y la fe de todos, habían pasado ya ciento dos años y no se le veía fin, el alma de la gente se estaba quebrantando, algunas noches, incluso Harry pensaba en si la muerte era lo mejor.

Todos los días despertaba con el miedo de que su familia no hubiese pasado la noche, ya que la comida estaba tan escaza que había gente que moría de hambre mientras dormía.

De pronto, los sonidos de alguien tocando la puerta lo hicieron pararse rápidamente, se acercó de prisa a la puerta, tomó un suspiro y abrió con miedo esperando ver a su familia. —Harry, ¿estás listo? te ves muy pálido, ¿estás bien? —La voz de su amigo lo tranquilizó, Harry le hizo señas para que pasara, el chico entró y dejó su maleta al lado de la mesa. —Liam, amigo estoy muy nervioso, tengo todo listo, pero, mi familia aún no sabe nada

Ese mismo día, muy temprano por la mañana, Harry se encontraba terminando de recoger la avena y el centeno que había plantado un par de meses atrás, estaba preocupado porque lo que había sacado no era suficiente, ni siquiera pudo juntar un costal ...

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Ese mismo día, muy temprano por la mañana, Harry se encontraba terminando de recoger la avena y el centeno que había plantado un par de meses atrás, estaba preocupado porque lo que había sacado no era suficiente, ni siquiera pudo juntar un costal de avena, y de centeno no era ni la mitad. Sus pensamientos se desvanecieron cuando vio a lo lejos a su amigo correr hacia él, gritando su nombre. —¡Harry! ¡Harold! — Harry dejó sus costales a un lado y se acercó a Liam, su amigo cayó sobre sus rodillas, estaba muy agitado, Harry se asustó al verlo así —¡Liam! ¿Qué está pasando? — Su amigo tomó aire antes de empezar hablar —Han llegado un grupo de comandantes, líderes de la guerra, ¡están reclutando Harry! Están prometiendo setenta monedas al mes a quienes se enlisten para la guerra —El joven se quedó viendo fijamente a los ojos de su amigo, mil cosas pasaban por su cabeza, bajó la mirada y Liam continuó hablando.

Me he enlistado Harry, he arreglado para que el dinero llegué a mi familia cada mes, mi madre y mi pequeño hermano Niall han estado muy enfermos, no han comido bien y temo por sus vidas...— Liam no pudo continuar hablando, sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas y Harry cayó sobre sus rodillas también, estando a la misma altura, lo abrazó. —Harold, quedan pocos lugares para enlistarse, vine porque sé que tú y tu familia la han estado pasando mal, yo estaba pensando...— Harry se levantó y ayudó a Liam a pararse —que podríamos irnos juntos — Harry no dijo nada, solo miraba al suelo, pensando en las palabras de su amigo, volteó a ver su pequeña tierra, sus costales de avena y centeno, miró sus zapatos rotos y las cicatrices en sus manos, observó a su amigo, hace unos meses no se veía tan delgado como hoy, sabía que lo mismo pasaba con él. Liam retrocedió unos pasos y se sentó rendido en el suelo, llenándose de polvo. Harry se llevó las manos a su cabeza se quitó el sombrero que su madre le había regalado. Cerró fuerte los ojos y recordó a su padre, un hombre valiente y sabio, ¿qué habría hecho él en esa situación? Pero por supuesto que hubiera hecho todo para que su familia esté bien, pero su padre ya no estaba ahí, ahora estaba Harry, un chico temeroso y asustadizo, pero que también quería lo mejor para su familia. Abrió los ojos y miró a su amigo —Liam... — Dijo Harry con voz débil —Llévame con ellos

Llévame a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora