Capítulo 16

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La cabaña del comandante era grande, pero tenía tantos muebles que reducían su tamaño y le restaban armonía, era completamente de madera y tenía dos pequeñas ventanas cerca de la cama, el piso estaba alfombrado y el techo tenía una gran bandera de Inglaterra pintada. Louis tenía tres roperos, dos escritorios y dos estantes, todo era hecho de maderas y colores diferentes, y encima de ellas, tenía ropa, armas, espejos de diferentes tamaños, juegos de llaves por todos lados y una extraña colección de diferentes banderas, Harry solo reconoció la de Inglaterra y Francia. En una esquina del cuarto, pudo ver baúles de diferentes tamaños, todos con grandes candados y llenos de polvo, la cabaña de Louis era todo un lugar de tesoros, incluso tenía collares y pelucas arriba del mueble más alto. El único lugar de la habitación que parecía ser más cuidada, eran los escritorios. Harry se acercó lentamente, intentando no hacer ruido para no despertar a Louis. Encima de uno de los escritorios estaban unos cuantos mapas, uno de ellos estaba marcado con una ruta, era el recorrido de Beltoft hasta Maidstone, pero ese no era el camino que habían seguido de regreso al campamento, en las anotaciones del mapa estaba registrado un viaje de un día y medio con un viaje casi directo, pero el rio por donde habían pasado antes de llegar a Maidstone estaba muy lejos de ahí. Esa era una ruta innecesariamente larga, incluso Harry sin ser experto, podía señalar esa peculiaridad.

Harry dirigió su mirada al otro escritorio, en el había una libreta con anotaciones y números que el chico no podía entender, ya que nunca aprendió a leer por completo. Abrió con cuidado uno de los cajones y vio una espada, tenía una gran S tallada, seguida por una i, m, o, n. Simon, Harry descifró la palabra, el nombre del soldado que lo golpeó, ¿qué hacía la espada de Simon ahí? Continuó admirando la habitación del comandante, vio que tenía un gran espejo ahí, con un marco con rosas talladas a mano y cubierto con una pintura dorada, Harry se acercó a él y se observó, en estos días había ganado peso, pero su aspecto se veía más desaliñado que antes, su ropa estaba llena de tierra y su ojo seguía morado, las ojeras no estaban tan marcadas, pero aun se notaba que no había podido dormir con tranquilidad. El recluta se asustó al oír un gruñido proveniente del comandante, se acercó a él y movió su cabeza para que pudiera respirar bien. Decidió que sería mejor estar a su lado cuidándolo, así que se quedó sentado en la orilla de la cama.

Louis se movía inquieto en la cama, parecía estar teniendo una pesadilla, Harry acercó su mano temblorosa para acariciar su rostro e intentar calmarlo, Louis tenía el ceño fruncido e incluso así se veía precioso. El chico se acercó a su oído y le comenzó a susurrar. —Tú corazón, tu mente y tu alma podrán descansar esta noche — Harry tomó la mano de Louis Nuestras manos entrelazadas te darán la seguridad y fuerza que necesitarás en tus peores momentos — Con delicadeza acomodó el cabello de su comandante —Y el calor de mi abrazo será suficiente promesa de que nunca te abandonaré — Harry se tomó un segundo para suspirar —A partir de hoy, el único motivo de mi corazón para latir, serás solo tú — Había funcionado, el comandante relajó su expresión y sonrió aun dormido. Harry recitó a la perfección el poema de compromiso que le habían hecho aprenderse en la iglesia, el mismo poema que jamás pensó utilizar, ya que ninguna mujer le había interesado para pedir su mano. Con Louis todo era diferente, desde el momento en que lo miró a los ojos, supo que ese era su hogar.

El recluta, exhausto por el día tan intenso que tuvo, decidió dormirse en el suelo, al lado de la cama. Esa noche solo pudo soñar con el azul de los ojos de Louis.

Llévame a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora