Capítulo 10

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Harry se acercó a la carroza en busca del comandante, Louis estaba listo desde antes que las carretas se detuvieran. —Comandante Tomlinson, he llegado — Dijo Harry nervioso. 

El comandante bajó despacio de la carroza y le sonrió —Nos toca el norte esta noche recluta Styles — Harry le devolvió la sonrisa y ambos comenzaron a caminar. Esta vez caminaron un poco más de seiscientos metros, Louis estaba buscando el lugar perfecto, hasta que vio un pequeño riachuelo, más lejos pudo ver un arbusto de zarzas, sería el lugar indicado para vigilar y pasar un rato agradable. Louis dirigió a Harry hacia el lugar y ambos se sentaron en el pasto, el recluta recargó su espalda en una gran roca detrás de él.

—¿Te gustan las moras? — Preguntó Louis —Me encantan comandante, pero son realmente difíciles de encontrar — Respondió Harry —Bueno, debe ser tu día de suerte, vi unos arbustos aquí adelante — Le dijo Louis y salió en busca de las mejores moras. Harry se sintió especial en ese momento. Recordó la botella que había robado hace unas horas, la sacó de su pantalón y la puso detrás de él. 

Louis regresó con sus manos llenas de zarzamoras y las puso frente a Harry —Espero haber elegido bien — Dijo el mayor, sentándose

Comandante, he traído algo para usted, para agradecerle el pan de anoche — Harry habló con una voz dulce y con sus mejillas sonrojadas, a Louis le gustaba la vista que tenía frente a él, antes de que el comandante pudiera decir algo, Harry tomó la botella y la puso al lado de las zarzamoras. Louis lo miró admirado. —Bueno, creo que le atinaste a mis gustos, realmente no me esperaba esto — Sonrió.

Harry estaba más que feliz de haberle dado algo que le gustaba. El chico tomó una mora mientras Louis abría la botella, el comandante tomó un gran trago de la botella y se la pasó a Harry —Comandante Tomlinson, la botella es para usted, yo nunca he tomado — Dijo nervioso —Bueno, no dejarás tomar solo a tu comandante, toma un poco — Respondió Louis. Harry tomó la botella y le dio un buen trago, al principio le quemaba la garganta, pero después la sensación fue agradable.

Estuvieron así un rato, comiendo moras y tomando whisky, platicando de cosas sin sentido, Harry se estaba mareando rápido y a Louis le pareció divertido verlo más relajado y risueño.

El chico rizado se estaba armando de valor para preguntarle a Louis sobre las historias que había oído sobre él, tenia miedo a la respuesta, pero esta era su única oportunidad. Comandante Tomlin... — El castaño puso su mano en el hombro de Harry. —Mientras estemos solos, puedes llamarme Louis... — Harry sintió como sus mejillas comenzaron a arder. —Lo-Louis, yo... yo escuché unas historias, bueno, no sé si sean solo mentiras de la gente, pero, yo simplemente no puedo, no quiero creerlas... Louis se quedó en trance escuchando como la voz de Harry pronunciaba su nombre, cuando asimiló lo que el chico acababa de decir. —Harry, no te mentiré, algunas de las historias que oirás de mí, son reales — Harry tragó con fuerza, un nudo en su garganta se estaba haciendo presente —Las cosas que si he hecho, han sido por mandato del rey, nunca por voluntad, como esta guerra, no es placer mío ir matando gente, pero es trabajo sucio que alguien debe hacer — Harry bajó la mirada para que Louis no pudiera notar las lágrimas que se estaban formando en sus ojos.

Louis se movió para estar al lado del recluta —Lamento si te he decepcionado, espero que entiendas que en mi posición a veces no hay elección, lo irás aprendiendo tú mismo con el paso del tiempo — La voz de Louis no se oía triste, más bien tranquila, Harry pudo entender en ese momento que el comandante se había hecho indiferente ante el dolor de otros, ¿habría perdido su capacidad de amar también? El joven quería averiguarlo. —Louis, la vida que te ha tocado es realmente difícil, tal vez si ellos lo supieran te entenderían — Respondió el recluta mirándolo a los ojos —Y no me importa lo que digan de ti, yo sé que eres un buen hombre — Dijo el chico, Louis no respondió, él sabía que no era una buena persona, pero, le gustaba que Harry lo pudiera creer. Y estando sentados tan cerca, Harry colocó su cabeza en el hombro de Louis —¿Te molesta? — Preguntó el rizado, aun mareado por el licor. —No, para nada — Respondió el castaño con una sonrisa y Harry se comenzó a quedar dormido.

Cuando el chico se durmió por completo, Louis lo acostó con delicadeza en el suelo y acarició sus rizos mientras admiraba su belleza, jamás había sentido la necesidad de cuidar una vida hasta hoy.

Louis sabía lo egoísta que había sido al aceptarlo para luchar en la guerra, pero desde el momento en que lo vio, sintió la necesidad de conocerlo y ahora, Harry pagaría por el capricho del comandante.

Louis sabía muy bien que la guerra no era un lugar para el joven, un chico como Harry no duraría más de una semana en ese ambiente hostil. Louis creyó que después de conocerlo, su atracción por el joven desaparecería y no le importaría lo que pasara con él, pero el interés de Louis solo iba en aumento y ahora tenía como propósito mantener al chico con vida. El comandante secó las pequeñas lágrimas que se formaron en sus ojos, realmente le atormentaba lo que Harry estaba por ver, la muerte, el dolor, la impotencia y la tristeza que se vive en una guerra. Cubrió al recluta con su saco y se mantuvo vigilando al camino, deseando que la noche no terminara.

El sol estaba por salir y Louis movió despacio a Harry para que se despertara. —Muy pronto tendremos que reanudar el viaje — Dijo el comandante. —¿En cuánto tiempo estaremos en Maidstone? — Preguntó Harry, aun adormilado —Al medio día ya habremos llegado, y en seguida comenzaremos a entrenarlos — Respondió Louis con seriedad. Hubo un silencio hasta que Harry se atrevió a hablar. —En el campo de entrenamiento, ¿también... también se hacen... guardias? — Preguntó el rizado con la esperanza de volver a repetir estas noches con Louis. —Si, pero, hay soldados encargados de eso, y hacen las guardias solos... — Respondió el comandante.

Sabía por qué Harry lo preguntaba y le molestaba no haberle dado la respuesta que él esperaba. El recluta se sintió muy triste al pensar que no volvería a pasar las noches con Louis, aun tenían muchas historias que contarse, y aún más importante, historias que crear. El amanecer se hizo presente y ambos se voltearon a ver, sin duda, sus miradas estaban hechas para estar juntas. Louis se levantó y estiró su mano a Harry para ayudarlo a pararse, el chico la tomó y comenzaron a caminar muy despacio de vuelta a las carretas. Se despidieron con la mirada y comenzaron con el resto de su viaje a Maidstone. Harry aún no lo sabía, pero su vida cambiaría para siempre con la llegada a la ciudad, Louis si estaba consciente de ello, la guerra cambiaba a las personas y él no quería que acabara por destruir la inocencia y pureza del chico, él haría todo lo que estuviera en sus manos para evitarlo.

Llévame a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora