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La rutina de la mañana había sido la misma que la de siempre, las damas de compañía se aseguraban de que el perfume de rosas quedará grabado en la piel se la emperatriz, el vestido tenía que estar impecable y el peinado debía ser elegante, digno de una emperatriz tan imponente como lo era su majestad, la emperatriz Navier.

Esa mañana, después de su rutina, Navier se encontraba dispuesta a tomar su desayuno, pero esa mañana se sentía diferente y fue totalmente distintas a las demás al ver quién llegaba para desayunar a su lado.

-Emperatriz, buen día.- Navier no sabía que era lo que le extrañaba más, acaso era la sonrisa agradable en el rostro del emperador, o el hecho de que había llegado a su lado cuando no se habían juntado para desayunar juntos desde hacía ya varias semanas.

-Su majestad, buen día.- respondió Navier, aunque su rostro se mantenía neutral, no podía evitar pensar ¿Qué era lo que tenía el hombre al frente suyo? ¿La nueva amante lo ponía tan de buen humor? El solo pensar eso apretó un poco más el cubierto que tenía en sus manos, ¿Eran celos? Si, lo eran, pero la emperatriz no se podía exponer con celos absurdos, mucho menos darle más importancia de lo que merecía una simple concubina.

-¿Navier?- llamó Sovieshu por tercera vez al notar que su esposa estaba metida en sus pensamientos.

-¿Si?

-Te decía que... Esta noche, quiero visitar el pueblo ¿Recuerdas?- preguntó nuevamente con esa sonrisa que ponía confundida a Navier. -Cuando éramos jóvenes, solíamos ir en las noches disfrazado, no solo era divertido, también aprendíamos sobre la vida de los pueblerinos. ¿Quieres ir?

-Es una clase de juego- pensó Navier, la actitud de su esposo no era la habitual, ese buen humor se parte suyo le ponía se mal humor a ella al pensar en quién lo había hecho tan feliz la noche anterior.
-Tengo mucho trabajo, lo siento majestad, tendrá que ir sin mi.- sin más palabras rechazó la propuesta contraria, limpió su labios con la servilleta y se levantó de la mesa. -Disfrute del desayuno. - Sovieshu por obvias razones, frunció su seño, su buen humor no había durado mucho, ¿Qué había hecho ahora? Solo quería recordar agradables momentos con su esposa, y posiblemente, buscar al chico del día anterior ¿La razón? No lo sabía con exactitud, solo tenía en cuenta que ese pequeño rato con él le había despejado, volver a verlo era algo que quería.

-Bien, iré solo...

-¡Su majestad!

-¡Lady Rastha no corra!- Sovieshu miró a la chica se cabellos blancos ir hasta él, Sovieshu sonrió un poco y llevo sus manos hasta la cabeza de ella para acariciar levemente.

-Buen día, ¿Has comido algo?

-¡Majestad, tenga un buen día! Rastha ha comido y ahora vino a verlo porque usted no fue a verla anoche. ¡Me sentí sola!- como decía eso Rastha colocaba pucheros de niña mientras que Sovieshu suspiraba, la actitud de la mujer se le hacía infantil, ¿Le gustaba? Un poco.

-Perdoname, está noche tampoco podré ir, estoy muy ocupado con el trabajo, de hecho, debo irme ahora. Rastha, se buena hoy.

..

-¡Pedido a la mesa 6! ¡La cuenta de la mesa 4!- esas eran las frases que escuchaba en todo el día, era agotador, ir de un lado a otro colocando una expresión amable sin importar qué.

-Darién..- El rubio, que desde que había comenzado la tarde no había hecho más que servir las mesas de todos esos hombres que llegaban a beber y gastar el dinero en licor y comida, recibió el llamado de su jefe, su padre. -Es el momento, la hora del show- Darién miró el espejo, su rostro como siempre, era hermoso, sus cabellos rubios ahora eran más largos, a la altura de la cintura, sus labios pintados, era perfecto, parecía una chica, gracias a la ayuda de la poca magia que sabía, lograba hacer que su cabello creciera y que su voz se hiciera dulce y frágil.
-Eres hermosa, si... Darién, te pareces tanto a tu madre.- el mayor pasó sus manos por las mejillas de su hijo.
-Ahora ve, y has que mis bolsillos se llenen de dinero.

-Si padre.- Dijo después de mirar la fotografía en la pared, tomo un fuerte respiro y salió al escenario donde aquellos hombres esperaban ansiosos por ver a esa hermosa mujer bailar.

-Esto.... Es una prisión...- pensó segundos antes de que la música comenzara.

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora