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No estaba del todo despierto, sus ojos temblaban y apenas podía escuchar al gran mago y las órdenes que daba a todos sus alumnos.

-¡Ustedes irán con la guardia real, el segundo grupo se encargará de los civiles, los demás al palacio y tú, tú vigila a Darién- Frederick ordenó a un joven mago que recién iniciaba su entrenamiento, al ser un novato total su única alternativa era cuidar de Darién, pues ir al campo de batalla teniendo escaso conocimiento no era buena idea.
Todos los magos partieron, el silencio invadió la academia, poco después los sonidos de la guerra lograron escucharse y si aquello era una pelea entre reinos, estaba seguro de que Sovieshu estaba peleando.

-Sovieshu...- Darién se levantó de la cama con dificultad, su cuerpo aún dolía y las vendas estaban ajustadas, lo que limitaba su movimiento, pero no podía quedarse ahí, tenía que ver al emperador, tenía que saber que estaba con vida.

Caminó hasta llegar a la puerta, se asomó un poco visualizando el pasillo largo, el novato parecía estar en otro lugar, preparando el medicamento que le daban, debía aprovechar que estaba distraído pero tampoco podía irse solo así.

Usar la antigua apariencia femenina sería delatarse a sí mismo, cerró sus ojos y en su mente apareció la mujer que podía recordar perfectamente, Rashta.
Se concentró en cada característica física de Rashta, cabello blanco largo y con ondas, su rostro infantil y ojos oscuros. Le tomó algunos minutos pero pudo lograrlo, era igual a ella.

Se escabulló entre el pasillo y se alejó lo más rápido que pudo saliendo de la academia, se quedó perplejo al ver las calles del imperio llenas de armas, los puestos de los mercader estaban saqueados y a lo lejos podía ver a los guardias luchar unos contra otros.

-¡Mujer!- una voz lo sacó de su trance. -¡Mujer muevete de ahí, ve con los demás civiles!- un guardía le gritó mientras detenía el ataque de un enemigo.
Darién aferro sus manos a las prendas y comenzó a moverse más rápido, se escabulló entre los escombros incluso tomó una daga que estaba en suelo,  buscaba con la mirada a Sovieshu pero no podía verle,  avanzó más y más hasta que pudo verlo.

-Majestad...- dijo mientras caminaba lo más rápido que podía, tambaleaba e incluso podía notarse el constante rengueo al avanzar.

El principe Heinrey había levantado su espada y, como acto de desesperación, Darién tomó la daga y la lanzó con todas sus fuerzas hacia él logrando atravesar parte del brazo del príncipe.

-Ale... ¡Aléjate de Sovieshu!- Darién se colocó frente al emperador, Heinrey había soltado su espada, a consecuencia del impacto imprevisto en su brazo, la sangre comenzó a salir y mientras Heinrey buscaba sacar la daga Darién se apresuró a tomar a Sovieshu en sus brazos.

-¡Darién! ¡Eres tú! ¡Eres tú!- Darién volvió a su forma, las heridas que tenía volvieron a ser visibles, raspones y moretones aparecieron en su rostro pero aquel destello de sus ojos estaba presente aún.

-¡Estoy aquí! ¡Estoy vivo aún!, ¡Tenemos que irnos... Tenemos que...- El principe Heinrey tomó con fuerza las prendas de Darién alejándolo de Sovieshu al lanzarlo al suelo haciendo que Darién soltara un quejido.

-¡Darién!-  Sovieshu trató de levantarse y tomar la espada nuevamente.

-Eso... Fue doloroso... Estoy perdiendo sangre por tú culpa...- Heinrey pateó el rostro de Sovieshu haciendo que callera nuevamente y la sangre saliera de su nariz. -Eres alguien molesto, te ataque varias veces y sigues causando  problemas- camino hasta Darién y lo tomo del cuello, Darién golpeó repetidas veces el brazo de Heinrey pero era inútil, los ojos violeta del principe reflejaban el deseo de sangre y muerte.

-¡No lo toques...!- Heinrey sonrió al ver al emperador de esa manera, no pensó que un simple muchacho provocara que el emperador se humillara, Sovieshu estaba débil, se arrastraba en el suelo tratando de llegar a él y, su rostro estaba siendo llenado de lágrimas. -¡no le hagas daño...! ¡Te ll suplico... A mí puedes matarme, pero déjalo a él... Deja a Darién.

-Majestad...- Darién también soltó lágrimas al escucharlo.

-El amor te vuelve un esclavo, emperador usted ahora mismo se ve tan humillante que me genera lástima.- Heinrey miró a Darién y colocó una sonrisa amplia, una sonrisa que mostraba su burla hacía ambos. -Ten, voy a devolverte esto...- los ojos de Darién se abrieron al tope, la piel comenzó a arder, el líquido color carmesí salió de su cuerpo y comenzó a hacer un charco en el suelo, Heinrey lo había apuñalado.

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora