-¿Puede considerarse pecado si ambas personas se aman?- las hojas del libro pasaban una tras otra. -¿Estábamos siendo los malos por solo entregarnos a nuestro amor?- la vela que iluminaba el lugar se desgastaba poco a poco, la cera resbalaba hasta tocar el fondo de aquella pieza de metal. -Nuestro amor era real, pero, había un tercero, una persona que sufría a causa de nosotros.- El gran mago cerró aquel viejo libro, tomó la vela y caminó por los pasillos de la academia hasta salir al patio, observó la brillante luna y dejó que el frío viento cubriera su cuerpo, lo que provocó que temblara un poco. -Amelia...- dijo mientras miraba hacía el cielo. -Mi querida Amelia, ¿Qué debo hacer?.
El gran mago y Amelia se conocieron cuando ella llegó a la academia, preveniente de una isla lejana, fue llamada a la academia para ejercer como maestra de magia.
Cuando el gran mago, Frederick, obsevó por primera vez los ojos azules de Amelia fue bendecido con aquello que se le conoce como atracción, y su interés por ella aumentó con cada día en el que convivía junto a ella, esa necesidad de tenerla cerca aumentaba cada día hasta que finalmente reconoció lo sentía, la amaba, amaba a esa mujer como nunca había amado a alguien más, ¿El problema? Amelia no era una mujer libre, ella llegó al imperio siendo al esposa de Nazü, un mercader que fue asignado como su esposo por órdenes del Duque de su isla.¿Cómo la vida podía ser así de injusta? ¿Debía solo olvidarse de ella? Lo intentó, pero cuando el corazón domina la mente calla y se esclaviza, aún cuando los dos intentaron alejarse uno del otro, terminaron cayendo y dejando que aquello que sentían los consumiera, Frederick juró su amor eterno a Amelia y Amelia juró lo mismo hacía él, y de ese amor oculto, el producto fue Darién.
-¿Puedes perdonarme amada mía?- Frederick no dejó de hablar con ella, aún con los años. -No estuve para defenderte, cuando Nazü se enteró de todo, tu tuviste que enfrentarlo sola, ¿Puedes perdonar que no pude buscar a nuestro hijo?- Frederick lloró días y noches la muerte de Amelia, sentía una culpa enorme por dejarla sola, debió hacerle caso cuando Amelia propuso huir, debió enfrentar a Nazü y tomar su hijo, pero en lugar de eso, se ocultó en los muros de la academia, se consumió en su dolor dejando atrás a Darién. -¿Fuí el peor de los amantes?- Frederick limpió la lágrima que salió de sus ojos, recargó su cuerpo en el árbol que estaba a su lado mirando perdidamente a la estrella más brillante que el cielo nocturno tenía, creía que ahí estaba ella, su único amor estaba esperando por él.
-¡Gran mago!- escuchó ser llamado por uno de sus ayudantes, el joven llegó a su lado agitado, alterado, no podía ni hablar por tratar de recuperar su aire perdido.
-¿Qué pasa?, ¡Habla ya!
-Su majestad.... ¡Su majestad y ese amigo suyo están siendo atacados por la guardia real!
-Darién...- Frederick comenzó a correr saliendo de la academia, su hijo corría peligro, su hijo lo necesitaba y está vez, lo salvaría, no iba a cometer el mismo error de antes, ahora podría remendar su culpa con Amelia, con Darién.
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Emperador I Love. Sovieshu (Boys Love)
FanfictionDarién ha sido prisionero de un pecado que no es suyo, de la sed de venganza de una mala persona; la vida le da la oportunidad de liberarse a través de un amor imposible a sus ojos. -idea original -los personajes no son creación mía, el único que me...