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Navier se había enterado de lo que su majestad, el emperador, hizo por Rashta. Todo el palacio lo supo una vez el bebé de blancos cabellos llamó la atención de todos los que habitaban el lugar.
La emperatriz no sabía cómo sentirse al respecto, primero, Rashta no era alguien a quien debía despreciar, aquella joven ingenua se comportaba se mejor manera desde que Darién le enseñaba, ahora pensaba mucho más la situación, ¿Se suponía que debía sentirse molesta? Sovieshu no la había visitado y ahora, la había liberado de aquel título; “concubina”.

Aquel acto de Sovieshu, fue tan bondadoso. Navier miraba a Rashta cargar con aquel bebé, no pudo evitar querer conocer toda la situación, así que fue a visitarla.
Rashta saludó a la emperatriz con una reverencia, y de manera educada le presentó a su hijo y le permitió tomarlo en brazos.
Navier cayó ante la encantadora naturaleza del niño, un rostro angelical como el de su madre y una actitud tan serena, cargar al bebé se sentía como recibir la brisa del viento en una mañana de otoño. La mano suave de Ian tomó el dedo de Navier, una risa pequeña salió de él, aquello era adorable.

—Que crezca sano y con buena salud.— Navier dijo a Rashta. —Cuida bien de él, cuídate también tú.— Rashta extendió sus brazos para recibir de vuelta a su hijo, Navier dedicó una sonrisa muy pequeña pero notable, la más joven no pudo evitar sentirse sorprendida por tal acción pero respondió con una sonrisa aún más amplia para despedir a la emperatriz de su habitación.

Mientras Navier caminó por los pasillos con dirección a su habitación, sentía una presión en su pecho, una gran cantidad de emociones revueltas, sus manos tocaron la parte baja de su abdomen, cerró sus ojos por unos momentos mientras continuaba su camino, se sentía extraña por aceptar lo que sentía; envidia, envidia de que aquella joven pudo procrear a un niño mientras que ella no había logrado darle un heredero a el emperador.

—Un bebé...— susurró.
Un bebé era lo que esperó por años y nunca llegó y, no sabía si llegaría.

...

El joven principe caminaba por las calles del imperio, no podía negar que se sentía fascinado por la gran cantidad de comercio y también, con aquella visita se aprendía más mejores rutas de escape.

—¿No cree que llamamos mucho la atención?— cuestionó Mckenna.

—¿Por qué no hacerlo?— Mckenna suspiró.

Heinrey se sentía ansioso, había planeado todo desde hace tiempo, quería apoderarse de imperio antes de que su hermano falleciera.
El robo de la magia a los magos funcionaba, era un proceso lengo pero estaba seguro de que pronto lograría debilitar a todos los mangos del imperio.

Mientras avanzaba no pudo evitar llevar su atención ante el joven de cabellos rubios que caminaba acompañado de  una niña, ¿Por qué le era tan familiar? No le tomó mucho tiempo regresar a sus recuerdos más recientes, su mente hizo clik al recordar al joven que atendía a todos en la fiesta del palacio.

—Se recuperó pronto, su maná regresó a la normalidad.— Mckenna miró a Darién, lo recordaba.

—mi señor, la pequeña...— señaló el de cabellos azules.

—Tiene una buena cantidad, parece ser lo que llaman, talento natural.— Heinrey caminó aún más, como era obvio, pasaron al lado de ellos cruzando miradas, azul y violeta, un encuentro al que fue fácil encontrar un vencedor.

—Robo...— susurró Mckenna antes de que Darién se tambaleara.

—Sanación...— se escuchó la voz de la niña.

...

Darién sabía que aquel principe había sido el responsable de su primer desmayo, no se necesitaba ser muy inteligente para deducirlo, justo después de pasar a su lado se habían desmayado y además, su visita a la academia de magia lo confirmó aún más.

—Principe Heinrey...— había visto su fotografía, uno de los alumnos destacados de la academia.

No tenia planeado tal encuentro, simplemente había salido a pasear con la hija de Orpheus, aquello fue una coincidencia que usaría a su favor.
Memory había heredado el talento de su padre, Orpheus sabía que debía prepararla, pero por el momento el hechizo de sanación había sido una prioridad, él no lo sabía, pero aquello acababa de darle la ventaja a Darién.

Heinrey y Mckenna se alejaron, pero Memory los obsevó una última vez antes de ayudar a Darién a levantarse nuevamente.

—Hermano Darién... Ese hombre me asusta, quiso hacerte daño.





Hola! Si que he estado mucho tiempo sin actualizar pero se vienen actualizaciones más seguidas, ya he salido de vacaciones así que tengo tiempo ^^

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora