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Habían pasado varios días desde que Darién llegó al palacio, se había acoplado bastante bien, el trabajo no le era complicado, se llevaba bastante bien con los demás empleados incluso les ayudaba en algunas cosas como en lavar, cocinar y en la jardinería, lo disfrutaba, en varías ocasiones veía al emperador en los pasillos, Sovieshu siempre le sonreía y lo saludaba y Darién respondía con una sonrisa amplía y una reverencia, de vez en cuando, justo cuando el emperador tenía un tiempo libre tomaba aire junto a él, salían al jardín juntos, esto nobextral a a nadie, para los demás seguía siendo un acto que mostraba la amabilidad del emperador.

Navier miraba a través de la ventana a la persona que estaba en el jardín, Darién, habían pasado aproximadamente una semana, el joven de cabellos rubios no parecía ser una amenaza, no solo hacía su trabajo, también ayudaba a los cocineros y los demás trabajadores, y notaba que el emperador estaba de buen humor gracias a él y lo más importante en ese momento.

—Su majestad no ha visitado a Rastha en todo este tiempo. Tal vez ese muchacho le recuerda a su versión de niño. Debería invitarlo a tomar el té.— Pensó mientras continuaba observando.

El rubio dió un gran estornudo al olfatear aquella flor, el aroma había sido bastante fuerte para él, pero debía continuar, prometió al jardinero ayudarle, no podía estar mucho tiempo si hacer nada, en los últimos día se había dedicado a ser de utilidad, agradecer al emperador por lo que había hecho con trabajo.

—¡Darién!— la voz femenina llamó su atención, rápidamente se levantó del suelo, sonrió para recibir a la joven concubina.

—Lady Rastha, buen día.— ¿Cuál era su relación con esa chica? Podía decir que Rastha había sido amable con él, claro que esa chica era muy infantil para su gusto pero agradecía que lo hiciera sentir cómodo.

—¡Buen día Darién! Rastha estaba aburrida así que vine a verte y... ¿Puedes ayudarme con esto?— no era de extrañar que Rastha le pidiera ayuda con sus deberes, parecía tener lento aprendizaje y muchas veces antes le había ayudado con eso, aveces pensaba que Rastha era amable con él para que continuará siendo su tutor, pero no lo veía mal, todas las personas buscaban algo a cambio de amabilidad, todos... Menos el emperador, pues Sovieshu aún no le pedía algo a cambio, aunque, ¿Que podría darle un simple sirviente?

—De nuevo tienes problemas con la escritura, bien déjame acomodar esto.— dijo para después de dejar todo en orden quitar los guantes de jardinería e ir hasta ella para ayudarle, ambos se sentaron en el césped y comenzó la clase.

—Eso es... ¡Es correcto! Estás aprendiendo Rastha.

—¡Rastha ahora es lista!— Darién asintió acariciando la cabeza de la contraria, sabía que hacerle ver los logros a alguien era buena motivación.

La emperatriz tuvo un cambio de humor al verlos tan unidos, a cómo ella veía tal escena, Rastha estaba haciendo aliados, hacerse amiga del amigo de su majestad, posiblemente lo hacía para buscar protección de ella.

—No es muy inteligente... Darién es un sirviente más, no puede defenderte.— dicho eso se dió la vuelta y continúo con su trabajo.

Mientras Rastha y Darién estaban recostados en el césped mirando al suelo, Darién se sentía cómodo por tener alguien con quién hablar, y que ese alguien le hiciera parecer más listo.

—Entonces sabes muchas cosas... Darién es muy brillante.

—Solo es cuestión de tener ganas de aprender. Si te esfuerzas también sabrás muchas cosas Rastha. Cuando mejores tu lectura, deberías tomar prestados los libros de la gran biblioteca.

—¿Eso no enfadará a la emperatriz? Ella se enoja mucho con Rastha, y si tomo los libros se enojará más todavía.

—No lo hará....al menos eso creo. Ella se ve... Cómo alguien fuerte pero, no es mala persona.— Era verdad, Darién no creía que Navier fuera mala, solo, era la emperatriz, y no debía verse como alguien débil.

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora