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Los guardias llevaban a Sovieshu, desde en bosque, las calles del imperio hasta llegar al palacio, para ese entonces el sol ya había salido y con ello la noticia de que el emperador había sido encontrado cometiendo adulterio y no con una mujer, todos hubieran preferido que fuera así, sino con un hombre.
Sovieshu no levantó la mirada, no por los múltiples insultos que escuchó hacía él, sino porque no quería que nadie lo viera llorar, llorar por Darién.

Rashta estaba entre las personas del pueblo, observó tal acto mientras abrazaban su hijo, si bien, ya sabía que pasaba aún había algo más que saber, ¿Dónde estaba Darién? Una vez el guardia se perdió de su vista salió de en medio de la gente y comenzó su camino, buscaría a Darién ella sola de ser posible, o al menos creía que iba sola, pues cierta ave le seguía con un vuelo sigiloso.

En el interior del palacio Sovieshu escuchó como la puerta del salón se abría, los tacones de Navier anunciaron su presencia, Sovieshu pudo ver el rojo de su vestido, pero no sé atrevió a mirarle.

-¿Por qué no me mira?- preguntó Navier. -¿Es que ahora soy una extraña?- Sovieshu levantó lentamente su cabeza, Navier notó las marcas en sus ojos y sus múltiples heridas por haber tratado de huir, pero él no era el único que había llorado, sabía que Darién había caído al vacío, y eso me generaba tristeza por Sovieshu y, una furia inmensa, pues el emperador estaba mal por Darién y no por ella.

-Perdoname...- fue lo único que dijo Sovieshu, Navier caminó solo un poco, impulsó su mano y estalló un golpe contra el rostro de Sovieshu, él sabía que lo merecía.

-¿Por qué?- cuestionó nuevamente Navier- ¿Por qué con él?- Sovieshu miró los ojos verdes de Navier, entendía porque estaba así, era culpa suya, nuevamente había hecho sufrir a Navier lo peor es que no era capaz de hacer algo para remediarlo, solo quería terminar con todo eso ya. -¿No fuí suficiente para ti?

-Navier... Fuiste más que eso. Yo te amé, te amé de verdad. Fuiste todo lo que un joven principe puede soñar, pero nos hicimos daño, tanto tú cómo yo, nos encerramos en el trabajo, dejamos... De ser Navier y Sovieshu, y pasamos a ser los emperadores. ¿Cuántas veces dormíamos juntos? ¿Cuántas veces nos dijimos que nos queríamos?- Sovieshu trató de tomar la mano de Navier pero ella la apartó. Estábamos tan ocupados que no nos dimos cuenta que ya no nos acabamos, porque no tuvimos tiempo de saberlo...

-Yo sí te amo...- dijo Navier. -No dejé de amarte ni un momento.

-Yo...- Sovieshu limpió la lágrima que salía de su ojo. -Yo creía que te amaba aún, pero... Toda la indiferencia con la que nos tratamos, fue lo que me hizo...

-¿Traicionarme? ¿Qué fue lo que tuvo él?

-Alegría...- respondió Sovieshu. -Su alegría fue lo que me atrajo, su actitud feliz, curiosa y... Una mezcla de inocencia y picardía. Me enamoré de él, de todo su ser, de un momento a otro me dí cuenta de que era la persona más radiante que alguna vez pude conocer... Estaba seguro...

-¿Seguro? ¿De que?

-Seguro de que con él podía hacer... Lo que contigo nunca nació.- Navier limpio las lágrimas, quería gritar, golpear incluso mandar a castigarlo, pero debía ser razonable, ella era la emperatriz, pero quién tenía la sangre real era Sovieshu, aún así estaba segura, de que el pueblo no iba a aceptar su cometido.

Navier solo se dió la vuelta y comenzó a caminar dejando a Sovieshu atrás, solo podía escucharlo caminar detrás de ella pero no fue capaz de voltear, ni siquiera cuando ella llegó al jardín.

...

Los ojos de Darién se abrieron lentamente, lo primero que vio fue a Frederick quien curaba sus heridas y golpes.

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora