Desde que tengo memoria, las personas siempre habían mencionado la belleza de mi rostro, cuando solo era un niño, tanto mi madre como yo éramos constantemente halagados y desde entonces, supe que tenía un don, la belleza.
Cuando tenía 8 años mi madre enfermó de gravedad, tan solo poco tiempo después ella dejó este mundo.
El dolor de perder a alguien puede ser muy severo si las personas no saben cómo tratarlo, ese fue el caso de mi padre.
Mi padre, el señor Nazü, siempre había sido un borracho, recuerdo perfectamente el día en el que dejó de verme como un hijo y vió en mi el consuelo de su corazón roto y de su mente totalmente alterada.-Tienes el mismo rostro de mi Amelia... Si aprendes a dominar un poco de la magia que ella te heredó, ¡Me convertirás en una persona feliz!
-Quiero que mi papá deje de beber- esa era la motivación que tenía de niño, supe que mi vida no era normal, mientras los demás niños jugaban en las calles yo me la pasaba día y noche estudiando para dominar la magia, bailando igual que mi madre y, ayudando a mi padre cada que no podía levantarse.
No supe cómo pasó todo este tiempo, un día, me levanté y me miré al espejo, mi rostro, mi cuerpo... Todo había cambiado, era yo, pero ahora, mi belleza era mucho más madura, mi movimientos eran más sensuales, mi gusto por bailar se había convertido en una herramienta más.Era el momento, la música había comenzado, estaba de espaldas sobre ese escenario, mi corazón latía un poco y mi cuerpo me desobedeció para comenzar a hacer por su cuenta aquél baile, comenzando con un movimiento de caderas de un lado a otro, un jugueteo con mi cabello para que después de unos segundos darme la vuelta y mirar a todos esos hombres.
-Anciano, cerdo, degenerado, adultero...- Podría seguir así, colocando una etiqueta a cada par de ojos que me miraban todo el tiempo.
-Extraño... Extraño de la noche- Pensé al ver a ese hombre entrar, su vestimenta era diferente y parecía querer ocultar su rostro, pero, no podía engañarme Era él, no tenía dudas, esos ojos color plateado, ojos profundos y masculinos, no podía olvidarlo
....
Tal y como lo había dicho a su esposa la emperatriz, visitó el pueblo en la noche, pensó que no encontraría nada, la mayoría de los puestos comerciantes estaban cerrados, era tarde, ¿Entonces por qué ese lugar seguía iluminado y desprendiendo ese sonido llamativo?
El emperador se acercó y se adentró en un ataque de curiosidad, la imagen que tuvo le pareció normal, los pueblerinos y nobles solían beber de esas manera, lo había visto antes, pero si atención dejo de observar a esos hombres cuando vió el entretenimiento.
-Ow...- Sus ojos se clavaron en los azules que lo miraban, no sabía que era lo que lo tenía hechizado, si el baile tan sensual que hacía o el hecho de aquella joven tenía la misma mirada que Darién.
Ojos azules y expresivos, con una notable seguridad en ellos, boca pequeña pero de forma agradable, nariz respingada y un lunar en su mentón, eran más mismas caracteres que recordaba de Darién.
La música paró, la joven tuvo qué salir del escenario y con ella, las ganas de seguir ahí de Sovieshu se fueron también. Recorrió la silla para levantarse y salió por donde antes habían entrado, estuvo unos segundos afuera, el sonido de las campanillas había llegado a sus oídos, una expresión de sorpresa se colocó en su rostro, la joven de hace unos minutos se acercaba a él.
-Ah... ¿Buenas noches?- Darién rió levemente, no respondió, tomó la mano del emperador y lo jaló para que lo siguiera. -¡Oye! ¡Sueltame!
-No te haré nada...- Esa voz - a menos de que me lo pidas- y con esas palabras el cabello del joven volvió a su tamaño pequeño y de sus prendas cayeron dos esponjas que antes disimulaban un par de senos.
-¿Da... Darién?- Darién rió y guiñó el ojo mientras lo seguía llevando hasta que ambos estuvieron en el mismo lugar de antes.
-Hola, extraño de la noche.- Nuevamente, los dos estaban ahí. Sovieshu ahora tenía preguntas que hacer a esa persona extraña que estaba frente a él.
-¿Por qué aparentas ser una mujer?- preguntó si tanto rodeó, Darién suspiró mientras se colocaba a su lado
-¿Cómo sabes que no soy una mujer?
-¡Mmg!- Sovieshu obtuvo ese sonido de manera imprevista, ahora estaba confundido con respecto al género de Darién. El joven comenzó a reír al ver su reacción.
-Soy un hombre, pero... El bar necesita de mujeres bellas y así que debo vestirme así por órdenes de mi jefe
-¿Por qué te pide eso?- Sovieshu se preguntaba que tipo de hombre era el jefe del contrario como para pedir algo así, tal vez debería ir a visitarlo.
-Por que es un degraciado. Es como una araña negra que está sobre mi espalda y chupa toda mi juventud esperando a que cometa el más mínimo error....- Sovieshu ladeo su cabeza- Y porqué es mi papá
-¿Tú papá? Eso cambia mi opinión.
-¿De verdad?
-Si, ahora creo que es aún más degenerado. ¿Por qué le haces caso? ¿Y tú madre?- Tal vez Sovieshu estaba siendo entrometido, ahora estaba haciendo un interrogatorio a un extraño, ¿Por qué? El emperador no podía entender porque estaba tan curioso, mucho menos entendía la razón por la que ese joven le intriga tanto.
-Creo que le tomé gusto. Mi Madre... Falleció... ¡Espera!- Sovieshu se sobresaltó ante tal repentino cambio en el tono de voz de Darién. -Yo estoy respondiendo pregunta tras pregunta, pero tú.. aún no me respondes una.
-¿Cuál pregunta?
-Tu nombre... Quiero saber tu nombre.- Sovieshu se quedó pensando por varios segundos si debía revelar su identidad, no supo cuánto tiempo le llevó, pero finalmente le dijo.
-Sovieshu... Mi nombre es Sovieshu, soy el gobernante de este imperios
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Emperador I Love. Sovieshu (Boys Love)
أدب الهواةDarién ha sido prisionero de un pecado que no es suyo, de la sed de venganza de una mala persona; la vida le da la oportunidad de liberarse a través de un amor imposible a sus ojos. -idea original -los personajes no son creación mía, el único que me...