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-Yo también soy una persona que necesitaba cariño, se que decidimos dejar todo eso atrás una vez el trabajo del imperio aumentó. Yo también llegué a necesitar el afecto que nos teníamos- Navier obsevó los ojos de Sovieshu, ambas miradas reflejando sentimientos intensos. -Pero yo no te traicioné, ¿Por qué tú si?- Sovieshu entendía el punto, ambos estaban en la misma situación pero aún así, Navier nunca lo engañó, en cambio él, busco aquello que le hacía falta en alguien más.

-Se que nunca me traicionaste, Navier... Ahora mismo estoy consciente de que soy la peor persona que puede haber, no solo te  traicioné a tí, también a mí... A mí promesa de nunca engañarte, fui egoísta y solo pensé en mí...- Podría intentar disculparse de mil maneras, pero no tenía perdón, aún más cuando en su interior no se arrepentía de haber estado con Darién, no se arrepentía de conocerlo y vivir todo con él.
Sovieshu quería terminar todo, antes de que pudiera hablar los guardias fueron a su busqueda, los magos, el duque Egli y, Lord Ángel.

-¡Majestad, estamos bajo ataque!- fueron las palabras de Lord Ángel, y como si esas palabras rompieran el pequeño escudo en el que Navier y él se habían envuelto, finalmente fue capaz de detectar como las aves se alejaban y el pacífico viento que caracterizaba su imperio ahora tenía un aroma a humedad, podía escuchar a los guardias correr y prepararse para los ataques.

-¡Navier!- Sovieshu entendía su situación pero también sabía que seguía siendo el emperador. -Ve al refugio, llévate a todas las mujeres.... A Rashta y su hijo.- Navier era la emperatriz, fuera como fuera lo importante era que ella sobreviviera.

-¿Qué estás haciendo Sovieshu?- cuestionó Navier

-Soy el emperador aún, mi deber... Es mantener a salvo nuestro imperio.- Sovieshu ordenó al Duque Kaufman que pusieran magia y guardias para cuidar a la emperatriz mientras él y la guardia real se apresuraban a tomar sus armas y partir a la batalla dónde ya varios magos trataban de defender el imperio y algunos otros evacuaban a la mayor gente posible.

...

Todo había pasado tan rápido, Rashta estaba temblando, Ian estaba inquieto y Memory, la hija de Orpheus, se refugiaba también en aquel escondite que su padre había encontrado, un cuervo vigilaba a las dos, Orpheus había marchado a la lucha una vez las dejó a salvó.

-Rashta... ¿Todo va a pasar rápido?- Rashta extendió sus brazos hacia la niña y rápidamente la cubrió junto a su bebé, ambas tenían miedo, aún en lo profundo de ese sótano, podían escuchar el sonido de las espadas, truenos y gritos de batalla, sus oídos no podía cerrarse ante tal sonido tan aterrador, solo les quedaba pedir por que estuvieran bien, porque el imperio no cayera ante los enemigos.

...

-No pude proteger a la persona que amo... Así que moriré luchando por lo único que me queda para defender... Después de esto me encontraré con Darién, iré a perseguirlo incluso en el más allá...- Sovieshu pensaba mientras su espada se movía contra todo ataque proveniente de aquel principe rubio.

-se ve cansado emperador...- Heinrey también lo estaba, habían pasado mucho tiempo luchando cuerpo a cuerpo, Sovieshu tenía desventaja, había llegado herido a la batalla y aunque deseaba acabar con Heinrey su mente no podía concentrarse del todo, era inevitable pero Darién seguía apareciendo en su mente una y otra vez. -Lamento no haberle dado mis condolencias antes...

-Te cortaré esa lengua...- Sovieshu no podía evitar sentirse furioso al escucharlo, las palabras de Heinrey no eran más que una burla hacía él y la memoria de Darién.
Sovieshu cayó sobre sus rodillas apoyando su espada en suelo al sentir que su energía se había agotado, ambos gobernantes estaban alejados del resto, pues Heinrey había planeado alejar al emperador para poder ajustar sus cuentas sin nadie más que ellos, además, regresar al campo de batalla con la cabeza del emperador, sonaba como una entrada majestuosa dentro de él.

-Date por vencido, soy mucho más rápido que tú... Mientras tú te debilitas más y más, yo puedo usar la magia para darme fuerza.- Heinrey colocó la punta de su espada cerca del cuello de Sovieshu. -Te venceré aquí... Me quedaré con tu imperio, todo será para mí, incluso tu esposa.- Sovieshu apretó su mirada, ¿Era ese si final?  ¿Cómo estaban los demás? -Pero alégrate, gracias a mi... Volverás a ver a tu amante muerto

-¡No hables de él con tu sucia boca!- Sovieshu se arqueó para toser algo de sangre después de gritarle a Heinrey.
Heinrey rió, se agachó un poco para mirar la escena patética que tenía del emperador, era más que evidente, que lo estaba disfrutando.

-Que estúpido fuiste...- Heinrey levantó su espada, su mano se quedó en el aire, las gotas se sangre salpicaron a Sovieshu. -¿Qué...?- Heinrey obsevó la pieza metálica que había atravesado su brazo, una daga.

-aleja... Aléjate... De Sovieshu- Sovieshu reconoció la voz al instante, levantó su mirada y vió a la mujer de cabellos blancos parada frente a él, aquella que había lanzado la daga hacía el principe, era igual a Rashta, pero... No era ella.

-Da...¡Darién!

Emperador I Love. Sovieshu (Boys  Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora