Capítulo 4

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-padre, yo quiero vivir afuera de la ciudad así como lo hicieron nuestros antepasados-dijo un joven alfa a su padre.

-no puedes, ¿cómo saldrías de aquí? ¡Te matarían!

-¡quiero intentarlo! Insistió.

-¡he dicho que no! Gritó aquel padre alfa con rudeza...

El anciano Alfa en jefe se sentía triste, aquella noche recordó a su único hijo; el joven había descubierto los libros antiguos y había aprendido de forma erronea, después de que insistiera irse, salió y jamás regresó a casa.

"probablemente tendría ahora unos 40 años" dijo sollozando.

Salió aquel anciano en la semi oscuridad, su tristeza estaba mezclada con la nostalgia.

Después de perder a su hijo, había querido enseñar lo que sabía para intentar hallar en alguna persona el valor para romper todo lo que existía y ser libres, pero no había tenido éxito.

Su abuelo había heredado de su abuelo, y este del anterior todo el conocimiento; Seokjin le daba esperanza, tenía talento y fuerza necesaria; al menos sabía que había elegido bien.

Suspiró mientras se sentaba en una roca a la orilla de su casa observando la muralla de la ciudad escuchando el zumbido del campo de fuerza que la protegía.

-Hola alfa, discúlpame, me he perdido del camino, ¿puedes ayudarme? Dijo un jovencito de unos 12 años.

El anciano observó el vestuario de niño. "un rico" pensó intentando ver el rostro sin éxito.
"un poderoso posible alfa, perdido" "le haré la pregunta que hago a todos para saber si son curiosos o perros falderos de la monarquía" pensó.

-¿cómo te llamas? ¿querías escapar de la ciudad? ¿Qué crees que haya afuera?

-Me llamo Nam, -dijo el príncipe tapando más su rostro; -no quería escapar de la ciudad, sólo quería saber si hay un lugar débil en esta muralla, creo que afuera hay cosas mágicas, dijo en su ensoñación e ignorancia de niño.

-¿quieres saber? Yo puedo mostrarte si quieres, dijo el anciano.

-lo lamento, mi padre me está llamando, me regañará por estar afuera tan tarde, será otro día- dijo echándose a correr con un poco de miedo.

"todos dicen lo mismo" pensó el anciano alfa en jefe.
"si vuelve, sabré si es un niño como Jin y le mostraré"

Kim Namjoon entró silenciosamente al palacio.

-¿crees que ocultamos tu identidad por pasatiempo?-dijo el dirigente de la ciudad al encontrar a su hijo en un pasillo.

-padre yo...

-¿qué es lo que aprendes con tus profesores y entrenadores? ¿No tienes disciplina? ¡Desde hoy estas castigado! ¡No más Jimin!

Namjoon se volteo ante la mención de aquel nombre.

-¡prohíbeme cualquier cosa, pero él no! Necesito que él venga todos los días-suplicó Nam al recordar los golpes de su primo.

-entonces te quitaré el comunicador y los juegos, no hay más cambios de castigo.

A diferencia de los demás, el rey y la reina no lo golpeaban por sus momentos de insolencia, por ello él tenía cierta confianza en sus padres.

Emocionado se fue a dormir, no le importaba perder todo a cambio de Jimin, se durmió esperando el siguiente día para buscar a aquel anciano junto a su primo.

La mañana llegó con un sol radiante.

-¿qué clase tendremos primero? Preguntó Jimin al llegar.

-¡Jimin!-Namjoon lo tomó de la muñeca sacándolo de la clase.

-después de clases cuando sea nuestra hora libre me acompañaras.

-pero... Jimin no pudo terminar porque el profesor llegó.

Horas después Jimin y Namjoon se alejaron del palacio para encontrarse con aquel anciano.

Lo hallaron después de algunas horas. Nam se cubrió la cabeza con una especie de turbante y también la mitad de su rostro.

Ambos saludaron al anciano, éste les regaló un libro viejo, haciéndoles jurar que no dirían nada a nadie.

Namjoon y Jimin siendo jóvenes de palabra lo hicieron, pensando que aquel viejo y desgastado libro era su posesión más preciada.

Después se pasaron tood el medio día escuchando historias hermosas del mundo antiguo; versiones distintas a las leyendas y mitos horrorosos que sus padres les contaba.

Los meses avanzaron velozmente, Jin había crecido en todo sentido.
Su inteligencia matemática y lingüística demostraba ser superior, sin embargo nadie prestó atención a su inteligencia emocional, incluso él mismo.

Era un casi adolescente de 10 años que se caracterizaba por ser inseguro respecto a su casta, aunque no había pasado su primer celo, su aroma dulzón era más cercano a un aroma de omega, y aunque no debía preocuparse con eso siempre le molestaba; era sensible, solitario, y casi siempre triste.

Odiaba estar en su casa escuchando los gritos de su padre y el llanto de su madre, un día harto de eso decidió rebelarse.

-¡estoy cansado!-Gritó a su padre, -maltratas cada vez que puedes, mira a mi madre llena de cicatrices por tu culpa, mira mis brazos golpeados, me obligaste a ser lo que no quería, odio vivir aquí...

Seokjin sólo sintió las ásperas y grandes manos de su padre agarrarlo del cuello y elevarlo del suelo. Su aroma extraño y fuerte lo envolvió

-¿quieres rebelarte contra mi? ¿sabes que descubrí hace algunos años? ¡tu no eres mío! Eres hijo bastardo de la cualquiera de tu madre, por eso los trato así, como se me da la gana.

Jin intentaba soltarse de su padre pero al escuchar aquella noticia perdió toda fuerza existente. "¿qué?"

Su padre lo tiró lejos, dejándolo ahogarse mientras recobraba el aliento.

Cuando pudo recuperarse, salió corriendo directo a la casa de su amigo el alfa en jefe.

-¡amigo Alfa en jefe! ¿A donde puedo huir en esta ciudad maldita? No quiero seguir encarcelado.

-¡mi niño querido! ¿Qué ha pasado esta vez? Respira profundamente, ¡vamos! Inhala y exhala.

Después de contarle todo al anciano, lloró hasta calmarse.

El anciano lleno de miedo recordando a su hijo, preguntó -¿realmente quieres salir de la ciudad?

-¡quiero vivir solo! Afuera respondió.

-no hay una forma, pero de encontrarla, podrías morir seguramente.

-¡dime como! Tu lo sabes todo, tu podrías ayudarme a salir de aquí... Lloraba aquel niño.

-¡tendrías que desafiar a la monarquía! existe el rumor acerca de exilio y desapariciones forzadas. ¿Acaso quieres morir?
No sigas diciendo tonterías, eres un niño apenas, si fueras un adulto seguramente podrías.

Kim Seokjin recibió aquella noticia como bofetada, ¿cómo sabría si no lo matarían? ¿cómo podría desafiar a la monarquía? ¿Y si lograba que lo sacaran de la ciudad?

Decepcionado de todo pensaba "No tengo una casta definida, ni aroma, no he tenido mi primer celo.

Serendipia (Namjin Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora