Capítulo 6

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—¿qué es esa cosa tan horrible?

—¿eso es una bestia de afuera?

—¡mami tengo miedo!

Las personas desconocían sobre animales y todo lo que estuviese afuera de la ciudad.
Corrieron la voz con miedo, inventando aquí y allá sacando conclusiones de lo que habían visto.

Jimin se ocultó tras el principe Namjoon.

—primo, ¡dime que sabes que es eso! Dijo Jimin temeroso.

—es una serpiente y un ciervo, vamos dentro y te contaré, no temas— dijo Nam.

Ambos corrieron dentro del palacio para hablar sobre aquello que Namjoon conocía Gracias al libro viejo de aquel anciano.

—¿y si lo buscamos? Dijo Jimin.

—¿deberíamos? Dijo Nam con expresión desconfiada. —hace rato hablaron de exiliar a alguien, imagina que sea el autor de la pintura.

—pero.... Dijeron que era como nosotros... ¡Somos como niños! ¡Ni siquiera tenemos una casta y aroma! Dijo Jimin casi al borde de las lágrimas.

Ambos se dirigían hacia el salón principal cuando varios soldados aparecieron frente a ellos llevando a dos prisioneros.

El primero era un anciano alfa, su rostro casi deformado por golpes y sangre se veía triste y abatido; caminaba con pasos lentos y arrastrándose, sus manos esposadas sucias y sangrantes temblaban.

Tras él, llevaban un pequeño de unos diez años, cargado en la espalda de un soldado, estaba inconsciente, sus brazos tenían cortadas semi profundas que aún sangraban; su rostro bello e inocente tenía uno que otro golpe; parecía que el anciano había sido golpeado en su lugar.

—¿alfa en jefe? Susurró Namjoon con terror. Su mano de forma inconsciente tomó la de su primo de forma impulsiva con demasiada fuerza.

Cuando el príncipe vio a aquel niño herido, su corazón se estrujó con dolor, un nudo se formó en su garganta. Su interior le mandaba a detener aquello pero su miedo le detuvo.

Cuando el grupo hubo pasado hacia otra área del palacio, Nam lloró sin razón; Jimin lo consoló lo mejor que pudo ocultandolo de los sirvientes.

—¿por qué lloras primo? ¿Qué te pasa? ¡No sueles llorar jamás! Me asustas.

—no lo sé Jimin, ese niño, ¿lo viste? Me dolió el pecho al verlo así, el anciano del que te hablé era el alfa que llevaban. ¿Sabes que significa eso?

—Ellos serán exiliados de la ciudad, dijo Jimin—¡no podemos hacer nada!

—no puedo sacarme a ese niño de la cabeza, me duele el corazón al recordarlo, ni siquiera entiendo por qué; jamás lo he visto.

Ambos jovencitos acordaron callarse y hacer de cuenta que nada habia pasado, se dirigieron a la biblioteca y se quedaron allí estudiando por cuenta propia para no levantar sospechas.

El anciano alfa en jefe junto a Seokjin fue arrastrado hacia un túnel, ahí les taparon los ojos y fueron inyectados de alguna sustancia.

El sol estaba ya en su punto más alto cuando Seokjin despertó; como pudo se sentó para observar todo lo que había a su alrededor.
Se dio cuenta que estaba en una clase de tienda para acampar de su libro viejo.

—¡has despertado querido mío!

Unos brazos fuertes lo abrazaron y acariciaron sus cabellos de forma paternal. El aroma del anciano alfa en jefe lo invadió.

—¿alfa en jefe, qué pasó?

—hace tres días que estamos fuera de la orgullosa "Dôme de la vie" pero...

Seokjin intentó ponerse de pie pero le fue imposible.

—espera, no te muevas más; necesito que te enfoques en mi y escuches con atención; después de ello podrás observar lo que quieras—dijo el alfa.

Seokjin volvió a acostarse, se sentía débil de su cuerpo, sus brazos estaban cubiertos por vendaje y la mitad de su cuerpo estaba bajo una manta impidiendo observar.

—después de que nos doparan, dijo el alfa—desperté aquí junto con nuestras pertenencias y dos cajas extras con varias cosas, soy viejo pero puedo soportar aún.
—Me arrastré contigo hasta la sombra de un árbol cercano; después de quedarme ahí un momento revisé en que estado estabas. Estabas desmayado con alta fiebre por el maltrato.
—escuché el sonido de agua, seguí hasta toparse con un riachuelo donde me dejé caer un poco para sentirme mejor; el dolor en mi cuerpo era insoportable.
—limpie mis heridas y las tuyas, puse paños húmedos para calmar tu fiebre, lloré anoche cuando por fin regresaste a la normalidad.

—¿cómo te sientes tú, alfa?

Seokjin lo observaba con tristeza y dolor, aquel anciano que había sido como su padre le había salvado la vida; sus heridas habían sanado un poco igual a las de él.

—antes que sea demasiado tarde, mi querido alfa en jefe, ¡quiero darte las gracias y decirte que te quiero mucho!

Seokjin rompió en llanto y aquel anciano lo abrazo de nuevo.

—también te quiero pequeño mío, ¡juro que te mantendré con vida hasta que de mi último aliento!

Ambos sollozaron en aquel tierno abrazo.

—dime Louis, así me llamo. Dijo aquel anciano con ternura.

Ambos lograron recuperarse lo mejor que pudieron; al cabo de una semana partieron de aquel lugar buscando un punto donde establecerse.

Una mañana encontraron una cascada y una laguna cercana a un valle en un terreno lleno de pinos y cipreces. El lugar era perfecto, podían ocultarse a plena vista.

–¿te gusta mi niño?

—¡me encanta! Todo esta bien si estas cuidándome y enseñándome; gracias a tus conocimientos pudimos sobrevivir.

Desde aquel día, con las pertenencias y herramientas que llevaban, comenzaron la planificación y construcción de un lugar con agua, alimento siendo un fuerte seguro para vivir.

Serendipia (Namjin Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora