Capítulo 15

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—¡gracias por salvarme de nuevo! Soy tan torpe que no puedo controlar a veces lo que hago, —dijo el alfa poniéndose de pie en aquel bosque.

Seokjin se hallaba un tanto nervioso por haber dejado su rostro al descubierto, asintió y guardó silencio, se agachó a observar el puma muerto disimulando.

Namjoon observaba todos sus movimientos y gestos, le parecía un poco gracioso que el Omega lo evitara de esa manera.

—dijiste que me odiabas por saber quien soy, pero al mismo tiempo querías que volviera, dijo Nam —¿puedes explicarme eso?

El Omega sintió sus orejas calientes, sinónimo de tenerlas rojas; sus mejillas también se tiñeron de rojo y sus manos sudaron de pronto.

Namjoon se acercó al Omega quien se hallaba de espaldas sin querer mostrar su rostro apenado; el alfa posó su mano en el hombro del menor y lo volteo con sutileza y cuidado.

—¿estás bien?

El príncipe preguntó aquello al ver el rostro del Omega sonrojado, sus ojos oscuros y hermosos se hallaban llenos de lágrimas.

Seokjin observaba hacia arriba el rostro de Namjoon; no pudo evitarlo y dejó correr aquellas lágrimas sostenidas por sus mejillas, su respiración se agitó sollozando de forma suave y tierna.

Su llanto contenido que al fin liberaba se debía a que había hallado a un sobreviviente de exilio, aunque fuera su enemigo, no era si no otra víctima de la monarquía tirana que había en la ciudad.

Su grito le había hecho pensar que probablemente el alfa había sido atacado y muerto.

"¿por qué no lo dejé aquí? ¡Debí dejar que se quedara!"

Eso lo había hecho llorar.

Nam lo observó detenidamente, cada rasgo era perfecto, el chico que tanto había deseado encontrar estaba ahí frente a él en circunstancias extrañas.

—muchas noches no dormí recordando el día en que te vi por primera vez, herido e inconsciente junto al anciano alfa en jefe. —dijo el alfa colocando sus manos en los hombros de Seokjin. —me escapé muchas veces del palacio para ir a casa del anciano alfa, lo conocía desde antes de ese día.
Me reconfortaba saber que su casa conservaba sus ideas y pensamientos.

Seokjin escuchaba con atención mientras sus lágrimas cesaban poco a poco, sentir al alfa así de cerca le producía mil cosas en su interior.

—él sin saber quién era yo, un día me dio un libro viejo y conocimientos a mi mente cerrada e infantil—continuó diciendo el príncipe—aprendí mucho.
Su libro y tu recuerdo me acompañaron durante todos estos años, tu tienes un rostro difícil de olvidar.

El aroma del príncipe llegaba muy poco a Jin, pero era perceptible a sus sentidos, sus palabras en cambio resonaron como eco en su interior "¿por qué no me olvidó? "

—yo... Yo se que tú... Bueno, eres el príncipe; el haber perdido todo es culpa del palacio, supuse que... Bueno nadie te vio nunca ni te conocen así que asumí que... —Seokjin balbuceaba viendo hacia la nada, evitando el rostro de alfa.

—¿pensaste que yo me estaba formando como uno de ellos? Dijo Nam expectante.

Jin asintió apenado jugueteando con sus manos, clavando la vista a sus pies.
Su rostro fue levantado, el alfa había tomado su barbilla con delicadeza para que lo observara.

—mi tío, el primer ministro es el principal sospechoso de la muerte de mis padres hace 15 años atrás, cuando tu perdiste todo, yo también lo perdí; quiero que me mires y sepas que no miento, fui su títere, me usó y me desechó como basura. Nunca en mi vida soñé ni seré como uno de ellos.

El Omega se sorprendió mucho por aquello, eso no lo esperó jamás, se sintió mal de nuevo por la forma en la que lo había tratado.

—¡pido una disculpa! Aunque solo pedirla así es absurdo y no te hará olvidar mi trato tosco y grosero.
—Realmente lamento todo esto, yo soy un Omega tonto, solitario y sin escrúpulos; no debí juzgarte.

Los brazos del alfa lo rodearon sin aviso, por completo, dejándolo prisionero, su cabeza fue a dar al pecho del alfa mientras este colocaba su barbilla sobre su cabeza, era la segunda vez que lo abrazaba aquel día.

Estar así cercanos, con sus aromas era demasiado tentador.

—te perdono, si eso te hace sentir mejor.
El alfa inhaló.

¡hueles bien! Dijo.

Seokjin se separó del príncipe rápidamente, su sonrojo era evidente, su boca se volvió un puchero abultando más sus labios; no sabía cómo tomar ese cumplido.

La sonrisa del alfa formó los hoyuelos que tanto lo abrumaba.

—se que no hablas mucho, no importa, al menos se que no estas molesto conmigo, ¿cómo puedo llamarte de ahora en adelante?

—puedes decirme Jin, Seokjin, como desees; me gusta hablar, es algo que hacía mucho con mi padre y después con mi perro, pero contigo es difícil, sin embargo lo haré.

—¿por qué es difícil? Preguntó Nam sonriendo.

—porque... Tu, Aghjj es complicado, tu personalidad es demasiado para mí. ¡No te rías así! Mejor dime ¿cómo puedo decirte?

Jin era demasiado tierno para el alfa, sus mejillas rojas invitaban a apretarlas.

"llamame mi alfa" "yo te diré mi lindo Omega, chico de mis pensamientos" pensó.

—puedes llamarme Nam, es sencillo de recordar.

"aunque no podrías quererme, no si un día volviéramos a la ciudad, odiarias en lo que podría convertirme"

¡Eres un tonto! El Omega nos pertenece, ¿no lo hueles?

Nam ignoró su voz interior, "lobo tonto, solo me metes en problemas"

—Nam suena bien; entonces empecemos de nuevo; ¡soy Jin! Soy Omega, tengo 25 años y vivo aquí junto a mi perro; amo el arte y la pintura, aunque originalmente solía ser herrero.

—encantado Jin, soy Nam, un alfa sin camino ni destino, tengo 27 años, solía vivir en un palacio, estudié las artes marciales, uso de armas distintas, entrenado para dirigir y liderar, aunque en estas semanas aquí afuera  descubrí que amo el proceso de siembra.

Ambos hicieron una reverencia y sonrieron con más tranquilidad.

Caminaron de regreso a la casa de Jin, Rj movía su colita dando saltitos alrededor de ellos, parecía feliz al tener al alfa cerca, se había vuelto consentido por él, porque solía cargarlo como a un bebé.

—¡Rj! Dejalo en paz, te ha malcriado desde que apareció, dijo el Omega.

—ooohhh ven aquí pequeño amigo, eres tan dulce, ¿tu dueño no te da atención? Dijo el alfa haciendo cara triste al pequeño perro.

Jin observaba el rostro del alfa, cada vez más se sentía perdido en sus gestos, palabras, y en aquellos hoyuelos que le quitaban su tranquilidad.

Serendipia (Namjin Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora