Capítulo 41

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| Lazos |

Cuando Ran dijo que quería ir a un lugar tranquilo, por alguna razón no imaginé que fuera exactamente su casa.

Me hizo pasar a mí primero para luego él cerrar la puerta de entrada detrás mío, yo caminé hacía la sala abrazándome a mí misma. No venía aquí desde aquella vez... no me traía muy buenos recuerdos.

-ponte cómoda. -pasó de mí caminado hacia el sillón, la sala estaba oscura aunque no podía estarlo en su totalidad con toda la iluminación del exterior.

No dije nada, solo me acerqué al sillón para poder sentarme ahí al igual que Ran.

-¿de qué querías hablar? -lo miré. Estaba sentado a mi lado.

Abrió su boca para decir algo, pero no dijo nada. Apoyó su brazo en el respaldo del sillón y sujetó su cabeza con una de sus manos mientras me miraba fijamente.

-peleas por tu cuenta con distintas pandillas, y ganas en ocasiones dinero de esto. ¿No es así?

-si... pero creo que eso es personal.

-oh, querida, si fueras otra persona ya te estaría expulsando de Roppongi. -abrí mi boca con sorpresa- no puedes hacerlo, tu pandilla es propiedad de mi hermano y mía, si peleas ilegalmente y obtienes dinero de eso, todo va hacia nosotros, a parte no puedes pelear o se pueden formar conflictos con esas pandillas, a no ser que nosotros te enviemos para que hagas dinero por nosotros no puedes hacerlo, esta prohibido.

-oh... -miré hacia abajo algo nerviosa- no lo sabia, lo siento. -me hice hacia atrás en el sillón- entonces dejaré de hacerlo.

¿Y ahora cómo voy a distraerme...?

-en realidad ese asunto es lo que menos me importa. -sentí su mano tibia pasar por mi cabello, acomodando un mechón detrás de mi oreja, inmediatamente lo miré a los ojos- hoy te vi pelear... no me creo que alguien común y corriente te haya dado una paliza, eres digna de trabajar con los Haitani, ¿qué demonios fue eso?

Sonreí un poco por instinto.

-ya sabes lo complicado que esta todo últimamente, Ran... en vez de fumar cigarrillos y emborracharme sola para distraerme prefiero que me den una paliza para hacerme sentir algo... hah, solo déjame en paz. -aparté su mano de forma suave de mi cabello cerrando mis ojos.

Sin embargo los abrí rápidamente cuando en un movimiento algo brusco me tomó del mentón obligando a verlo fijamente, sus ojos eran intimidantes, en sí Ran lo era, aunque para mí ya no era ninguna novedad.

-no me decepciones. Hazte ver y respetar... quiero que te vean a mi altura, ¿escuchaste?

Asentí de forma lenta sin dejar de verlo fijamente.

Hace un buen tiempo que no estábamos tan cerca... eso de sentir su aroma y sus cálidas manos otra vez despertaban en mi interior sentimientos involuntarios.

Mi mirada bajó a sus labios por instinto, y yo relamí los míos.

-ya sé. -se levantó del sillón de golpe, haciendo que yo lo siguiera con la mirada de forma lenta y algo curiosa- quieres distraerte, ¿no es así?

-¿si? -respondí confundida.

-espera aquí. -dijo yendo hacia lo que parecía ser la cocina.

-¿traerás un juego de mesa o algo así? -me burlé. La situación me causaba algo de gracia.

-mejor que eso... -respondía desde la cocina.

Reí mirando hacia mis manos, comenzando a jugar con ellas mientras sentía los pasos de Ran de un lado a otro.

ᖇOᑭᑭOᑎGI × Rαɳ Hαιƚαɳι x Oƈ ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora