| Ilusión |
⊱⋅ Riley ⋅⊰
El aire chocaba con mi rostro mientras que yo tenía mis ojos cerrados, tarareando una canción infantil. El día estaba helado y nublado, pero yo estaba abrigada. Los pensamientos decoraban mi mente, los recuerdos, mis acciones, todo.
Estoy sentada justo a un lado de la tumba de Fudo después de no haberlo visto desde su funeral, dejando caer mi cabeza en la lápida mientras me abrazo a mi misma.
-maté a tu asesino. -comencé a decir- bueno... yo provoqué que muriera, y de verdad pensé que luego de eso podría ser feliz tal y como te dije antes de que te fueras. -tomé una flor marchita que estaba junto a la tumba sin apartar mi cuerpo de su lápida- pero desde entonces, a veces veo mis manos llenas de sangre, y no puedo evitar sentirme muy mal y con culpa, casi no duermo y soy cruel con las personas... conseguí venganza por ti Fudo, he cumplido con la promesa que te hice de cuidar a Koji... ¿entonces por qué se siente así? ¿Es porque soy una mala persona? -dejé la flor encima de la lápida, haciéndome una bolita en el lugar.
El aire hizo presencia junto con el silencio, no tuve respuesta ni sentí un cálido abrazo reconfortante, solo sentí frío.
-siento que es momento de independizarme y no preocupar a mis abuelos o pedir permiso para salir cada vez que quiera... ¿crees que estaría bien? -comencé a decir otra vez- ya comprendo porque mis abuelos decían que la venganza no es buena, "mata el alma y la envenena". -sonreí sin dejar de mirar el cielo nublado.
Con Ran desde esa vez que ni un hola nos habíamos dicho. Tal vez él pensaba que yo necesitaba tiempo para asimilarlo, y tiene razón, pero fui yo la que decidió quedarse a ver lo que los Haitani hacían... ahora esas imágenes recorren mi mente, esos gritos de agonía están perfectamente grabados, a pesar de odiar a Zac, en ese momento comprendí que... nadie se merecía morir de esa forma, pero a la vez si, era como si yo misma peleara constantemente conmigo diciéndome que estaba mal, pero luego bien por lo que le hizo a Fudo, terminaba sintiéndome más culpable de lo que debía.
Cerré mis ojos.
Este era mi último año en la escuela, no me iba mal por suerte, aun tenia mi sueño de estudiar medicina.
Tal vez luego de obtener un título... pueda alejarme de las pandillas.
-¿Riley? -una voz femenina me hizo abrir los ojos.
Jiyu estaba delante mío, con unas flores de varios colores en sus manos y una vestimenta de tonos oscuros.
-¿hm? -me aparté un poco de la lápida, aun en posición fetal pero ya sin apoyarme en aquella tumba- ¿Jiyu? ¿Qué haces por aquí?
-bueno, creí que sería buena idea pasar a visitar a Fudo. -se acercó, agachandose para dejar las flores justo en frente de la lápida- Koji lo extraña mucho, pero no quiere venir a verlo... no está listo. -me miró haciendo una pequeña sonrisa- ¿tu cómo estas, Riley?
-bien. -contesté en medio de un suspiro- estoy bien. Pero las cosas se han vuelto difíciles, más de lo que pensaba.
Nos quedamos en silencio, Jiyu solo apretó sus labios para luego levantarse de su lugar.
-ven conmigo, ¿te gusta el café helado? -preguntó tendiéndome su mano.
-si, es mi favorito. -acepté su mano, levantándome.
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ᖇOᑭᑭOᑎGI × Rαɳ Hαιƚαɳι x Oƈ ×
FanfictionRiley es una chica de 17 años la cual vive con sus dos abuelos y es líder de una pequeña pandilla de Roppongi, la cual tiene el objetivo de alcanzar la cima junto con sus dos mejores amigos casi como hermanos para ella y fundadores de aquella pandil...