ᖇOᑭᑭOᑎGI × Rαɳ Hαιƚαɳι x Oƈ ×

Capítulo 11

| Lección |

-así que eso, después de intentar que lamiera su zapato me abrazó y después llevó a casa. -finalicé jugando con los productos de dulces en frente mío.

-¿y piensas perdonarlo? -Fudo me miraba impactado.

-es que... no sé si es bueno malo, tiene de ambas. -me encogí de hombros.

-tienes pésimos gustos en hombres. -puso sus ojos en blanco- te humilló frente a su hermano, Riley. Déjale las cosas en claro o tendré que hacerlo yo.

-no, Fudo, no es tu asunto. -me alarmé- es nuestro jefe... lo mejor es no involucrarnos.

-ese tipo es mayor de edad, y lo que está haciendo es un abuso de poder con el cual consiguió humillarte y tu se lo estas permitiendo... no puedes volver a vivir lo mismo Riley.

-no hablemos de mi pasado, por favor. -cerré mis ojos por unos segundos.

-no quiero verte mal. Porque de por si ya es extraño que te busque por asuntos que no son de pandilla... no me parece bien.

-lo hace porque le sorprende que alguien esté a casi su mismo nivel de pelea. -hice una mueca- de todas formas le dejaré las cosas en claro, ¿crees que no me sentí horrible cuando me humilló de esa forma?

-no lo dudo. -se cruzó de brazos.

Estábamos en el negocio de mi casa, Fudo comía una sopa instantánea mientras que yo estaba atendiendo el lugar, en poco tiempo tendríamos la pelea con la pandilla contraria que nos habían dicho ayer enviándome el horario, ya le habíamos avisado a todos.

-¿estás listo para pelear hoy? -lo miré.

-si. -se encogió de brazos- emocionado, en parte.

-¿emocionado? -sonreí- este tipo de cosas te gustan, pero tienes que estar atento, no sabemos qué clase de pandilla son.

-lo sé, pero... hace un buen tiempo que había paz dentro de Kageki, ahora que estamos en medio del infierno al menos podemos pelear. -llevó los fideos a su boca.

-espero que esto no nos meta en problemas.

-no lo creo. Si es de parte de los Haitani no tendría porqué. -se encogió de hombros.

-¿de nuestra parte qué? -una voz conocida llamó la atención de Fudo y mía, haciéndonos mirar a la persona que había entrado.

Ran estaba de pie con las manos en sus bolsillos, tenía un pantalón negro algo ajustado y una playera unas tallas más grandes que él, en una de sus muñecas una pulsera de cadenas de... ¿oro?

-¿qué haces aquí? -Fudo se puso serio.

-vine a verla a ella. -me apuntó- lo de siempre. -me sonrió.

-¿qué es lo de siempre? -entrecerré mis ojos.

-un maruchan. -caminó sentandose a un lado de Fudo, ignorandolo y mirando hacia el frente.

Suspiré comenzando a prepararlo, sacando el agua caliente del hervidor para poder dárselo.

-te traje esto. -miré a Ran con curiosidad.

Es un chocolate.

-gracias, pero hay muchos aquí. -lo ignoré dándole la espalda para servir el agua caliente.

-si crees que con un dulce vas a arreglar la humillación que le hiciste pasar estas equivocado. -habló Fudo, yo me di la vuelta, entregándole el maruchan a Ran- te ves patético así...