Increíble como seis semanas pueden ser el infierno más largo de tu vida cuando tienes ganas de morirte.
¿Les dije que The Book of You and I es la canción más triste que he escuchado? Pues ya se los digo.
Tal cual como lo dije, esos "la letra no es importante" se fueron al carajo en cuanto escuché la playlist completa.
Romperme el corazón a mí mismo era algo a lo que estaba muy acostumbrado, pero en esas seis semanas, me dolió más de lo normal.
Después de ese día, hablé con Bryce y quedamos en que estaba todo bien, aunque sabíamos que no era así. Y no intentamos arreglarlo... mejor dicho, yo no lo hice.
En ese tiempo casi no salí de mi habitación. Iba a clases, pero no ponía atención. No hablaba con nadie, sólo respondía. Ya ni siquiera miraba a Mandy a los ojos porque me ponía triste. ¿Se podía ser más ridículo? Sí.
Dejé de comer bien, con suerte cenaba y ya no desayunaba. Estaba ojeroso y cansado, pero tenía insomnio. Me mareaba cada que me levantaba. Me la pasaba durmiendo por las tardes y despertaba sintiéndome más cansado que antes. Me dolía la cabeza a cada segundo del día. No hacía absolutamente nada de ejercicio. Ya no iba a ver los partidos de William...William. No le hablaba. Él intentó hablar conmigo normal los primeros días, pero desistió al ver que yo no cooperaba. El único que insistía era Dylan, pero de todos modos yo no hablaba con él. Ni con Bryce. Ni con mis papás. Incluso dejé de hablar con Hallie, me hizo como un millón de llamadas y no respondí ninguna, me envió mensajes mostrando que estaba muy preocupada, le dije que estaba bien y luego dejé de responder.
La directora estaba realmente preocupada por mí, enviaba a chicos de primero a llevarme comida, me hablaba en los pasillos, incluso llamó a mis padres. Era buena persona.
Yo en serio no sabía qué hacer, no podía salir de "Kick Buttowski: medio doble de riesgo" —así se llamaba la playlist que hice con William, mi perfil era el de Gunther Magnuson y el de él era, obvio, el de Kick— me la pasaba el día entero escuchando las canciones.
Lloraba cuando podía llorar, que era casi todo el tiempo. Comía cuando podía comer, casi nunca. Me cepillé los dientes unas seis veces en seis semanas. Me duché unas... ¿quince veces? Me estaba convirtiendo en un asco. Pero, ¿por qué tendría que esmerarme? No me interesaba absolutamente nada
Ahora bien, quedaba un día para salir de vacaciones y yo no había ni siquiera sacado mis maletas para comenzar a empacar.
De hecho, estaba casi dormido cuando mi celular sonó, no iba a revisarlo, pero algo dentro de mí me dijo que lo hiciera.Era un mensaje de Bryce preguntando si podía ir a mi cuarto a hablar conmigo, que era muy muy importante. Le respondí que sí, que lo esperaba y llegó en menos de cinco minutos.
—Hola, Em —cerró la puerta y se sentó en la orilla de la cama, yo ni siquiera había hecho el esfuerzo para levantarme—. ¿Cómo estás?
—No lo sé...
—¿Puedo saber qué pasa?
—Ni siquiera yo lo sé.
—Okay —se quedó en silencio y se acercó un poco más a mí para tomar mi mano—. No quiero decirlo.
—No quiero escucharlo
—No voy a dejarlo implícito.
—Y no quiero que lo hagas, pero no sé cómo prepararme para escucharte.
—Sabemos que esto no va hacia ningún lado, Em. Y créeme que aceptarlo y decirlo me duele muchísimo. Pero no podía dejarlo ahí, estar un mes sin hablarnos y regresar como si nada luciendo un título que ya no nos corresponde. No puedo.
ESTÁS LEYENDO
Summery
Teen FictionSummery: iluminado, cálido, soledad. Es una palabra bonita, además creo que define mi personalidad. Soy Emeth, aquí te voy a regalar un pedacito de mi historia, espero te guste, y si no, no te preocupes, a mí tampoco me gustó en su momento. fecha d...