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Después de Navidad, nos quedamos, como habíamos dicho, una semana más en casa de Bill.
Celebramos su cumpleaños yendo a escalar con sus padres y fue una experiencia por completo nueva y muy divertida.

Pero en algún momento debíamos volver a la escuela, por desgracia.

La primera persona que vimos cuando llegamos fue Dylan. Luego fuimos todos a buscar Amanda. Lo cual resultó en una terrible idea porque ella se lanzó a abrazar a William y le plantó un beso, entonces yo me enojé y dije que iría a buscar a Bryce. Así que cuando lo encontré, estaba enojado y él no sabía qué carajos.

—¿Qué pasa? —preguntó con cara de confusión.

—No pasa nada, amor. ¿Cómo te fue en tus vacaciones?

—Pues... —se notaba que no quería cambiar de tema, pero cedió—. Mamá llevó más plantas a la casa.

—Fucking hippies motherfuckers —le dije, como ya acostumbraba.

—¿Seguro que estás bien, Em? Te noto raro.

—Estoy bien, mucho mejor ahora que estoy contigo.

—Sabes... la hablé a mamá sobre nosotros...  espero que no te moleste —se rascó la nuca, nervioso.

—No me molesta —sonreí—. Y de verdad agradezco mucho que lo hayas hecho, eres tan, tan increíble —lo abracé y suspiré. No supe si de alivio o de miedo.

Me gustaba tener novio. Me gustaba salir con alguien casi a diario, tener una persona que estuviera conmigo todo el tiempo, a quien poder hacerle mimos y que me los hiciera a mí. Me gustaban muchas cosas sobre tener novio, pero ninguna me hacía sentir como "wow, tengo novio".

Y por favor no crean que sólo soy un asqueroso egoísta de mierda, porque le dije a Bryce y él me respondió que no importaba, que haríamos lo posible para poder cambiar eso para mejor.

Le prometí intentarlo, y en serio lo hacía. Pero era difícil.

Ese día volví a mi cuarto, tomé un cuaderno que nunca había usado y escribí en la portada la palabra "diario" tenía que servir de algo. O al menos, eso esperaba.

Querido diario...

No, demasiado cliché. Cambié de hoja.

Diario...

Tampoco. Volví a cambiar de hoja.

Me gusta Bill.

Sí, eso estaba bien.

Me gusta Bill. Y tengo novio. Y Bill no es mi novio. ¿Cómo puede gustarme alguien más que no sea mi novio?
Eso me hace una persona de mierda, ya sé. Pero es que es imposible que no me guste. Me dijeron que escribir esto me ayudaría a entenderme, espero, desesperadamente, que así sea.

Bien, eso me parecía suficiente.

Podíamos dar mi diario por inaugurado.

[...]

—Voy a reprobar.

—No vas a reprobar.

—¿A quién se le ocurre hacer examen sorpresa de química?

—A la profe de química.

—Y justo cuando había dejado de estudiar contigo, Dios mío, voy a reprobar.

—¡Que no vas a reprobar!

—Dios, de verdad espero que no.

Entramos al salón y nos sentamos en nuestro lugar. Mientras la profesora entregaba exámenes calificados y despejaba dudas.

SummeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora