26

11 3 6
                                    

—¿Han visto mi cargador? —le pregunté a mis papás una noche antes de regresar a la escuela.

Desde ~ese día había apagado mi celular y no lo había vuelto a encender, pero quería tener batería para el camino.

Encontré el cargador en mi mochila y conecté el celular, pero aún sin encenderlo y me fui a dormir.

Al día siguiente sonaron las alarmas y todos en casa nos despertamos. Ayudé a mamá a hacer el desayuno, arreglé mis maletas y mi mochila, guardamos chucherías para el camino y estuve una hora jugando con Tobey antes de irnos.

Hacía frío cuando salimos al auto.

Ya estando en camino encendí mi celular. De inmediato llovieron las notificaciones y wow, me sentí muy bien con eso. Hasta había mensajes de Bill.

No contesté ninguno, jeje.

En fin, llamé a Dylan, lo extrañaba muuuucho.

—MALDITO IMBÉCIL, POR FAVOR DIME QUE NO ESTÁS MUERTO.

—Hola, Dylan, no estoy muerto.

—¿QUÉ HACÍAS? ¿POR QUÉ TUS PAPÁS SUBIERON FOTOS TUYAS DICIENDO QUE TE AMABAN? ¿QUÉ PASÓ?

—Nada muy importante, todo bien, de hecho.

—ERES UN IMBÉCIL DE MIERDA.

—¿Sabías que todo esto lo están escuchando mis papás? Vamos al colegio, estamos en el auto juntos y tú estás gritando.

—Ay, no. Hola, papás de Emeth, ¿cómo van?

Mis papás se rieron y escuché que Dylan también lo hacía, qué lindo.

—Oye, gracias por preocuparte, en serio —él era quien más me había enviado mensajes. Tenía como 12,000 sin leer.

—Me hubiera gustado no hacerlo.

—Perdón, es que pasé por un mental breakdown muy denso.

—¿Ya estás mejor?

—Síp, lo estoy. Te hablo más al rato, necesito que me hagas un favor.

—¿Qué favor?

—Al rato te digo, byeee.

—Pe... —le colgué. 

Y luego me dormí. Aún me gustaba mucho dormir, además, me había levantado a las 4:00am, necesitaba un descanso.

Cuando desperté, estábamos en la última parada de la gasolinera, así que llamé a Dylan.

—Hola, ¿llegó Bill ya?

—Sí, ¿por?

—Es el favor. Necesito que lo sientes en la banquita frente a la recepción.

—Pero va a estar lleno de mocosos.

—Exacto, y tú tienes que encargarte de que esté solo, ¿va?

Lo escuché resoplar.

—Va, ¿a qué hora estás aquí?

—Llego en quince

Esos quince minutos los pasé de lo más nervioso.

Cuando llegamos me despedí de mis papás, los abracé muy fuerte y les dije que los iba a extrañar mucho.

Entré a la residencia y vi muuuchos rostros nuevos, al parecer los de primero eran como una plaga. Equis, yo buscaba uno en específico.

Cuando lo vi sentado en la banquita, tuve que detenerme y tomar un respiro acompañado de valentía.

Caminé y me senté a lado de él.

SummeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora