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—Emeth, vete al carajo —Dylan me aventó una palomita en la cara.

Después de una duuura semana de clases en la que lloré encerrado en el baño de la habitación absolutamente todos los días, Bill, Dylan, Amanda y yo decidimos ir al cine.

La película era taaan aburrida que sólo estábamos nosotros tres en la sala.

—Ven —Bill me tomó de la muñeca y me levantó del asiento para salir de la sala.

—¿A dónde vamos? —pregunté de forma casual aunque el corazón me estaba latiendo más rápido que cualquier auto que manejará Dominic Toretto.

Los últimos dos días me había pasado lo mismo cuando estaba cerca de él, no tenía idea de por qué.

Bueno... en realidad sí.

Todos los días llegó con un café para mí y, sí, el segundo fue mejor que el primero. Además, creo que notó que no me sentía muy cómodo con las demás personas y siempre se quedaba conmigo. Sábado y Domingo no se despegó de mí en ningún momento, exceptuando, claro, cuando debíamos ir al baño y al llegar al dormitorio.

—A comprar dulces —respondió a mi pregunta, aún no me soltaba la muñeca.

Caminamos hasta la zona de golosinas y compró una bolsa de gomitas de la que ambos comimos hasta que Dylan y Amanda llegaron.

—¿Por qué nos abandonaron ahí? —preguntó Amanda y le arrebató a Bill la gomita que se iba a comer.

—Creí que vendrían, pero noooo, se quedaron ahí a ver esa horrible película.

Los tres me miraron. Olvidé mencionar que yo había elegido la película, je.

—A mí ni me vean, ya saben que tomo malas decisiones.

—Bueno, ya vámonos.

Salimos del cine y caminamos hacia el campus.

Justo en el camino nos topamos a Phineas.

—Raro —se detuvo frente a mí—. Tomé tu camisa, limpias el desastre.

Y SE LARGÓ.

Apenas estaba terminando de procesar lo que había pasado cuando Amanda me tiró del brazo para caminar detrás de Bill. Caminaba muy rápido, pero ya no a la residencia, sino a la oficina de dirección.

—William, es tardísimo —le dijo Dylan antes de que llamara a la puerta.

—Me da igual —salió la directora y nos miró con cara de "wtf qué hacen aquí, mocosos insolentes"—. Buenas noches, directora.

—Buenas noches, joven Thompson, ¿pasa algo?

—Sí, sí pasa —él también tiró de mi brazo hasta dejarme frente a la directora—. ¿Conoce a Emeth?

—Sí... ¿sucede algo, señor Johnson?

—Ammm... —balbuceé pero Bill salió a mi rescate.

—Necesita un cambio de compañero o de habitación.

—Eso no es posible, William, es la primera semana.

—Es suficiente. Puede acompañarnos a revisar mientras le contamos todo lo que Phineas Becker ha hecho con Emeth y las cosas de Emeth durante estos, exactamente, siete días.

Miré a Dylan y Amanda, ambos tenían la misma cara de sorpresa que me imagino debía tener yo también.

—Bill, no es...

—Le cuento lo que acaba de pasar hace menos de cinco minutos. Nosotros caminábamos tranquilamente de regreso al campus cuando Phineas se cruzó con nosotros, llamó "Raro" a Emeth, no es la primera vez que lo hace, por cierto; dijo que tenía puesta su camisa y que limpiara el desastre. Aún no vemos qué desastre, puede acompañarnos, si quiere.

SummeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora