Capítulo 1

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El ruido del despertador del iPhone suena en mis oídos. Odio escuchar esa melodía. No es una música nada agradable que supongo que alguna persona quiera escuchar por las mañanas. ¿Enserio ya es la hora? Hace nada que me he acostado. ¿Por qué se pasan las horas tan rápido cuando duermes?

El pitido sigue sonando y harta de escucharlo estiro uno de mis brazos hacia la mesita de noche para apagarlo mientras que yo aún estoy medio dormida. El sonido se desactiva. Deja de sonar. Ahora hay silencio. Paz. ¿Y si sigo durmiendo? Tengo mucho sueño y no creo que por saltarme la clase de primera hora pase nada, ¿no?

No suelo saltarme ninguna clase, pero a medida que pasan los días cada vez me da más pereza asistir. Entre la flojera y que tardo una hora en llegar de mi casa a la universidad, e incluso a veces hasta más dependiendo del tráfico que haya en el día, me estoy replanteando más eso de faltar.

Me queda un año para graduarme, este es mi último curso. Bueno eso espero si no me queda ninguna asignatura pendiente. No creo que suceda. Me esfuerzo mucho en los exámenes y trabajos. Intento llevar todo al día porque si suspendo alguna tengo que pagar más matrícula al año siguiente y eso es un gasto que no puedo permitirme.

Mis padres murieron cuando yo era pequeña. Más bien los mataron. Pocos saben de la realidad porque no quiero que nadie lo sepa. Entraron en casa a robar cuando yo tenía 5 años. No me acuerdo de nada de lo que pasó ese día. Solo sé, bueno lo que me contaron, que mi padre intentó enfrentarse a los ladrones y claramente... todo salió mal. Me los arrebataron y a mí me dejaron viva. ¿Por qué? Eso me gustaría saber a mí. Supongo que prefirieron dejar a una niña abandonada, huérfana para que se pasase el resto de sus días sufriendo por la ausencia de sus padres. Eso era mejor idea antes que matarla.

Después de esa tragedia, he vivido todo este tiempo con mi abuela materna. Ella ha sido la única familia que he tenido. Me ha cuidado como una madre. Todo lo que he necesitado me lo ha dado. Su cariño. Su Amor. Todo. Ella me lo ha dado y no puedo estar más agradecida.

Al mudarme a Atlanta para la universidad le dije que no se preocupará por mí en cuanto al tema del dinero para mantenerme. Que yo misma me buscaría la vida. Ella ya esta mayor y obviamente no tiene le dinero suficiente para la universidad. Esto es demasiado caro por lo que antes de mudarme busqué un trabajo, y gracias a eso puedo vivir. No como si fuera una persona rica, pero con lo que tengo para mí es suficiente.

La vibración del móvil vuelve a sonar, pero esta vez no se trata del despertador sino del tono llamada. Alguien me llama. Genial. Son las 7 de la mañana. ¿Quién llama a estas horas? Cojo el móvil de la mala gana y con mi voz ronca de dormida contesto.

-¿Quién es? –debería a ver mirado antes la pantalla para ver de quien se trataba.

-Soy yo –es la voz de Ana, una de mis mejores amigas –Bella, ¿estás aun durmiendo? ¡No vas a llegar a tiempo a clase!

-No iré a primera –respondo a la vez que abro mis ojos y despertarme de una vez.

-¿Cómo?

-Lo que oyes –le confirmo parece que no lo ha escuchado bien o que –Estoy cansada hoy, tengo mucho sueño.

-Bella deberías buscar otro trabajo, te está afectando. No sé cómo puedes aguantar tanto.

-Ana, ¿podemos hablar luego? Necesito media hora más por favor.

-Está bien, pero cuando te vea vamos hablar muy seriamente de este tema. Anda sigue durmiendo, te quiero.

-Yo también te quiero –cuelgo la llamada para continuar descansando un rato más.

Sr. MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora