Podría escribir en un cuaderno la palabra estúpida tantas veces como sea necesario hasta que a mi cerebro se le quede bien grabado lo que estoy siendo en estos momentos. Desearía por un lado retroceder el tiempo tan solo cinco minutos para no dejar que mi boca pronuncie esas palabras, pero por otro lado si tengo que ser sincera no me arrepiento de ello.
En cierta parte es verdad.
Lo odio.
Odio cada actitud que ha tenido conmigo desde que entre en su empresa. Odio su forma de hablar como si tuviera todo el poder sobre el mundo. Odio que esa noche apareciese allí provocando después ese descontrol en mi vida. Odio su atrevimiento para alejar a su hermano de mí porque eso es lo que está haciendo. Parece como si estuviera celoso cosa que me parece absurda después de verlo hoy con esa mujer castaña. Pero creo que en el fondo lo que más odio ha sido descubrir que tengo algún tipo de sentimiento por él. Como dice Ana si no sintiese nada me hubiese dado igual y por desgracia no ha sido así.
Creo que estoy empezando a comprender la tan famosa frase que del amor al odio solo hay un paso. En mi caso del odio al amor. Igual no es amor la palabra exacta para referirse ya que aún no sé con certeza si es eso lo que siento y si lo es no puedo dejar que estos sentimientos vayan a más.
Tengo que pararlo como sea.
La expresión del hombre que tengo sentado enfrente de mí no me sorprende en absoluto. Es más, me preocupa bastante por el hecho de que acabo de decirle que lo odio a sus espaldas y se encuentra como siempre con esa expresividad de seriedad como si no le hubiese afectado. Por tanto, no me cuadra esta actitud en él ahora mismo. Esperaba que estuviese enfadado y entonces no sé si debería tener miedo o no de lo que pueda pasar.
-Con que me odias, ¿no? -es lo primero que suelta.
-No era mi intención...
-No era su intención decirlo, pero lo has hecho. Sabes señorita Harvins cuando alguien no quiere decir algo no lo hace.
Ahora el enojo es mío. ¡¿Por qué no me deja terminar cuando hablo?! Da por hecho lo que según él voy a decir. Como he dicho antes no me arrepiento de lo que he dicho en cierta parte lo que si me arrepiento es decirlo en el momento equivocado por haberlo escuchado. Asique eso es lo que voy hacerle saber.
-No era mi intención que lo escuchase es lo que quería decir.
-¿Y a todas las personas que odias también las besas?
Al momento mi cara toma otra expresión. ¿Cómo es capaz de hacer esa pregunta? Intento retomar la compostura. No voy a dejar que lo que sea que me diga me afecte y le haré saber que para mí eso fue insignificante.
-Usted me besó -le corrijo.
-Y usted se dejó.
Agg.
¡Maldita sea!
Esto sí que no me lo esperaba y hasta tengo que admitir y me de rabia hacerlo que en eso tenga razón. Me ha dejado tan callada que no tengo ni para seguir respondiendo.
-Si va a despedirme o castigarme o no sé qué es lo que tiene pensado, puede hacerlo ya.
Que me eche de las prácticas es una fantasía que no contemplo que se haga realidad a causa de la deuda que tengo pendiente con él. Por lo que descarto completamente esa opción.
¿Qué opciones me quedan?
Que me castigue entre todas las maneras que tiene de hacerlo de las cuales no se me ocurre ninguna idea.
-¿Despedirte? Eso es lo que desearías que hiciera, ¿no? -hace una breve pausa con la intención de ver si le contesto -Buen intento, pero no voy a darte ese placer. No entra en mis planes despedirte hasta que me debas todo mi dinero. Como tampoco contemplo la idea de castigarte.
![](https://img.wattpad.com/cover/314741581-288-k335748.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sr. Magnate
Roman d'amourBella Harvins, una hermosa joven de 22 años que está a punto de acabar la carrera en la universidad consigue una beca para realizar unas prácticas en una de las empresas más importantes de Atlanta. Rogers Coorporation. Lo que no espera es que el her...