Capítulo 27

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El coche avanza por las calles en plena oscuridad de la noche donde solo las luces de las farolas las iluminan. Devor, permanece en silencio sumergido en sus propios pensamientos al igual que yo. No me percato del tiempo que ha pasado desde que ha arrancado el motor del coche, pero de un momento a otro este se detiene. Contemplo el exterior desde la ventanilla y leo el cartel que hay justo al lado.

Es un hotel.

Desde donde estoy se puede ver una enorme fachada con muchos ventanales acristalados, pero desde fuera del edificio no se permite dejar ver su interior. El coche vuelve a ponerse en marcha cuando el portón se abre al pasar Devor una tarjeta por el sensor.

Al momento de ingresar, me doy cuenta que este hotel es algo diferente a lo que he estado acostumbrada ver. Un largo pasillo como si se tratarse de un parking subterráneo. En ambos lados hay puertas de garaje donde cada una de ellas se encuentra enumeradas. Más adelante una de las puertas ya se encuentra abierta y por tanto Devor se adentra para aparcar allí el coche.

-Bueno mi trabajo termina aquí -me acerca con su mano la misma tarjeta que ha utilizado antes -Arriba está la habitación.

Extrañada me bajo sin preguntar por qué ha decidido traerme a un hotel si supuestamente íbamos a ir a cenar. Le doy un gracias por haberme traído y este sale de nuevo por donde ha entrado. Un minuto después la puerta se cierra completamente dejándome sola en este lugar.

En cuanto piso el primer escalón de las escaleras que se ubican a un lado del aparcamiento, unas luces del bordillo las hacen iluminar. Al llegar arriba paso la tarjeta por otro sensor e inmediatamente el acceso se abre pudiendo ver una habitación de ensueño.

Lo que primero me llama la atención es el olor del aroma de unas rosas colocadas justo al lado de la entrada en una pequeña mesa acristalada. Más adelante un salón de gran tamaño está decorado de una forma bastante elegante. Sin embargo, lo que más me deja impactada es lo que veo por el gran ventanal acristalado.

Una piscina.

Si, una piscina privada en la propia habitación.

Esto sí que no lo había visto en mi vida.

El suelo de alrededor de ella es de un mármol en tonos grisáceos y el hecho de que se vea iluminada es debido a que en sus bordes posee pequeñas luces. Al otro lado del salón que también se conecta por otro ventanal de la piscina se encuentra una cama enorme blanca adornada con sábanas de satén. Encima hay una caja blanca con un lazo de igual color. Voy hacia ella y cuando la abro se trata de un precioso conjunto de bikini en color azul eléctrico.

Todo esto es una pasada.

En cambio, él no está aquí. Aunque sea impresionante este sitio, no me siento del todo bien al no poder dejar de darle vueltas al asunto. Además, ¿por qué ha reservado un hotel teniendo una casa igual de impresionante?

No lo entiendo.

Queriendo tomar un respiro de mis propios pensamientos y dudas decido ponerme el bikini y meterme en la piscina. Incorporo el pie en el agua. No esta fría, está a una temperatura normal. El sonido del agua mientras nado me envuelve creando un ambiente relajante. Llego al final de la piscina después de un rato y me detengo apoyándome en uno de los bordes.

Mi mente vuelve activarse.

¿Por qué tarda tanto?

¿Dónde habrá ido?

Son las preguntas que más se repiten en mi cabeza junto con el por qué ha querido ocultármelo. Es inquietante, me hacer crear una inseguridad y no me gusta nada tener esta sensación.

Sr. MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora