Capítulo 25

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Cuando Liam vuelve a la habitación tras haber hablado un buen rato con el médico, me informa que todo está bien por ahora y que no debemos preocuparnos de nada. Si esta noche no hay ningún problema puedo volver a casa mañana siempre que mantenga reposo por unos días hasta que vaya de nuevo para hacerme una revisión y comprobar que todo sigue en orden.

Acto seguido Liam toma una de las sillas colocándola lo más próxima posible a mí. Con sus manos agarra la mía con ternura depositando un beso en ella con sus labios.

-Lo siento tanto.

-No quiero que te lamentes, por favor.

Se acerca a mí deteniéndose a centímetros para decirme:

-Jamás volveré a dejarte sola, ¿me oyes?

Siento un nudo fuerte en la garganta haciendo que mis ojos se llenen de unas cuantas lágrimas. No quiero que se lamente por lo ocurrido, pero en realidad deseé que él estuviera allí conmigo para que me protegiera.

Segundos después me aferro a él abrazándolo. Me derrumbo dejando escapar las lágrimas que se deslizan sobre mis mejillas. Sus brazos cálidos me rodean mientras susurros tranquilizadores llegan a mis oídos. 

Una vez que me recobro un poco siento tanta comodidad y tranquilidad entre sus brazos que no quiero separarme de él. De ese modo, Liam se tumba junto a mí, yo me recuesto sobre su pecho y sintiendo ese cobijo que necesito en estos momentos me quedo profundamente dormida mientras sus dedos acarician mi cabello.

Sin darme cuenta del tiempo que ha pasado, al abrir de nuevo mis ojos tras una siesta veo que él sigue a mi lado. No se ha movido en todo este rato que he cerrado los ojos. A diferencia de unos segundos, ahora es él quien se encuentra durmiendo plácidamente.

Acerco mi mano a su rostro dejando una caricia a la vez que lo contemplo mientras noto como su pecho se mueve suavemente al son de su respiración. Nunca lo había admirado tan así como lo estoy haciendo en este instante. Su pelo castaño cae sobre su frente, sus labios forman una línea recta y su camisa azul esta desabrochada por algunos botones.

La belleza que tiene este hombre es admirable. Al observarlo siento una abrumadora sensación de paz, con él me siento segura y pensar que hace días le dije que lo odiaba hace que se me escape una leve sonrisa tonta.

Como han cambiado las cosas.

Me quedo mirándolo unos minutos más hasta que sigilosamente me levanto para no despertarle. Voy en busca de mi bolso para agarrar mi móvil y cuando lo encuentro colgado en uno de los percheros de un armario mi cara cambia totalmente al ver las ciento de llamadas que tengo de mis amigos. Incluso llamadas de mis compañeros de piso.

Madre mía soy un desastre.

Estarán preocupadísimos, me van a matar.

Me adentro en el baño para no despertar a Liam y llamo uno por uno contándoles en cierto modo la verdad sobre lo que me ha pasado. Que me he dado un golpe en la cabeza, pero me han dejado en observación esta noche por si acaso. Cuando los vea a solas seré sincera con todos ellos porque creo que va siendo hora de decir toda la verdad y poder desahogarme puesto que todo ha terminado.

También les he pedido disculpas por haberlos preocupado más de la cuenta y como todos querían venir al hospital inmediatamente después de decirles que estoy aquí, les he comentado que no hacía falta que ya estaba bien acompañada y que posiblemente mañana me darán el alta asique mañana vendrán todos al piso y así conocerán por fin a mis compañeros.

Al finalizar todas las llamadas, vuelvo a la habitación donde aún Liam sigue durmiendo en la misma posición que lo deje. Me tumbo otra vez a su lado y cuando lo hago veo como su cuerpo se mueve. Sus ojos se abren despacio encontrándose con los míos.

Sr. MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora