Varias semanas han pasado con algo más de tranquilidad. Aunque esté un poco calmada por mi situación noto que todavía quedan algunos problemas que debo afrontar como, por ejemplo, bueno, mejor dicho, es mi principal preocupación: conseguir dinero.
No, aún no tengo otro trabajo y el casero del piso ya se ha puesto en contacto conmigo diciéndome que si no voy a poder pagarle el mes siguiente debo buscarme otro lugar más asequible en donde pueda quedarme. De modo que la única solución que he encontrado es compartir piso y eso es lo que voy hacer.
Me mudo de apartamento a final de semana. He logrado encontrar un anuncio en Internet más o menos en condiciones a mis necesidades y obviamente a mi bolsillo. No era lo que yo hubiese querido, pero tendré que compartir piso con dos chicos. A mi parecer se ven buenos chicos por lo que he podido conocer de ellos el otro día cuando fui a ver el apartamento.
En relación con el magnate no hay grandes novedades. Desde lo ocurrido en el ascensor y luego de venir hablar las cosas a mi casa no hemos tenido mucho más contacto. En este tiempo apenas lo he visto por la oficina o en su despacho. No ha mandado a llamarme para nada, solo me envía las tareas por el correo como si estuviese evitándome. Supongo que habrá querido mantener distancia conmigo y puede que hasta lo prefiera así.
Hoy es lunes, empieza la semana y como siempre he ido a la universidad por la mañana y en este mismo instante estoy de camino para comenzar mi tarde de trabajo en Rogers Coorporation.
-Bella –alguien dice mi nombre cuando estoy a punto de entrar por la puerta del edificio.
Al darme la vuelta me da mucha sorpresa verle. Ahora que caigo hace tiempo que no lo he visto por la empresa y ni siquiera me había acordado de él.
¿Cómo he podido olvidarme?
-¡Alex! –exclamo -¿Cómo estás? Hace mucho que no te veo.
-Estoy bien –me responde con una sonrisa encantadora –He estado de viaje de empresa por eso no me has visto.
Ahora todo me cuadra, aunque mi cabeza no se haya acordado de su ausencia.
-¿Y qué tal te ha ido?
-Trabajando la mayor parte del tiempo, pero todo ha ido genial.
-Me alegro –digo esbozando una sonrisa.
-Sabes... tenía ganas de verte –me confiesa a media voz y asimismo empiezan a salirme los colores.
¿Por qué me dice eso?
-¿Interrumpo algo?
¡Maldición! La voz firme y rígida del magnate me asusta a mis espaldas. Liam y Alex se fulminan con la mirada por unos segundos sin decir nada.
-Solo estamos hablando –yo informo puesto que Alex no le contesta.
¿Se llevarán mal? ¿Por qué se miran de esa manera?
Ahora que recuerdo en mi primer día note cierta tensión entre ellos cuando Alex vino a mi despacho. Yo creo que algo está pasando y mi instinto de curiosa necesita descubrirlo.
-¿Entramos Bella? –Alex me sugiere a lo que yo acepto dejando al magnate solo en la puerta de entrada mientras que noto como nos observa.
-Oye Alex... ¿pasa algo entre ustedes dos? –pregunto cuando nos introducimos en el ascensor.
Este guarda silencio por un momento.
-No nada, solo son cosas de hermanos –tan solo me cuenta eso. Deduzco que no quiere contarme el verdadero motivo por lo que no seguiré preguntando. No creo que consiga sacárselo.
Después cada uno nos fuimos a nuestro lugar de trabajo. Horas pasaron sentada en mi silla y mesa de trabajo a base de elaborar informes y ordenarlos como el señor pidió que se hiciera. En este momento tengo la necesidad de ir al baño por lo cual me dirijo hacia los aseos al mismo tiempo que me sirve para despejarme, aunque sea unos minutos.
Al paso ojeo los mensajes que he recibido en mi celular de mis amigos y contesto a algunos de ellos. Entro en el cubículo y cuando ya he terminado y a la par que estoy lavándome las manos el tono de llamada de mi móvil suena. Centro la vista en la pantalla y es un número que desconozco, no lo tengo guardado entre mis contactos. Tengo un duelo entre aceptar o no la llamada, pero decido finalmente que sí.
-¿Diga?
-Hola, ¿es usted Bella Harvins?
-Sí soy yo, ¿quién es?
-La llamo desde el hospital, su abuela acaba de ser ingresada.
Al instante una sensación aterradora comienza a invadirme, el corazón deja de latirme por segundos, la respiración se me corta y todo mi cuerpo comienza a temblar del pánico.
-¿Qué...? –murmuro.
<<No...no... No puede ser cierto>>
-Ha sufrido un infarto, pero hemos conseguido estabilizarla – oigo como sigue hablando a través del teléfono, pero yo estoy tan paralizada que no puedo dar ninguna reacción -¿Hola? ¿Sigue ahí? –dice al no percibir ninguna respuesta por mi parte.
-Sí... si...go aquí – tartamudeo -Iré lo más rápido que pueda –consigo hablar trabándome con la lengua.
Deprisa y corriendo salgo de los aseos al colgar la llamada en dirección a buscar al señor Rogers para informarle que tengo que irme inmediatamente. Entre los nervios y lo agitada que estoy como no voy mirando al suelo tropiezo, pero afortunadamente no llego a chocar contra este porque unas manos me agarran evitando la caída.
-Hey, ¿A dónde vas tan acelerada? –es la voz de Alex.
-Tengo que hablar con tu hermano.
-¿Qué pasa Bella?
-Lo siento, no tengo tiempo ahora Alex –respondo acelerada, pero cuando intento seguir mi camino este vuelve agarrarme.
-Mi hermano ahora está en una reunión importante, no puedes presentarte.
-Alex, tengo que irme urgentemente.
Mi cabeza empieza a dar vueltas.
<<Esto no puede ser real. Mi abuela no, por favor>> suplico para mí. Entonces en ese momento empiezan a llenarse mis ojos de lágrimas.
-Dime qué ocurre –exige con preocupación.
-Acaban de llamarme del hospital, mi abuela... acaban de ingresarla. Necesito estar con ella –la voz se me rompe al hacerse un nudo en mi garganta.
Alex viéndome en este estado me lleva hacia un lugar donde nadie nos pueda vernos. Yo ahora mismo lo que siento es terror. Terror de poder perder a la persona que más quiero, lo único que me queda. Ya perdí a mis padres de pequeña y si le llega a pasar algo ahora no sé qué haría, no quiero ni imaginarlo. Nunca antes había estado tan asustada en mi vida. Es la peor noticia que he podido recibir.
-Eh mírame Bella –susurra Alex agarrándome el rostro con sus manos. Yo me rompo a llorar a lágrima viva, el dolor que siento en mi interior es horrible.
-No puedo perderla...
-No la vas a perder, ¿vale? –intenta consolarme -Venga vamos te llevaré al hospital.
-Alex el hospital no está en Atlanta.
-¿Dónde está?
-En Milton.
-No te preocupes, te llevaré –afirma como si no fuera importante la distancia.
-No tienes por qué hacerlo. Solo dile a tu her... -no me deja terminar porque me interrumpe con su firme voz.
-Bella escúchame –mis ojos humedecidos por las lágrimas se clavan fijamente en los suyos para luego decirme -Quiero hacerlo.
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Sr. Magnate
Storie d'amoreBella Harvins, una hermosa joven de 22 años que está a punto de acabar la carrera en la universidad consigue una beca para realizar unas prácticas en una de las empresas más importantes de Atlanta. Rogers Coorporation. Lo que no espera es que el her...