capítulo 16. (La cena.)

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Si hubiera aceptado la comida que me daba el Rey, no estuviera con hambre,-¿Cómo iba aceptar la comida de ese idiota?-prefiero tener hambre, creo que ya me traerán el menú de la casa-esa salsa fea- pero algo es algo.

Escucho que están abriendo la puerta, ya ha de ser hora de comer.

-Sígueme -es el guardia.

-Y, ¿ahora para qué?

-El Rey la llama

Y que va a querer ahora, hago mala cara y salgo sin necesidad que me agarren del brazo. Caminamos hasta donde se encuentra el Rey. Que es en el mismo lugar de hace rato, y de la misma manera que la vez pasada, él está comiendo-esto ya se volvió una tortura.

-Hola Valeria-me sonríe.

-¿Ahora que quiere?

-¿Qué te hace pensar que quiero algo?

-Siempre me llamas cuando quieres algo.

-No es vedad.

-Sí, lo es.

-No, pero bueno, ¿Quieres cenar conmigo?-me hace una señal para que me siente en el asiento que está enfrente de él.

Yo frunzo mi seño extrañada-¿Para qué?

-Solo quiero compañía -Me sonríe de lado.

Me siento en donde él me ha indicado, en la mesa hay de todo, fruta, carne, vino, vegetales y más cosas que nunca había visto en mi vida, pero en esta ocasión voy a comer de todo porque tengo demasiada hambre.

-Adelante, come- dice el.

Solo eso me basto para empezar a comer como no hubiera un mañana, el solo me observa mientras yo agarro de todo y me lo meto a la boca sin ninguna pena -ni me da pena, es como si nadie me estuviera viendome, y es todo lo contrario, tengo muchos ojos puestos en mi, mientras yo devoro el banquete que me han puesto.

Agarro un poco de vino después de terminar de comerme la carne y unos vegetales, y lo observó, él no ha comido nada y tiene un semblante serio.

-¿Tu no comerás?- le pregunto incrédula

-No tengo mucha hambre- será que me esta dando veneno o algo, ya me asuste, así que trago con dificultad

-Bueno- digo como si fueran mis últimas palabras, pero observó de nuevo el banquete que esta demasiado delicioso, así que no me importa morir de esta manera.

Sigo comiendo como si nada mientras siento su mirada.

-Tenías mucha hambre.

Me detengo para observarlo de nuevo.

-Si, después de solo pasar comiendo esa salsa con pan.

-¿Salsa?

-Sí, eso dan.

-No es salsa, es sangre.

-¿Qué?- siento como que vomitare todo lo que he comido.

Él se empieza a reír, de seguro es por la cara de espanto que debo de tener.

-Sí, es sangre de Truposht- dice riendo.

-No lo puedo creer-Ahora si siento que voy a vomitar.

Él se está riendo a carcajadas.

-¿Por qué dan eso?- digo horrorizada.

-¿Y qué querías?¿Que les diéramos a los prisioneros nuestro mejor banquete?

-No, pero tampoco eso.

-Es eso o nada.

-Eres un idiota.

El cambia su gesto a uno muy serio.

-Guardia, llévela de nuevo al calabozo.

Como que esto ya se está haciendo costumbre.

UN AMOR EN SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora