capítulo 18. (El baño)

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Me hacía falta un baño desde hace días, desde que salí del reino del Rey Nerobius no había tomado uno, pero hoy se llegó el día de tomarlo

Aquí se toma el baño en una "alberca" esta al lado trasero del palacio, es de un color gris, se mira bastante profunda, no quiero meterme, me da miedo, ¿será que puedo conseguir algo para poder agarrar agua y echármela sin necesidad de meterme? No creo, además no veo nada que me pueda servir -Pienso un momento en lo que haré- ya se lo que puedo hacer, además creo que es la única opción, me siento en la orilla de la "alberca" y empiezo a agarrar agua con ambas manos y me empiezo a "bañar", me lavo la cara, el cuello, las axilas y ahora no sé cómo seguirme lavando el resto del cuerpo, así que miro el fondo de la "alberca" y se mira negro, no se alcanza a ver el fondo, pero no puedo seguir así de sucia y creo que ya sé que hacer, -espero que esto no salga mal- me siento en el borde, meto mis pies y luego empiezo a sumergirme con cuidado, sosteniéndome siempre del borde con las manos, y logro meter todo mi cuerpo, solo me queda la cabeza y las manos libres del agua, no puedo tocar tierra, toco la pared con los dedos de los pies y está muy lisa - ya me asuste- así que hago fuerza con mis manos para poder salir y no puedo -estoy entrando en pánico- intento hacer fuerza con mis pies, topándolos a la pared para hacer fuerza con estos y se me deslizan  haciendo que me suelte del borde y así cayendo al agua, empiezo a intentar nadar y no puedo, siento que me hundo, ya estoy empezando a tragar agua, intento gritar pero el agua no me deja, siento que me muero, puedo tocar la pared, intento sujetarme pero me resbalo, es demasiado lisa. Cuando siento que alguien me agarra de la muñeca y me saca del agua, cuando estoy afuera empiezo a toser -hasta estoy llorando- cuando veo quien fue el que me saco, es el Rey, tiene su ceño fruncido y sus labios apretados.

-Gra...cias.-Digo sin poder formular la palabra, porque ni respirar bien puedo.

-Eres tonta, o, ¿qué?- me dice enojado.

-No.

-Pero eso parece.

Bueno, ya me enojo, esto le puede pasar a cualquiera. O, ¿no?

-Fue un accidente -digo frunciendo mi ceño y con voz firme.

-¿Acaso no puedes nadar?

-No.

-Y,  si no puedes, ¿Por qué te metes?

-porque me quería bañar.

-Y, ¿Por qué no fuiste a la regadera?

-Regadera- repito incrédula.

-Sí.

-No sabía que habían.

-Pues ahora lo sabes, para que no te vuelvas a meter acá.

-Bueno, lo tomare en cuenta, ¿Dónde está?

-Dentro del palacio.

-sí, ¿pero en qué parte?

-En la parte de regaderas.

Y solo eso dice y se va, sin decir nada mas.

UN AMOR EN SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora