capítulo 21. (La noche)

33 7 1
                                    

La noche esta hermosa, se ven las estrellas que iluminan el cielo oscuro, el viento mueve mi cabello de una forma sutil que hace que cierre mis ojos.

-Esta hermosa la noche.

Elam hace que abra mis ojos de golpe y veo hacia atrás, donde él se encuentra.

-Sí, lo está- Le dedico una sonrisa.

-Disculpa por haberte dejado hace rato, tenía que solucionar un problema.

-¿Lo solucionaste?

-Sí, ya está todo arreglado, Los Troposht ya no serán un problema.

-¿Por qué lo dices?

-Porque los mandamos hacia otra dirección.

-Que bien.

Me giro para seguir apreciando el cielo, y él se acerca donde yo me encuentro. Nos encontramos con una distancia prudente.

-Valeria -cuando escucho mi nombre hace que me gire hacia donde él está, y lo tenga de frente- ¿Te puedo hacer una pregunta?

Veo como se tensa y pone un semblante serio.

-Sí-Digo con curiosidad.

-¿Extrañas a Amice?

Eso me pone en que pensar. Bueno, el piensa que yo soy algo de Amice, pero nunca creí que me preguntara eso.

-No.

-¿Ustedes no se iban a casar?

Eso me hace sonreír de lo irónico que suena.

-Eso quizá fue hace más de un siglo.

-¿Ya no sientes lo mismo por él?

-¿No sabes la historia?

-¿Cuál?

-Cuando desaparecí.

-Sí, la sé, pero pensé que hoy que tú has vuelto, tú y el seguían juntos.

-Eso es lo que todos pensaron, pero no.

-¿Por qué?

-No me recordaba de nada, y cuando puede recordar me di cuenta que Amice nunca sintió lo mismo que yo sentía por el. Porque siempre estuvo. Bueno, esta, enamorado de...

No me deja terminar.

-Anecet.

¿Cómo es que él sabe eso?

-¿Cómo sabes eso?

-Todos lo saben.

-¿En serio?

-Sí. Creo que solo tú no lo sabias.

-Ya me di cuenta.

No puedo creerlo, fui la única boba que no sabía de eso.

-Pero ella a el nunca lo ha querido de la misma manera que el a ella.

-Sí, lo sé, solo me utilizo para olvidarla- Le doy una sonrisa triste.

-Es un bobo, yo jamás haría eso.

-¿utilizar a alguien?

-utilizarte a ti.

Lo miro extrañada por lo que acaba de decir, y él me mira fijamente a los ojos, luego baja su mirada hacia mis labios y veo como traga saliva y se tensa. Al igual que yo, veo sus labios, son tan rosados y gruesos que solo de imaginarme besándolos se me acelera el corazón.

Valeria que haces, deja de pensar esas cosas.

Me acerco a él, quedando demasiado cerca, veo como el agacha su cabeza y yo levanto la mía para observarlo mejor, puedo sentir su respiración, él tiene un semblante serio. Observo la pequeña herida en su labio.

-Casi no se te nota

-¿El qué?

- Tu herida.

-Te dije que no valía la pena.

-Toda herida vale la pena.

Me sonríe, y le veo un brillo es sus ojos que nunca se lo había visto. Bueno, tampoco es que lo conozca tanto, pero de la que estoy acá, jamás lo había visto así.

-Gracias Valeria.

-No es nada.

-Claro que es algo, nadie se había preocupado por mi así.

Eso hace que mi corazón lata más fuerte.

-¿En serio?

-Sí.

-¿Nunca has tenido a alguien especial en tu vida?

Él sonríe y se gira hacia enfrente.

-No, creo que no hay nadie especial para mí.

-¿Por qué dices eso?

-Yo no he nacido para que me amen, ni para amar Valeria, el amor es una farsa. Solamente es para gente débil que quiere sufrir.

-Eso es mentira.

-Tú me dices que es mentira, cuando tú misma lo has comprobado con Amice.

-Eso es diferente.

-A ver, ¿Por qué?

Me mira con una sonrisa irónica que no me gusta para nada.

No logro decir nada, me quedo callada pensando en que decir.

-vez que tengo razón. Si no hubieras amado a Amice, él no te habría hecho sufrir, no hubieras sido débil.

Eso pasa cuando amas, le das el poder a la otra persona de hacerte daño,  mostrarte impotente y débil ante esa persona, yo no puedo mostrarme débil ante nadie Valeria.

Eso me hace pensar en algo.

-Pero. ¿Nunca has pensado en tener un heredero?

El solo sonríe.

-Claro, y lo tendré, pero para eso no es necesario amar a alguien o casarme, simplemente decirle a una mujer que tenga sexo conmigo, que quede embarazada y así ya tengo mi heredero, sin amar y ningún compromiso de hacer a una mujer mi reina.

-Eso es despiadado.

-No, eso es tener una buena inteligencia.

Esto es demasiado, creí que él era diferente, no así de desgraciado. Y solo de pensar que hace unos minutos estuve a punto de besarlo.

-Bueno, como tú digas, me tengo que ir a dormir, feliz noche.

No dejo que ni me conteste y me voy a toda prisa, ya no quiero estará ahí con él.

UN AMOR EN SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora