QUINCE

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EL entrenador Cash nos había reunido a todo el equipo en el gimnasio. Había colocado sillones y sillas formando un círculo para que pudiéramos vernos los unos a los otros. No tenía ni idea de lo que tenía en mente, pero sí sabía que no iba a acabar bien.

— Viendo los recientes problemas en los entrenamientos, la psicóloga del equipo y yo hemos tomado una decisión. No sé si sabréis lo que son los grupos de apoyo, pero vais a intentar algo parecido. Hoy estáis aquí para desahogaros. Con calma.

Nadie dijo nada en un buen rato. Cash se cruzó de brazos pacientemente, observando nuestras caras.

La sala estaba dividida: Milan, Peep y Axel querían decir algo, pero eran conscientes de que el problema debía solucionarse de otras maneras, Kenma estaba prácticamente quedándose dormido, Daymen era demasiado orgulloso como para comenzar a hablar, Rylee y Faith no tenían mucho que opinar al respecto y Brandon estaba enfadado con todos nosotros tan solo por respirar su mismo aire.

Nadie movió ni un solo pelo y pude jurar que escuchaba el aleteo de una mosca desde algún extremo de la habitación. Al ver que ninguno quería comenzar la conversación, decidí comenzar yo. Me aclaré la garganta y me estiré, colocando los codos sobre las rodillas.

— Sois tan sumamente egoístas, inmaduros y cabezotas que no os dais cuenta de que si dejarais de lado vuestros problemas inexistentes seríais uno de los mejores equipos de Estados Unidos. Discutís por el simple placer de hacerlo y en lo que deberíais preocuparos es en que estamos a dos jugadores de no poder seguir en la Liga, no en ser unos malditos maniáticos del control. Muchas gracias.

Daymen me miró intentando dejar claro que me consideraba un idiota y Brandon hizo como si no hubiera escuchado nada. No tenía claro qué era exactamente lo que les había hecho, pero no entendía por qué ellos me tenían tanto resentimiento. Sorprendentemente, el siguiente en hablar fue Kenma.

— Cada día empezáis a veros más como dianas.

Era la primera vez que le escuchaba hablar con el equipo y tuve que contener una carcajada. Faith, sentada a su lado sobre el reposabrazos del sillón, suspiró y se aclaró la garganta.

— El problema aquí es que os odiáis sin motivo. Entiendo que haya personalidades que no estén hechas para llevarse bien, pero existe algo que se llama respeto y educación, algo que parece que nunca os han enseñado y que no tenéis.

Estaba de acuerdo con ella. A veces, Faith parecía ser la única con dos dedos de frente. Todavía no me había esforzado en hablar con ella porque me hacía sentir incómodo. Quiero decir, parecía un puto cupcake de fresa, pero la había visto sobre el hielo. Tan solo era la portera suplente, pero ninguno de nosotros sabíamos realmente de lo que era capaz, y eso me hacía ser reticente.

— Odio cuando os escucho decir '¿Por qué te gusta tanto pelear?' — continuó Bran. — Porque sí, me gusta. Así es como funciono. Es lo que he hecho toda la vida. Yo no os pregunto a vosotros '¿Por qué sois tan ruidosos?' '¿Por qué no paráis de hablar nunca?' Sois jodidamente cansinos.

Pude escuchar el suspiro de Cash y como se le iba acabando la paciencia poco a poco. La conversación no estaba yendo como nadie desearía. Daymen fue el siguiente en hablar.

— Yo la verdad es que no os odio. No me importáis lo suficiente como para hacerlo. Solo os he perdido todo el respeto y no tengo nada más que deciros.

Fantástico. Preciosa aportación, desde luego. Por lo menos era algo bueno saber que no nos odiaba aunque tampoco sirviera de mucho.

— Si les has perdido el respeto es porque tuvo que haber un antecedente. — dije. — No conozco muy a fondo vuestra vida pero, por lo que me han dicho, siempre habéis sido así.

Moon and SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora